El Presidente sigue dando indicios de que por la forma en que se está organizando la oposición algo lo tiene inquieto al menos.
Lleva ya varios días con el mismo tema señalando a personajes que quiere meter en el imaginario colectivo, sean o no importantes e influyentes. Está tratando de construir una figura central que pueda ser motivo de todo tipo de críticas de tal manera que sea un elemento detonante para desacreditar a la o el candidato del Frente Amplio.
Sigue siendo un enigma hasta dónde llega la influencia y el peso de un personaje como Claudio X. González. Conversando con integrantes del Frente Amplio y con dirigentes de partidos políticos en la gran mayoría de los casos nos hacen ver que efectivamente participa en muchas reuniones, pero que al final es una voz más. Lo que es un hecho es que el personaje en cuestión se lleva los reflectores mañaneros con regularidad.
El discurso presidencial sobre la oposición, sobre quién supone que es la mano que mece la cuna y sobre los presumibles candidatos, ayer agregó a su lista a quién supone será el candidato a la jefatura de Gobierno de la capital, ya llegó a las corcholatas quienes se van sumando a la estrategia.
No hay elementos, por ahora, para asegurar que podría ganar la oposición el año que entra en las encuestas y en las percepciones. Sin embargo, es un hecho que se están presentando nuevos escenarios, factores y coyunturas políticas que han venido a cambiar en más de algún sentido las condiciones bajo las que estábamos hace pocos meses.
La insistencia presidencial en referirse a Xóchitl Gálvez de la manera en que lo hace pareciera que intenta menospreciarla y tratar de hacer ver que detrás de ella hay una mano que mece la cuna. Quiere hacer ver que Xóchitl va a ser un títere o algo parecido de personajes “conservadores” y que no es capaz de valerse por ella misma. Es desde donde se vea una expresión desafortunada, porque no concede atributos a la hidalguense, más allá de la gran cantidad de interpretaciones que pueden hacerse sobre las cuales no dejan bien librado al mandatario.
El problema que se le puede venir a Morena es que las corcholatas no acaben por consolidarse, lo cual produciría una ventaja manifiesta para la oposición siempre y cuando sepa elegir en forma y fondo a alguien que pudiera enfrentarse en todos los terrenos con cualquiera de las corcholatas.
Partiendo de que existe una corcholata favorita por más que echen a andar la maquinaria, si no crece y adquiere peso propio, el Presidente estaría entrando en apuros, porque tendría que cambiar de candidata y no se puede soslayar que a Claudia Sheinbaum le están dando abiertamente todo el apoyo.
Es cierto que en la oposición no hay caras nuevas. Xóchitl Gálvez se ha convertido en un personaje que llama la atención. En caso de que sea elegida es evidente que hay tiempo para que sea conocida a nivel nacional, pero por ahora lo importante para el Frente Amplio es la forma y fondo en que van a decidir quién será su representante.
Lo que sí queda claro es que la clase política mexicana se ha enquistado. No hay cuadros nuevos que pudieran irrumpir particularmente en el grueso de la población que está compuesta por gente joven.
Ninguna de las corcholatas pareciera tener en su objetivo a la juventud. Éste es uno de los grandes nichos que cualquiera que compita por la Presidencia deberá contemplar de manera estratégica, porque puede ser precisamente este voto el que les haga ganar o perder.
Van a estar ante nosotros caras conocidas, es lo que hay. Seguimos sin tener relevos generacionales. Xóchitl no es nueva, pero lo parece en función de los entornos.