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COLABORACIÓN INVITADA

11 de agosto de 2023
en COLABORACION INVITADA, Opiniones
COLABORACIÓN INVITADA
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La corrupción, la hidra de mil cabezas

Enriqueta Burelo/Ultimátum

De “la solución somos todos” le­ma de campaña del candidato a la presidencia del PRI, José López Portillo, que en bre­ve la picardía mexicana lo transformó en “la corrupción somos todos”, en un evento llevado a cabo en el 2021, Rafael Ojeda Durán, secre­tario de Marina, afirmó que México carece de servidores públicos honestos. Y lo dijo nada menos que frente a otro presidente López que, igual que el anterior, hizo campaña prometiendo acabar con una corrupción que se ha enseño­reado de la administración pública.

En el 2019, el 61% de los mexicanos valoraba positi­vamente la estrategia antico­rrupción del Gobierno Fede­ral, de acuerdo con el Baró­metro Global de la Corrup­ción 2019 (BGC) elaborado por Transparencia Interna­cional con sede en Berlín, lo que claramente contrasta con el 24% registrado en la edi­ción de 2017. Este resultado constituye uno de los saltos históricos más pronunciados que cualquier país ha experi­mentado desde que este es­tudio empezó a realizarse en 2003. En 2017, el 61% de los mexicanos reprobó la labor del gobierno de Enrique Peña Nieto en esta materia.

Sin embargo, en el 2021, a la mitad del camino, la opi­nión de un grupo de ciuda­danos, es que el presidente López Obrador, ha tenido claroscuros en una de sus principales banderas en su gobierno, que es el combate a la corrupción e impunidad, consideraron expertos en la materia durante la mesa La lucha contra la corrupción y la impunidad, de Expansión Summit. Eduardo Bohór­quez, director de Transparen­cia Mexicana, afirmó que uno de los grandes retos todavía pendientes a la mitad del go­bierno es que la sociedad civil vuelva a retomar su papel en la materia y el gobierno sienta la presión.

Mientras tanto, Genaro Zalpa Ramírez, catedrático e investigador de la Universi­dad Autónoma de Aguasca­lientes, señala que después de tres años de investigación, se ha comprobado que la co­rrupción ya es parte de nues­tra cultura, los mexicanos por naturaleza somos corruptos, es algo que no se puede quitar; así lo aseguró, esto durante la presentación de su reciente libro “¿No habrá manera de arreglarnos? Corrupción y cultura en México”. Apuntó que la corrupción además de hacerse presente en la cultu­ra, ésta se visibiliza en la des­igualdad social, el fracaso de muchas políticas públicas, la injusticia, la impunidad, pero que, en estos días, se ha deja­do ver con mayor intensidad en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, haciendo visible también la relación que ésta tiene con la inseguridad.

En lo que a mí respecta, considero que el mexicano, no es corrupto por naturale­za, pues aceptarlo sería adop­tar una postura fatalista o de­terminista, que nos llevaría a sostener que no es responsa­ble de su corrupción, bondad o maldad de sus actos, ya que está programado genética­mente, para cometer este tipo de conductas.

Equivaldría, entonces, a admitir que todas nuestras conductas corruptas, son efecto de causas ajenas a nuestra voluntad, inmersas en una relación causal. Es como querer responsabilizar a una piedra que cae por la acción de un sismo y golpea o mata a una persona, por el delito de lesiones u homi­cidio. Si la piedra hablara, nos diría, seguramente, que no tiene responsabilidad al­guna por ese hecho, ya que no tuvo la alternativa entre caer y no caer; simplemente, su caída fue consecuencia de estar inmersa en la ley gravi­tacional.

Y no se trata que traiga­mos la corrupción como un sello desde el momento de nuestro nacimiento, esta se aprende, desde el momento en que copiamos en el exa­men, vemos a nuestros papas, darle mordida al policía en lugar de pagar la multa, de decir una mentira, aunque sea de las clasificadas como mentiras blancas, cuando usamos el material de ofici­na para hacer trabajos per­sonales o evadimos el pagar impuestos, hay formas que parecen inocentes pero que nos convierten en todas y a todos en corruptos si las prac­ticamos.

Hace unos años en el New York Times, apareció en primera plana, aspectos del Código Penal Mexicano, y los autores señalaban datos incongruentes, que como era posible que una persona que se hubiera subido al metro sin pagar boleto, le costara el hecho tres meses de cárcel, y se mencionaba diversos casos de amparos obtenidos por in­dividuos que le han ocasiona­do al país, perdidas de millo­nes de pesos. Lo menos que se puede decir es que el sentido común está ausente en una legislación que promueve la injusticia.

El Sistema Nacional An­ticorrupción se ha enfrenta­do a resistencias desde el día uno. Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, miem­bros del CPC afirmaron que las autoridades no los deja­ban efectuar investigaciones sobre los casos de corrupción más graves y emblemáticos de ese periodo.

¿Cuál ha sido el problema con el gobierno actual? Jac­queline Peschard, quien fuera comisionada del SNA con el presidente Peña Nieto, expli­ca que “a López Obrador no le gusta nada que no esté bajo su línea de mando directo. Tiene una vocación muy clara por la concentración del poder. Eso es evidente en toda su crítica y en la concepción negativa que tiene de los organismos autónomos”.

Santiago Nieto, quien fue encargado de ese organismo al inicio del presente sexenio señala “Yo lo que diría es que, lo dijo Pablo Gómez, somos diferentes, él considera que la UIF es un órgano político, yo pienso que es un órgano técnico”.

La lucha contra la corrup­ción fracasara mientras sea solo discurso, lo que nuestros políticos deben aprender es que los caminos del poder y el dinero son diferentes, se ha confundido de que la política es una carrera para hacer di­nero, de ahí la frase “éntrale a la política”, hay en esto algo de perversión y de confusión conceptual.

Hay que realizar un gran esfuerzo para combatir la corrupción, si ello no se hace terminará por engullirnos y destruirnos.

enriquetaburelomelgar@gmail.com

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