La Diáspora
Enriqueta Burelo/Ultimátum
Desde antes de la era cristiana, el territorio que hoy ocupa Israel, ha sido un paso estratégico y de conquista, lo que condujo a la dispersión o diáspora del pueblo judío por Samaria, Grecia, Babilonia, Roma, en ocasiones en condición de esclavos, una nación monoteísta, una característica especial en medio de naciones que no dudaban en adorar infinidad de dioses, algunos de ellos adoptados de los países que conquistaban, un pueblo que se considera el elegido de Dios. La diáspora, continúa, hoy tenemos a comunidades judías en Nueva York, Ciudad de México, Argentina, Paris, a pesar de la existencia de una patria judía.
La diáspora judía en diversas partes del mundo se despertó el pasado sábado con la noticia de la incursión la incursión durante el Simjat Torá en Israel revivió los dolorosos recuerdos, 1973 prácticamente 50 años después, en la que Egipto y Siria, lanzaron un ataque sorpresivo durante el Yom Kippur, el día más sagrado del judaísmo y una ocasión para la expiación y el perdón.
La idea de establecer un territorio donde los judíos pudiesen vivir y practicar su religión libremente comenzó a incubarse siglos atrás. Y una de las principales causas de que esto ocurriese fue el antisemitismo europeo, que al contrario de lo que se suele pensar por la proximidad de fechas, no comenzó con la llegada al poder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler: las manifestaciones de rechazo hacia los fieles de la Torá se remontan a la Edad Media, con ejemplos como el Decreto de la Alhambra promulgado en 1492 por la Corona de Castilla
El 14 de mayo de 1948, el sionista David Ben-Gurión proclamó la independencia de Israel en ese territorio, si bien ya existía una nación Palestina que habitaba ese espacio. Y aunque la creación de un Estado judío prometía resolver los problemas que enfrentaba la diáspora en una Europa antisemítica, lo cierto es que condujo al inicio de una guerra que continua hasta hoy.
¿Por qué Palestina? Aunque se barajaron distintas opciones -entre ellas, algunos puntos de América del Sur, como la Guyana-, la elección de esta región de Oriente Medio tiene que ver con el Antiguo Testamento, que indica que es la Tierra Prometida por Dios al primer patriarca, Abraham, y a sus descendientes: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia» (Génesis 28:13).
En 1948, Israel declaró su independencia. Y ese mismo día, los ejércitos de los países árabes vecinos atacaron el nuevo Estado judío y dieron comienzo a la primera guerra árabe-israelí.
Desde entonces breves periodos de treguas, enfrentamientos entre las comunidades fronterizas, y el 7 de octubre Hamas lanzó un ataque sin precedente reviviendo el histórico conflicto palestino-israelí, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró estado de guerra.
Este antagonismo difícilmente tendrá un happy end como dirían nuestros vecinos, el corazón emocional del conflicto palestino israelí se centra en los espacios sagrados para ambas religiones, que deberían ser considerados un espacio neutral de convivencia lo cual hasta el momento no se ha logrado.
Hoy Hamás logró violentar la seguridad israelí, una de las mejores del mundo, y no nos sorprenderá ataques cada vez más sangrientos de ambas partes, los asentamientos en la frontera serán las zonas más vulnerables en este explosivo enfrentamiento bélico religioso.
Y finalmente un punto importante ´para la resolución de esta pugna sería el cumplimiento del derecho internacional, sin embargo, hay una ausencia de voluntad política para hacerlo cumplir, el propio secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterrez, lo ha reconocido: No puede haber paz sin justicia, ni justicia si prevalece la impunidad, ni tampoco puede haber paz, sino, se respeta el derecho internacional.
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