Nueva mafia del poder
Alejandro Moguel/Ultimátum
Para quienes están en el poder político, el de antier fue el festejo de cinco años de un gobierno de transformación. Para otros, fue la conmemoración de cinco años de estar echándole la culpa a Felipe Calderón de todos los males de México.
Da tremenda pereza hablar de su acto en el Zócalo de la CDMX, porque se repiten los patrones: acarreados, acarreados y más acarreados. El trillado discurso: que es de sexenios anteriores la culpa de todo lo malo que hay en México. Pero ¿qué ha hecho él en cinco años?
Es muy difícil hacer un balance objetivo de los logros alcanzados por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador a lo largo de cinco años de haber estado en funciones.
¿Acabó con la impunidad? No. Ahí sigue. ¿Acabó con la corrupción? No. Por el contrario, la solapa, como el caso Segalmex, Bartlett, sus hermanos, sus hijos.
¿Acabó con la pobreza? No. Al año pasado había tres millones de pobres más que cuando recibió el sexenio.
¿Acabó con la inseguridad? Tampoco, el suyo ha sido, hasta ahora, el sexenio más sangriento, con más muertos y delitos dolosos que el periodo de Calderón, a quien se le achacaba más asesinatos de ese tipo.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en mayo pasado el sexenio de Andrés Manuel López Obrador ha superado los 156 mil 066 casos de homicidio del sexenio anterior, a cargo de Enrique Peña Nieto. Esto posiciona el sexenio actual como el más violento de la historia moderna de México.
¿Hay crecimiento económico? Mucho menos. Cinco años después del inicio del presente sexenio y después de haber terminado la pandemia del Covid19, México todavía no recupera sus niveles de crecimiento de antes de esa calamidad generada por el coronavirus.
Luego entonces, ¿los mexicanos tienen algún motivo para celebrar en este quinto aniversario del triunfo en las urnas de Andrés Manuel López Obrador? Yo creo que solamente tienen algo que festejar los morenistas, los funcionarios públicos que están pegados a la teta presupuestal, que están gozando de todos los demás privilegios del gobierno y quienes son siempre proclives al servilismo.
El tabasqueño únicamente resalta a sus cuatro obras insigne: Tren Maya, refinería Dos Bocas, el aeropuerto Felipe Ángeles y el tren Transístmico. Ninguna de las tres está en funciones a cinco años de haber iniciado el gobierno lopezobradorista.
Por el contrario, el pueblo de México perdió más de 180 mil millones de pesos con la cancelación del aeropuerto de Texcoco y perdió más de cien mil millones con la construcción de un aeropuerto inservible, el Felipe Ángeles.
La refinería Dos Bocas que ya fue inaugurada también pero que no está funcionando; el Tren Maya que debe ser inaugurado en diciembre próximo, sin embargo, testigos de las obras comentan que no va para cuándo y el tren Transístmico, que tampoco sabemos a ciencia cierta cuándo entrará en funciones completamente.
El presidente y sus aplaudidores repiten, hasta el cansancio, que sus programas sociales son el non plus ultra de las políticas gubernamentales del mundo, pero todo ese mundo sabe que eso no es cierto, porque esos programas ayudan a mucha gente, pero no generan crecimiento económico ni mucho menos el progreso de los pueblos.
Entonces, ¿en qué quedamos? Todos los datos antes señalados son reales. Son comprobables. México está peor hoy, que antes de AMLO. Tal vez sería más conveniente decir: sí, el presidente ahuyentó a la anterior mafia del poder, pero llegó una mafia nueva, solapada por él mismo. Es lo único novedoso de este gobierno.
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