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A ESTRIBOR

23 de noviembre de 2023
en A ESTRIBOR, Opiniones
A ESTRIBOR
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Chiapas, nuestra casa

Juan Carlos Cal y Mayor/Ultimátum

Chiapas es nuestra casa, nuestro ho­gar. Aquí nos tocó vivir como dice Cristina Pacheco. Solo que nuestra casa se está cayendo, requiere reparación. Hay que analizar sus fallas estructu­rales para saber por dónde comenzar. Cada ciclo guber­namental la esperanza se re­nueva. El gobernante en tur­no tiene al menos el beneficio de la duda para poder actuar, para imprimir su sello perso­nal en el ejercicio del poder. No se trata de administrar los problemas sino de pensar en soluciones integrales a me­diano y largo plazo.

DIAGNÓSTICO CORRECTO

Se asevera que Chiapas está sobre diagnosticado. Eso es falso. En todo caso está mal diagnosticado. No podemos esperar resultados distintos si seguimos haciendo lo mis­mo. A pesar de la enorme de­rrama económica por parte de la federación que ya cum­ple casi tres décadas, los indi­cadores en distintos sectores no reflejan ninguna mejora. Por el contrario, seguimos ocupando los últimos lugares en materia de salud y educa­ción. En desarrollo económi­co, no se diga. El dinamismo de nuestra economía en el sector primario (agricultura, ganadería, pesca, etc.) y el ter­ciario (turismo, transporte, servicios y comercio) se de­be al circulante producto del gasto corriente del gobierno y a la derrama en subsidios a la pobreza.

MULTIPLICACION DE LA POBREZA

El circulante de dinero por el gasto federal es el equiva­lente al del torrente sanguí­neo. Chiapas es el estado que mas recursos recibe si con­sideramos que ocupa el 5to lugar después de la CDMX, el estado de México, Jalisco y Nuevo León que son los que más contribuciones aportan. Hay circulante y por eso so­brevivimos, como un cuerpo al que hay que mantener per­manentemente con transfu­siones. A eso hay que agregar la dispersión poblacional que nos convierte en un barril sin fondo porque no hay dinero que alcance para hacer llegar los servicios básicos a toda la población. A ello hay que sumar la tasa de crecimien­to poblacional que se dispara tres veces por encima de la media nacional en los muni­cipios más pobres. El efecto de la política asistencialista ha sido ese: multiplicar la po­breza, pero nadie hace nada para cambiarlo. Eso es lo que conviene a quienes han hecho de la necesidad su principal clientela electoral mientras ellos esquilman al dinero pú­blico en beneficio propio.

CÍRCULO PERVERSO

Si no cambiamos ese cír­culo perverso, Chiapas se­guirá siendo pobre porque así conviene a los intereses de los caciques locales que se han enriquecido sin pudor y en las narices de un pueblo que todavía los admira por su magnificencia. Nuestro mo­delo educativo es desastroso por sus resultados a pesar de que gastamos más 30 mil mi­llones de pesos que solo bene­fician a los disque educadores que ya representan una clase social. En materia de salud el gasto es aún mayor, pero es­tamos por la calle de la amar­gura. Seguimos ocupando los primeros lugares en desnu­trición, enfermedades gas­trointestinales y diabetes mellitus. Somos campeones mundiales, eso sí, en el con­sumo de Coca Cola a falta de acceso al agua potable.

El salario promedio real está muy por debajo del resto del país a todos los niveles. Los más de 2,150,000 per­sonas que reciben algún ti­po de ayuda social carecen de incentivos para trabajar y paradójicamente las pocas empresas que pueden pagar salarios dignos y prestaciones sociales no encuentran traba­jadores. La migración se ha convertido en un fenómeno creciente a todos los niveles. Las remesas se han dispara­do más de cuatro veces y hoy somos el estado que ocupa el cuarto lugar en comparación con otros cuya migración es histórica.

Hay chiapanecos por todas partes, lo mismo en la Riviera Maya supliendo la falta de mano de obra, los servicios turísticos o los campos de cultivo en el norte del país. Ya somos una pobla­ción creciente en los Estados Unidos. A la pobreza y falta de oportunidades hay que agregar la creciente presen­cia del narcotráfico y la ex­plosión migratoria que cruza la frontera sur y hoy inunda nuestras ciudades. Vivimos en dos mundos paralelos. El que presume el gobierno y el que sufre cotidianamente la realidad.

AUSENCIA DE VISIÓN

Salvo esporádicos esfuer­zos, no hay una política pú­blica orientada al desarrollo económico y la generación de empleos mejor remunerados. Para eso está Papá gobierno al que hay que agradecer con votos y acudiendo a mítines multitudinarios que simulan popularidad a sus orquesta­dores. Basta plagar de propa­ganda a cambio de una pro­pina por todos los rincones de Chiapas para encabezar encuestas y ser los elegidos del gobierno en turno que nos hace cambiar de color de ca­misa como si fueran calzones.

CADA VEZ MÁS

El problema es que cada vez somos más y en esa pro­porción son más las necesi­dades. Solo que los recursos son finitos y las necesidades infinitas. Nuestra capacidad de adaptación es impresio­nante. Los que aquí seguimos ya aprendimos a bailar al son que nos toquen. Nuestra clase empresarial se ha vuelto pre­bendaria, también vive del gobierno. Somos el estado con menor clase media del país. Son ricos los políticos y los empresarios que viven de sus favores. Por eso nadie levanta la cabeza. Por eso solo cuchichean y se viven que­jando, pero sin que nadie los oiga.

UN BUEN GOBERNANTE

La única alternativa es que la federación nos deje de tra­tar como súbditos y que ten­gamos por fin un gobernante dispuesto a cambiar esa reali­dad. Es una cirugía mayor. El asunto no es sencillo. Nos toca pensar en Chiapas y pensar en grande. Aprovechar nuestras fortalezas que son muchas y potencializarlas con una vi­sión de futuro. No estamos condenados a la fatalidad. Regiones y países del mundo han podido salir del subdesa­rrollo haciendo lo correcto. Es lo que hay que identificar para poder proponer y exigir a quienes nos gobiernan elegir el camino correcto. La historia los premiará. Nuestros hijos lo agradecerán.

jccymf@yahoo.com

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