RUPERTO DE DIOS LARA
Las flores son la representación más hermosa y delicadas del reino vegetal, sin el afán de demeritar los demás elementos que componen este insustituible reino. ¿Qué harían los enamorados sin las flores en sus galanterías?, ¿los ataúdes sin coronas copadas de flores níveas?, ¿los jarrones vacíos sin los contornados y coloridos pétalos, evaporando el perfume natural que los vientos riegan en los pasillos palaciegos de los reyes y gobernantes? ¿Qué sería un abril sin los azahares, gardenias y las insignes flores púrpuras en las campiñas? Japón sería un triste gigante tecnológico sin sus cerezos en flor y Tabasco lloraría si no florecen el macuilís y el framboyán. Recuerdo el cuento clásico de Oscar Wilde, “el gigante egoísta”, que por no dejar que los niños jugaran en su jardín, ya no brotaban las flores ni cantaban los pájaros; cuyo cuento terminó en buena lid cuando el gigante dueño del edén dejó entrar a los niños a jugar, floreciendo de nuevo el jardín con su multicolor floresta. Pero hay flores que preocupan a los científicos y también a nosotros; no crean que son aquellas plantas carnívoras que con sus llamativos colores y olores atraen engañando y luego matan a los cautos insectos. ¡no!, estas son otras plantas que se desarrollan y florecen en la Antártida, creando una mala señal para nuestro sufrido planeta. Estas plantas llamadas Deschampsia Antarctica, un tipo de hierba, y la Colobanthus Quitensis, de la que brotan diminutas flores amarillas, han estado creciendo rápidamente en la última década, gracias a las temperaturas más cálidas. Cuando antes era difícil o casi imposible que crecieran. Las temperaturas de la Antártida son las más frías de nuestro globo terráqueo con -89.2 grados C. por lo anterior es imposible la presencia de flores. Pero ¿cómo es posible que en los últimos años haya abundantes brotes de flores en esta parte tan fría del mundo? Los investigadores suponen que estas plantas están creciendo entre cinco y diez veces mas rápido, lo cual se reproducen beneficiándose del nuevo ambiente cálidoevidentemente por los impactos acelerados del calentamiento climático en la Antártida. A raíz del calentamiento global, el mar también sufre con las olas de calor marinas, las cuales tienen en entredicho la supervivencia de los arrecifes de corales, los que pronostican dejará de existir en un 99%, por esta causa
y la degradación irracional en otras áreas naturales a nuestro planeta por el mismo hombre. Con estos señalamientos en potencia, el cambio climático ya impacta a la mitad de la población mundial. Qué difícil es hacer entender a nuestros gobernantes y a nuestros semejantes en general que “los ecosistemas verdes” son reguladores climáticos e hídricos, que son los que salvan vidas en los reinos existentes de todos los seres. ¡No sopla nada de aire compa, puro aire caliente, la cosa se pone color de hormiga!, me dijo un paletero, soplándose con su sombrero de palma. – pues usted gana más por ahora amigo, en esta temporada de calor vende más. “Pues sí”, – me confió- “un poquito más, pues ya ve lo del coronavirus, no hay chavalitos en las escuelas” – manifestándome también, señaló la calle y me dijo- “ya ni sombra hay como antes que había arboles grandes de guapaque, de zapote y de caimito en las casas de cada esquina”. Con estos calores en Tabasco que han rebasado los 40 grados se han llevado en estos temibles golpes de calor a buenos amigos que hoy descansan en paz. Que no broten las flores de la Antártida, es nuestra súplica, por el amor de Dios. Que broten aquellas del grupo de los ángeles negro y que magistralmente también cantó Nelson Ned:
/Y si las flores pudieran hablar y decir que te quiero,
Si las rosas pudieran pedir que me llegues a amar,
Y si las flores pudieran contarte que estoy de ti enamorado,
Se que acaso me responderías dando el corazón…/