El viraje del corcholatómetro
Susana Solís Esquinca/Ultimátum
De acuerdo con dos encuestas, una de Runbrum y otra de México Elige -ésta última fue una de las que más atinó al resultado en el Estado de México- ya ponen en ligera ventaja a Marcelo Ebrard frente a Claudia Sheinbaum, oscilan entre 3 hasta 5 puntos de ventaja que ponen en empate técnico a ambos suspirantes.
Si bien Sheinbaum tiene mayoría con los simpatizantes morenistas, Marcelo lo tiene entre la opinión pública general; lo que significa que Ebrard ha sabido dar golpes mediáticos certeros desde que fue el primero en inscribirse en la carrera hacia la candidatura presidencial.
La última sorpresa lo dio ayer cuando propuso crear la secretaría de la 4T y poner como titular a Andrés López Beltrán, hijo del presidente AMLO; un anuncio que no gustó a sus seguidores sin partido, pero cuyo mensaje era para los morenistas que hoy están volcados hacia la exjefa de gobierno de la Ciudad de México y por supuesto para el propio mandatario, cuyo guiño no pasará inadvertido ya que la promesa es no solo continuar con sus obras más importantes, sino hasta crear una infraestructura oficial para garantizar su conclusión y continuidad y quien más que el poderoso “Andy” para encargarse de la tarea del padre. Pretende convencer a la familia morenista y a la familia de López Obrador que es de fiar.
Mientras tanto Sheinbaum ofrece transformación con sello propio, un mensaje muy ambiguo con el cual busca marcar diferencia ante el embate de comentarios misóginos que es una calca del presidente, no obstante que todas las corcholatas también imitan a López Obrador pero solo ella es criticada por condición de género. Sin embargo, el lema no ha calado.
MÍTINES NO ES IGUAL A POPULARIDAD Y MENOS VOTOS
Las corcholatas chiapanecas ya están en lo suyo y encabezan sendos mítines por aquí y por allá, sin embargo, lo que al PRI le funcionó publicitariamente durante 70 años no es lo mismo ahora con una sociedad con mayores medios para informarse, es decir los acarreos y compras por asistencia a los actos públicos ya no engañan a respetable que lo mismo cobra por ir a un mitin de uno u otro político o política.
Recuerdo un anécdota de campaña en San Juan Chamula que fueron los mismos, en el mismo lugar, los que llenaron los eventos de campaña de uno u otro candidato; y eso era demostrable en las fotografías que se publicaron en su tiempo. Los mítines no sirven para medir la popularidad y mucho menos garantiza votos, solo demuestra la cantidad de dinero que se avienta para poder llenar los escenarios.
Las y los mexicanos, igual que las y los chiapanecos creen tan poco en los políticos y políticas que saben bien que se adelantaron los tiempos y con ello mejora la época de cosecha para asistir a cuanto mítines les inviten y les paguen, de tal forma que los engañados son los candidatos o candidatas, ya no el pueblo, que usa los eventos para mejorar su economía familiar.
That’s All.
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