Las intenciones que buscaba provocar con su renuncia Arturo Zaldívar. Además de unirse a la 4T y haber salido corriendo después de renunciar a encontrarse con Claudia Sheinbaum, quería dejarle el espacio abierto al Presidente para presentar una terna que le permitiera, en medio de previsibles jaloneos, colocar a alguien de los suyos en la Corte por los próximos 15 años. El exministro argumentó causas “graves” para renunciar, cuando todo indica que era un asunto que tenía calculado, como fue el hecho de que no se había aceptado su renuncia y sin importarle salió corriendo a sumarse a la candidata del partido del Presidente. En los últimos años se fue acercando al poder político, para al final subirse a la causa de López Obrador a través de una jugada en la que se sumó indirectamente a las críticas presidenciales a la Corte. Le abrió un agujero a la Corte ante la cual pudo haber actuado de manera diferente, porque si tenía dudas y críticas respecto a su funcionamiento, bien pudo ser partícipe de procesos internos de cambio y buscar mecanismos que pudieran crear condiciones para modernizar la institución.
Pasó mucho tiempo como ministro como para no percatarse de lo que se podía hacer al interior de la Corte, más allá de lo que no está en cuestionamiento, su trabajo profesional positivo y encomiable; al final Arturo Zaldívar le abrió una puerta al Presidente por la cual ha tratado a toda costa de meterse. Las críticas del tabasqueño a las y los ministros que propuso hace tres años tienen que ver con su máxima de estás conmigo o contra mí, pareciera que no imagina que quienes instrumentan la justicia lo hacen a través de un convencimiento y un conocimiento profesional, el cual no pasa por servir a quien los propone, sino servir a la justicia; no se puede ser “mandadero” como recientemente se expresó el ministro Luis María Aguilar. Resulta paradójico que a menudo se señalen situaciones que vivimos en el pasado que fueron con razón denostadas para que ahora se recuerden y se diga que en otro tiempo las y los ministros simpatizaban con el PRI o militaban en el PRI. Se argumenta con hechos fustigados que vivimos en el pasado para ahora hacer exactamente lo mismo y en el fondo dar evidencia de que viéndolo bien en muchas cosas no son tan diferentes a los de antes.
El Presidente ya presentó una terna con lo cual, sin cuestionar las capacidades de quienes la integran, busca tener en la Corte a incondicionales, “espero, dijo, que ahora sí le atine”. Sabe que difícilmente será aprobada bajo una mayoría calificada, seguramente lo que hará será lanzar una nueva terna para que todo termine en la atribución que tiene de que después de dos instancias pueda designar a quien seguramente será la nueva ministra. El Presidente ha encontrado la fórmula para poder casi seguro designar otra ministra en su administración. Pudo haber encontrado otros derroteros, pero por la forma en que se están haciendo las cosas se confirma que lo que quiere es tomar la Corte, lo cual sería un paso más en sus intentos por transformar con tintes unilaterales el Poder Judicial de la Federación. Arturo Zaldívar jugó su resto con el Presidente y, por ende, con la candidata. Estará con las manos atadas algunos años, pero incluso así podrá ser un factor de influencia, el paso del tiempo le va a pasar lista. El Presidente abrió un espacio que le permitirá establecer el equilibrio y más que quiere en la Corte. Más que un debate sobre la interpretación de las leyes, quiere posiciones políticas y por lo que desde Palacio Nacional se dicte. La Corte debe transformarse al igual que el PJF. Lo que nos tiene en un callejón sin salida es el cómo, porque cómo se está haciendo es unilateral y a modo.