La película Barbie, dirigida por Greta Gerwig, se estrenó el jueves de la semana pasada en los cines de todo México y se convirtió en un éxito taquillero, al recaudar tan sólo en México 107 millones de pesos, es decir cerca de 6 millones de dólares, luego de haber vendido 1.5 millones de boletos en su primer día en la cartelera.
Apoyada en una enorme campaña de publicidad, la fiebre rosa ha contagiado a todas las ciudades del mundo, donde han aparecido diversas manifestaciones populares para rendir homenaje a la icónica muñeca; en nuestro país, han surgido productos tan novedosos como los barbielotes, la barbieconcha, la barbietortilla y la barbiequesadilla.
Sin embargo, el día del estreno, hubo una enorme frustración entre los fanáticos mexicanos, ya que con gran enojo comprobaron que los “combos Barbie” (que incluye una palomera y un vaso) y cuyo precio fluctuaba entre 285 y 339 pesos, se agotaron “rápidamente” en muchas salas de Cinépolis y Cinemex, para después descubrir la existencia de un mercado negro en Internet, incluyendo plataformas como Mercado Libre, donde estos productos se están vendiendo en más de mil pesos.
El hecho es que la película Barbie que se estrenó el 20 de julio revivió la pasión por esta muñeca que, como Doran Gray, tiene 64 años, ya que nació en 1959, pero sigue luciendo joven y bella, además de mantenerse vigente como símbolo de la cultura pop.
Aunque la película rompió récords en Estados Unidos con una taquilla de 155 millones de dólares, para un total mundial de 337 millones de dólares, no pudo superar al mejor estreno de 2023, Super Mario Bros, que hizo 377 millones de dólares en su primer fin de semana.
Las aglomeraciones en los cines muestran una exitosa campaña publicitaria, en donde los memes se han convertido en pieza fundamental para la comunicación entre los cinéfilos rosas.
Una lección magistral de marketing que invita a compararla con las precampañas de los aspirantes a la presidencia en México, donde destaca la súbita popularidad de Xóchitl Gálvez, en gran parte basada también en memes, en contraste con los otros participantes, del Frente Opositor y las corcholatas de Morena, que insisten en mantener viejas y aburridas prácticas propagandísticas como mítines, anuncios espectaculares, ruedas de prensa y reuniones con presuntos simpatizantes.
Aunque muchas de estas estrategias son obsoletas, acaso no llama la atención la obsesión que la mayoría de los políticos tienen por los mítines, anglicismo que deriva de meeting, una reunión de personas para escuchar discursos políticos, aunque se trate de pésimos oradores, que son como el perico (repiten lo que mal aprenden) y un auditorio formado en base de acarreados.
Tras la inesperada victoria de Donald Trump en las presidenciales estadounidenses de noviembre de 2016, muchos medios de comunicación, analistas y académicos empezaron a preguntarse por qué habían fallado los sondeos y, en último término, cuáles habían sido las razones del éxito del candidato republicano. Y, entre ellas, hubo amplia coincidencia en torno al papel que habrían podido tener las redes sociales, especialmente Facebook y Twitter, en esa victoria.
En México, también fue sorpresivo el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, que con más de 30 millones de votos. Un triunfo que, de acuerdo con el periodista Ricardo Raphael, no debería de verse como una causa sino como efecto de un fenómeno social y también político que venía gestándose desde hacía tiempo en México. Antes del triunfo de López Obrador, el malestar ya era grande, lo mismo que la desconfianza hacia el poder y la exigencia ciudadana de reforma y transformación.
El poder de las redes sociales fue determinante para que un influencer como Samuel García ganó la gubernatura de Nuevo León y ahora, en la antesala de la sucesión de 2024, ha surgido la Xochitlmanía. A partir del portazo de Palacio Nacional, el 12 de junio, López Obrador se convirtió en el primer impulsor de la candidatura de Xóchitl Gálvez a la presidencia, aunque un experto en el tema, como Roy Campos, afirmó que “AMLO no está ayudando a Xóchitl”.
Lo cierto es que ante un panorama de precandidatas y precandidatos acartonados, Xóchitl aparece como una propuesta novedosa y antisolemne, presentándose como la “Señora X”, burlándose de los señalamientos de AMLO, y en pocas palabras, llenando “un hueco que estaba vacío completamente”, como advirtió Roy Campos.
Si bien la firma Consulta-Mitofsky no ha realizado ninguna encuesta reciente sobre candidatos de la oposición que incluya a Gálvez, Campos no dudó en identificarla como un “fenómeno político”. RDM