Reaparece Marcelo con proyecto de seguridad estilo Blade Runner
Ricardo del Muro/Ultimátum
Marcelo Ebrard, a s p i r a n t e presidencial por Morena, reapareció en los medios informativos, al presentar su Plan ANGEL (Avanzadas Normas de Geolocalización y Seguridad), una propuesta basada en tecnología, para combatir la inseguridad y la violencia del crimen organizado en México, problemas en los que han fracasado los últimos gobiernos, desde Vicente Fox hasta Andrés Manuel López Obrador.
Ebrard precisó que este plan consiste en implementar reconocimiento facial, identificador de dónde se dispara un arma, detectores de armas, reconocimiento morfológico de delincuentes, rastreadores de vehículos, drones que siguen delincuentes.
También contempla el uso de cámaras inteligentes de la guardia nacional, crear una base de datos que dé la posibilidad por inteligencia artificial de correr todos los datos que se tienen para detectar a quienes incumplen y violan la ley.
Además de tocar un punto neurálgico en las acciones fallidas del gobierno de López Obrador, Ebrard recuperó la atención mediática al presentar el Plan ANGEL, un proyecto novedoso en materia de seguridad, que de inmediato fue identificado por algunos periodistas con Blade Runner, la película clásica de culto de 1982 de Ridley Scott.
Más allá de la ciencia ficción, Ebrad ha sido el primer precandidato en abordar el problema de la inseguridad en México, que será tema obligado de todos los candidatos o candidatas a la presidencia, igual que ha sucedido en los últimos 23 años.
Porque, aunque los grupos opositores, han resaltado como bandera política el aumento de la violencia en el gobierno de López Obrador, el problema no es reciente. Ya se les olvidó la gran manifestación ciudadana del 27 de junio de 2004, en tiempos del gobierno de Fox, cuando cientos de miles de ciudadanos, todos vestidos de blanco, salieron del Ángel de la Independiencia rumbo al Zócalo de la Ciudad de México, con una consigna principal: “Rescatemos a México”.
El trasfondo de esta magna expresión ciudadana, era la indignación ante la violencia e impunidad de los delincuentes, la solidaridad con las víctimas y la demanda de medidas eficaces que pusieran un alto al deterioro de la seguridad pública, señaló Héctor Chincoya Teutli, presidente de la Academia Mexicana de Criminología al analizar las políticas de seguridad de los gobiernos panistas.
En esos años, destacó Chincoya, comenzaron a aparecer las ejecuciones bajo la modalidad de decapitamientos y descuartizamientos, presentes desde el gobierno foxista, los asesinatos masivos, las constantes emboscadas de policías federales y los continuos enfrentamientos entre efectivos militares y grupos de narcotraficantes que permitieron que en el discurso gubernamental se fuera desarrollando una visión belicista del narcotráfico, al punto de ir conceptualizando el problema de “guerra”, en una visión muy reduccionista y simplificada pero que permitía oscurecer el mundo de redes y vínculos que el narcotráfico mantiene con los propios poderes públicos, así como las relaciones de los líderes de las organizaciones criminales con las altas esferas del sistema financiero.
En aquellos años, Marcelo Ebrard era secretario de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal, encabezado por López Obrador, quien en 2002, decidió contratar los servicios de Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York, para enfrentar a la delincuencia, principalmente en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
A Giuliani se le pagó 4.5 millones de dólares por la asesoría y entregar 146 recomendaciones, según reveló el periódico The Washington Post, ante lo que Ebrard se vio forzado a aclarar que “se pagó con recursos de la Iniciativa Privada, entre los cuales, la aportación mayor fue de Moisés Saba (fallecido en 2010, al desplomarse la aeronave en la que viajaba).
En 2018, después de ser elegido presidente, López Obrador prometió desmilitarizar la estrategia antinarcóticos y de seguridad en el marco de su emblemática frase “abrazos, no balazos”. Recientemente, el expresidente Fox publicó en redes una gráfica sobre el índice de criminalidad en los últimos sexenios, asegurando que en su periodo presidencial fue el más bajo.
De acuerdo con la estadística, en el sexenio de Fox se registraron 60,162 homicidios; seguido por Carlos Salinas con 78,094; mientras que con Ernesto Zedillo se registraron 80,311. Las últimas tres administraciones serían en las que se registraron las cifras más altas; con Felipe Calderón 121,613; en el de Peña Nieto 157, 158 y el de López Obrador, hasta julio de este año, 159 mil 853 homicidios.
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