Colaboradores del “Chelo” Cano, alcalde de esta localidad, han tenido que renunciar a sus cargos porque ya no soportan el maltrato y la corrupción que caracteriza al funcionario.
Alberto Savala/Ultimátum
CUNDUACÁN
Mientras él y sus más íntimos allegados se enriquecen súbitamente, integrantes del gabinete cerrado del edil Jesús Abraham Cano González han comenzado a renunciar por el maltrato y la prepotencia que lo caracterizan.
El más reciente fue el ex operador y hasta ayer subsecretario Técnico de la presidencia, Tito Santiago Méndez Taracena, a quien ahora “El Chelo” no quiere ni ver, luego de que éste le reclamara su falta de palabra para cumplir con sus promesas de campaña.
La salida del también Coordinador de Delegados de la Secretaría del Ayuntamiento se da previo a una masiva renuncia de funcionarios a los que el edil les pagó mal, para favorecer con jugosos negocios a los recomendados del actual director del Infonavit, Jesús Alí de la Torre y de Morena, a donde quiere meterse en busca de una diputación plurinominal.
De acuerdo a funcionarios del gabinete consultados, la caída del edil se avecina estrepitosamente, porque con los 35 mil pesos que dice ganar quincenalmente ya adquirió un rancho valuado en varios millones de pesos en la ranchería Libertad sexta sección y una casa en el fraccionamiento “Playa Azul”, con ayuda de terceros.
Acusaron que el saqueo a las arcas del municipio es brutal, y la ingratitud con la que trata a quienes lo ayudaron a llegar a la alcaldía ha sido evidente, empezando por su ex esposa, Landy Luna Morales, a quien solo usó para que el denominado grupo Cucuyulapa lo respaldara, para después pegarles una patada y olvidarlos.
A esta renuncia se sumarán los escoltas, a quienes trata literalmente de “huevones” y a los que se niega a pagarles más, así como muchos otros a los que ahora no les quiere cumplir “si antes no se lo autoriza” el programador municipal, Moisés Blé.
Cabe señalar que su novia, Lorena Balderas, ya enfrenta el mismo problema, pues recientemente fue abandonada por su escolta policial, a quien usaba hasta en sus pachangas sin querer pagarle un salario más digno.

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