Los mandatarios de once países de América, incluidos Cuba, Nicaragua y Venezuela, han sido convocados por el presidente Andrés Manuel López Obrador a una reunión cumbre en Palenque, Chiapas, el próximo 22 de octubre, en una especie de réplica ante la Cumbre de las Américas, a la que éstos tres países no fueron invitados, para hallar soluciones a la crisis migratoria. Tal parece que López Obrador ha tomado la decisión de convertirse en un Aliado Empoderador, palabra de moda entre los CEO’s mexicanos, para convocar a una reunión a los excluidos, tal como se recomienda en una de las tantas páginas de buenos consejos que nadie pide, nombrada Generación EPI: Construyendo relaciones sin bullying ni autobullying, que puede encontrase en Internet.
A diferencia de la Cumbre de las Américas, realizada el año pasado en Los Ángeles, a la que no asistió López Obrador y otros presidentes latinoamericanos por estar en desacuerdo en que el gobierno estadounidense excluyó a Cuba, Nicaragua y Venezuela, ahora la intención del mandatario mexicano es invitar a los que estuvieron ausentes, para lograr “un acuerdo de buena vecindad contra la pobreza, a favor del bienestar de nuestros pueblos para buscar que con la ayuda mutua podamos atender el problema de la migración”. En términos más sencillos, una propuesta común de la región sobre migración que López Obrador presentará al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en la reunión que sostendrán en San Francisco, California, del 14 al 16 de noviembre, en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico.
Los convocados a la Cumbre de Palenque son los mandatarios de Colombia, Guatemala, Ecuador, El Salvador, Honduras, Belice, Haití, Cuba, Costa Rica, Panama, Nicaragua y Venezuela, “porque son los países que tienen más injerencia en todo lo relacionado con la migración”, señaló López Obrador. Ejemplificó los casos de Costa Rica, Panamá, Colombia y México, países por donde pasan los migrantes en su camino hacia Estados Unidos. A diario, dijo, pasan por el Darién (la peligrosa frontera entre Panamá y Colombia) entre 2 mil y 2 mil 500 migrantes; la cifra se eleva a 5 mil al llegar a la línea divisoria entre Guatemala y Mexico; y en los límites con Estados Unidos alcanzan hasta 10 mil (migrantes) al día, indicó López Obrador.
Aunque López Obrador no ofreció detalles de las propuestas que llevará México a la Cumbre, la presencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela, obligará que la agenda aborde el fenómeno de la migración no sólo en los aspectos económico y humanitario, sino fundamentalmente político. Al revisar recientes notas periodísticas encontramos lo siguiente: Panamá, por ejemplo, ya alcanzó la cifra de 400 mil inmigrantes en lo que va de 2003. Sólo en agosto, 82 mil personas procedentes en su mayoría de Venezuela, Colombia, Ecuador y Haití cruzaron la peligrosa ruta de la selva del Darién.
En Venezuela, el bloqueo impuesto por Estados Unidos en 2015 que generó una crisis en toda la estructura de servicios públicos y sociales: salud, educación, electricidad, agua, combustibles. Existen además componentes políticos, ya que los grupos opositores al gobierno de Nicolás Maduro han tratado de rentabilizar políticamente la situación del país, lo que también incide en la migración. Una situación semejante existe en Nicaragua, donde salieron más de 200 mil personas en 2022, que se han refugiado en la vecina Costa Rica, huyendo de la carestía, pero también del autoritarismo del gobierno de Daniel Ortega, que ha reprimido a los políticos de oposición y a disidentes. Haití ha pasado en las últimas dos décadas por varias crisis.
Dos grandes terremotos, varios huracanes, inestabilidad política y económica, violencia en las calles y hasta el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse han obstaculizado cualquier proyecto de desarrollo. La ONU estima una quinta parte de su población, cerca de dos millones de personas, se han visto forzadas a emigrar. Cuba lleva décadas en crisis, pero la pandemia (que provocó una caída del turismo, sector clave), el endurecimiento del embargo de Estados Unidos y una fallida reforma monetaria y salarial, entre otros factores, acabaron por hundir su economía. El 11 de julio de 2021 miles de cubanos salieron a las calles para reclamar libertad y mejores condiciones de vida. Ahora, el gobierno cubano está facilitando a la obtención del pasaporte para viajar al extranjero. “No es ningún secreto que el gobierno cubano quiere aprovechar los recursos económicos de los emigrados – particularmente las remesas y los viajes a la isla -, que sirven como una especie de salvavidas para un gran número de familias residentes en Cuba”, dijo recientemente a la Voz de América (medio tradicionalmente anticastrista), Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad de Florida. RDM