El video de Claudia Sheinbaum, proyectado en las famosas pantallas de Times Square, en Nueva York, causó revuelo en la esfera política nacional y en redes sociales. La imagen, que se viralizó, ha generado polémica pero, al menos, sirvió para atraer momentáneamente la atención hacia unas precampañas, tanto de Morena como del Frente, que han caído en la monotonía. Aunque la virtual candidata presidencial de Morena se mostró sor- prendida: “No sé quién puso eso en esa pantalla” y se deslindó, esto no impidió la denuncia del Partido Acción Nacional (PAN) ante el Instituto Nacional Electoral (INE) por actos anticipados de precampaña, tema que seguramente establecerá jurisprudencia, porque cualquier persona puede aparecer en una pantalla de Times Square.
Más tarde apareció el autor de este éxito instantáneo en Broadway (porque el video dura 15 segundos). Elías Miguel Moreno, exsecretario de Protección Civil de la Ciudad de México y ex senador del PRD, mediante un tuit, señaló: “Están circulando notas de un video de @Claudiashein y @Carlos_UlloaP qué se proyectó el domingo 24 en Times Square, sin embargo quiero aclarar que este video fue pagado por mis propios medios ya que me caen muy bien, el costo fue de $40USD por 15seg, anexo pruebas”. Esto es cierto.
Tener un anuncio en una pantalla luminosa en Times Square es posible para cualquier persona, aunque no sea una celebridad. Literalmente cualquiera puede vivir 15 segundos de fama si está dispuesto a pagar 40 dólares (720 pesos), para aparecer en las pantallas de una de las zonas más emblemáticas de Nueva York. También garantiza tener un público de por lo menos 500 mil personas que diariamente visitan esta plaza ubicada en el Midtown de Manhattan, entre la avenida Broadway y la séptima, donde se han presentado los mejores espectáculos musicales como El fantasma de la Opera, Chicago, El rey león, Aladino, Mamma Mia, entre otros.
La plaza debe su nombre a que allí estuvo el edificio del periódico The New York Times y ha tenido momentos históricos memorables, como la masiva celebración, que congregó a más de dos millones de personas, para celebrar el fin de la Segunda Guerra Mundial el 14 de agosto de 1945. Esta manifestación dio origen a la famosa foto El beso, en la que un marinero besa a una enfermera; la imagen fue captada por Alfred Eisenstaedt, fotógrafo de la revista Life. Una verdadera plaza pública que actualmente reúne a multitudes procedentes de todo el mundo, atentos a todas las excentricidades de la cultura pop, desde Spiderman y el Naked Cowboy, incluyendo ahora un video instantáneo de una política mexicana.
La idea de aparecer, sin previo aviso, en la pantalla virtual de una plaza pública de un país extranjero es algo que en el futuro podría se llevado a la práctica por otros políticos mexicanos. Imaginemos, por ejemplo, al compañero Fernández Noroña en la Plaza Tiananmen de Beijin; Adán Augusto en el Kremlin de Moscú; a Santiago Creel en Piccadilly Circus en Londres y a Marcelo Ebrard en la plaza de la Concordia en París, donde guillotinaron a Luis XVI. Sin embargo, es más fácil aparecer en una pantalla de Times Square.
Personajes como Luisito Comunica y al parecer, la maestra Delfina Gómez, gobernadora del Estado de México, ya vivieron la experiencia de pagar por aparecer en las pantallas del edificio TSX Broadway, que se encuentra en el emblemático Times Square. La experiencia del influencer se publicó en la página del diario El Universal, donde se explica cuánto cuesta poner un anuncio en Times Square y cómo contratarlo. De acuerdo con el portal web del edificio TSX Broadway, para aparecer en las pantallas es necesario descargar la app y ahí subir el video que se desea proyectar en Times Square. Una oferta que no pudo desaprovechar el eficiente Miguelito Moreno para agradar a su exjefa.
En estos tiempos de la cuarta transformación y la nueva democracia mexicana, donde todo puede ocurrir y todo se vale para agarrar un hueso, es difícil saber si se trató de un movimiento estratégico de propaganda, para atraer los reflectores, o sólo fue una ocurrencia o un chiripazo de alguien que buscaba quedar bien. RDM