La instauración de un nuevo régimen pasa por mover los cimientos de la mayor cantidad posible de instituciones en el Estado. Gobernar es una tarea secundaria, lo sustantivo es proporcionar lo necesario para que los votantes soporten el proyecto de los que mandan. Los proyectos de cierre y renovación sexenal de la 4T están repletos de planes. Lograr mayoría en el Congreso federal, en los estatales y capturar más gobiernos locales. Todos confluyen en una fecha, 2 de junio de 2024. De esos planes alfabéticos dependen otros objetivos profundos de la 4T. La transformación de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura son de los más visibles y sensibles. El Presidente López Obrador insiste; que sea la popularidad la que determine a los jueces de la Constitución y al cuerpo de control del sistema judicial. Aplausómetro para impartir justicia y garantizar la constitucionalidad de las controversias entre poderes. Pericia y prestigio como atributos profesionales y políticos devaluados. En cambio, la fama construida como sea será la que abra las puertas a esas instancias finales del Estado de derecho. Desde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Loretta Ortiz, una de las dos ministras de la SCJN que no le habían fallado al Presidente del otro poder, al que en teoría deben balancear, le falló.
La ministra Ortiz Ahlf se pronunció en contra del método deseado por AMLO en la SCJN y el CJPJF para que pierdan su carácter “conservador y excluyente”, para que mejor se hundan en la marea del poder político, legislativo o judicial popular y protagónico. Van tres ministros que sin rodeos expresan su oposición al aplausómetro de una elección abierta de jueces y ministros. Están, además, las opiniones reservadas para no ganarse la felpa mañanera que, respetando, destruye. Los resortes del poder, permanencia y transexenalidad están en marcha y deben entenderse en la lógica no de gobernar, sino de instaurar; que asumen, para eso los elegimos. Plebiscito fundacional de la nueva República del cual no fuimos advertidos. ¿Las campañas de hoy son para escoger gobernantes o para que un grupo rediseñe a su leal saber y entender al país? Los equipos de Claudia Sheinbaum y de Xóchitl Gálvez entraron a revisión y ajustes.
La candidata puntera integra a su campaña a quienes pretendieron ser adversarios, menos a Marcelo Ebrard. Ricardo Monreal, Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña van a operar. Otros van a planear. Tatiana Clouthier aceptó hacerse cargo de las vocerías que originalmente manejó Noroña. Xóchitl Gálvez se empaniza. Vocero de Felipe Calderón, colega de Juan Ignacio Zavala, operador de Vicente Fox graduado como gurú azul para exgobernantes de ese partido en Puebla y Tamaulipas, Max Cortázar se hace cargo de lo que más adolece la campaña que aspira al título. Y suma a otros que ayer dirigían periódicos y encuestas.