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ESTRICTAMENTE PERSONAL

3 de agosto de 2023
in Opiniones
ESTRICTAMENTE PERSONAL
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La ultraderecha, contra Xóchitl

Raymundo Riva Palacio/El Financiero/Ultimátum

Para efectos prác­ticos Gilberto Lo­zano, fundador de Frena, es el tonto útil que está haciendo el tra­bajo sucio para descarrilar a Xóchitl Gálvez.

Los principales enemi­gos de Xóchitl Gálvez no só­lo son el presidente Andrés Manuel López Obrador y los morenistas que la denuncia­ron penalmente. En las antí­podas de ellos se encuentra Gilberto Lozano, el empre­sario de extrema derecha fundador del Frente Nacio­nal Ciudadano, conocido co­mo Frena, que la denunció el 21 de julio en la Fiscalía General por daños al patri­monio nacional. Para Loza­no, que dice aspirar por una candidatura independiente a la Presidencia, ella y López Obrador son lo mismo, pe­ro, para efectos prácticos, es el tonto útil, tanto para la extrema derecha como para López Obrador, al estar ha­ciendo el trabajo sucio para descarrilar a Gálvez.

Las acciones de Lozano las explica la teoría de la he­rradura, que incorporó a la ciencia política el filósofo francés Jean-Pierre Faye, y que demuestra que entre más polarización y mayor radicalización política y del pensamiento exista, las posiciones antagónicas se acercan. Esta teoría ha sido utilizada para entender có­mo la extrema derecha y la izquierda se tocan y se ase­mejan en ciertos momentos, como sucede con los popu­lismos que tomaron fuer­za tras la crisis financiera global de 2008, que agudi­zaron y aceleraron la con­dena del modelo económico neoliberal, y cuyas primeras acciones de repudio se en­cuentran en el movimiento globalifóbico de los 90.

El fenómeno planteado por Faye lo tenemos ahora en el proceso de sucesión presidencial mexicano, y Gálvez es quien lo está pa­deciendo. Se han visto clara­mente los intentos de López Obrador, y desde el poder, para neutralizar a la sena­dora panista, pero no así lo que ha estado haciendo la extrema derecha, que en un principio había apoyado po­lítica y económicamente a la senadora Lilly Téllez, que llegó a la cámara vestida de Morena y actualmente es azul. Téllez era el mejor per­fil que tenían para avanzar en sus políticas, particular­mente en el tema del aborto y la búsqueda para su pena­lización, y sirvió para tender los primeros lazos con Vox, el partido ultranacionalista y ultraconservador español, a cuyo líder, Santiago Abas­cal, invitó a México para re­unirse con líderes panistas en 2021.

Téllez fue perdiendo fuerza y los grupos de ex­trema derecha, empresarios agazapados y organizacio­nes civiles que por años han expuesto su oposición al aborto y a la educación pú­blica, decidieron quitarle el respaldo. Téllez decidió no entrar en la contienda por la candidatura de la oposición y se fue a unas largas vaca­ciones. Los financieros de la extrema derecha le habían prometido mucho, pero no le vieron las alas suficientes para encabezar su lucha por el poder. Le habían prometi­do abrirle las puertas en los sectores conservadores de Estados Unidos, Latinoa­mérica y Europa, pero se las cerraron y optaron por Eduardo Verástegui, que ha adquirido una renova­da notoriedad últimamente por ser actor y productor del largometraje Sound of Free­dom (Sonidos de Libertad).

El documental fue es­trenado en Estados Unidos el 4 de julio pasado, día en que se conmemora la inde­pendencia en ese país –en México está programado su estreno el 31 de agosto–, lue­go de estar un largo tiempo enlatado por la corporación Disney. Sound of Freedom se basa en la historia de Tim Ballard, que fue agente es­pecial y encubierto del De­partamento de Seguridad Territorial estadounidense, investigando el tráfico de niños, pornografía infantil y las redes de pederastia, pero que tiene como tras­fondo que esos delitos son parte de una conspiración fraguada por los demócra­tas liberales, y que la crisis explotó en la frontera con México en 2020, luego de que Donald Trump perdiera la Presidencia.

Como parte de la cam­paña del largometraje en Estados Unidos, los grupos detrás de Verástegui lo lle­varon con sus pares ideoló­gicos, empezando con el ex­presidente Donald Trump, que organizó una función privada en su residencia y club de golf en Bedminster, Nueva Jersey, no muy lejos de Nueva York, el pasado 19 de julio, tras cuya exhibición llamó a Verástegui “posible presidente de México”.

De ahí viajó a Washin­gton, donde el presidente de la Cámara de Represen­tantes, Kevin McCarthy, or­ganizó una exhibición en el Capitolio del largometraje el 25 de julio, y anunció una iniciativa para buscar a 85 mil niños latinoamericanos desaparecidos en Estados Unidos, que preparó junto con el diputado republica­no de Nueva Jersey, Chris Smith, y Roger Severino, que trabajó en la adminis­tración Trump y es ejecutivo de la Fundación Heritage, un tanque de pensamiento ultraconservador que tiene posiciones contra el aborto y la planificación familiar, además de promover la dis­criminación de personas LGBTQ.

En la gira promocional con grupos conservadores y de extrema derecha en Es­tados Unidos, Verástegui coincidió en un evento orga­nizado por la revista conser­vadora Human Events, con Roger Stone, el ideólogo de extrema derecha acostum­brado a jugar en las cañerías políticas, que incurrió en violaciones electorales para ayudar a George W. Bush a ganar la elección en Flori­da en 2000, y fue asesor de Trump en la última cam­paña presidencial, quien lo invitó a su programa de radio, muy escuchado entre el electorado radical.

La estrategia para tejer alianzas con la extrema de­recha global se trasladó la semana pasada a Centroa­mérica, donde se reunió con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, con quien Ve­rástegui firmó una carta de intención para el combate y erradicación del tráfico y explotación sexual de los niños en ese país.

Verástegui, que ha si­do un activista provida por años, encabeza el movi­miento católico ¡Viva Méxi­co!, que está sirviendo como la plataforma y cara pública de los grupos de extrema de­recha nacionales, que quie­ren llevarlo a la contienda presidencial mexicana del próximo año como candida­to independiente. Para esto, al igual que como a López Obrador, Xóchitl Gálvez les estorba, porque del resto de la oposición no ven a nadie, por ahora, con la capacidad para ser competencia de quien elija López Obrador.

El activista, al venir de la sociedad y no de la polí­tica, como Téllez, es la carta de la extrema derecha, que hoy necesita que caminen las denuncias penales con­tra Gálvez, para profundi­zar la polarización, borrar a la oposición y luchar por el poder.

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