El 2024 reviste singular importancia ya que 47 países llevaran a cabo procesos electorales como el nuestro.
Enriqueta Burelo
El 2024 reviste singular importancia ya que 47 países llevaran a cabo procesos electorales como el nuestro, y si pensamos que ello como procesos normales en países con un desarrollo democrático en algunos más consolidado, debemos ponernos a pensar la repercusión o diferencia de que gane por citar ejemplos Biden o Trump, que se relija Putin, que en Venezuela nuevamente no se logren llevar a cabo elecciones o en el hecho de que en Taiwán se ha elegido a un nuevo presidente, Lai Ching-te, del Partido Demócrata Progresista, actual vicepresidente del país. La victoria de Lai el pasado sábado constituye un hecho histórico que refleja la preocupación de los votantes por el destino de Taiwán, que se enfrenta a la presión de China, así como por cuestiones internas clave.
En 2024 votará más gente que nunca. Se espera que más del 40% de la población mundial —unos 2.800 millones de personas— vote en más de 50 elecciones nacionales este año. Las y los votantes se enfrentarán a escenarios políticos diversos con distintos grados de opciones electorales.
Simplemente en México se librarán las elecciones más grandes de las que se tenga registro tanto por los 99.7 millones de electoras y electores registrados, como por ser las elecciones en donde habrá el mayor número de personas candidatas, por instalar el mayor número de casillas electorales, mayor número de funcionarias y funcionarios de casilla, entre otras.
Existe una gran preocupación por el crecimiento de la extrema derecha en España, Portugal o Francia, lo cual es un mal presentimiento para las elecciones legislativas europeas que implica la renovación de la totalidad de escaños del Parlamento Europeo. Si la extrema derecha triunfa en Estados Unidos o en Europa, tendremos un nuevo panorama político mundial, Vladimir Putin tendrá manos libres frente a Ucrania al tiempo que las políticas antimigrantes se desarrollarán tanto en Estados Unidos como en Europa, y en México sabemos lo que ello significa.
Aquí más cerquita, la posibilidad de una nueva administración Trump y la debilidad de Biden para su reelección, afectarán directamente a la relación México-Estados Unidos. Se vendrán presiones cada vez mayores por los temas de migración, narcotráfico y en especial por el fentanilo y el número de muertes que ocasiona, pero también por cuestiones comerciales y ambientales. A pesar de las afectaciones, el gobierno mexicano no cambiará su política hacia los estadounidenses en este 2024. México, una vez más y en forma mucho más agresiva, será la piñata de las elecciones en EUA.
De que se habla en nuestro país, de la necesidad de liderazgos que construyan que logren conciliar y no confrontar a los diferentes grupos e intereses.
Es importante reconocer que en estos cinco años el salario mínimo se incrementó en forma muy positiva y que los programas sociales, así como benefician a muchas familias, han sido utilizados como una herramienta electoral a favor del gobierno, lo cual no es privativo de esta administración, ha sido un mecanismo muy utilizado por partidos y gobiernos.
Hay retos muy importantes, uno de ellos es el nearshoring como una estrategia para el desarrollo industrial y para el cambio tecnológico, pero si y sólo si, se evita quedar como un país, hay que entender que este nuevo modelo representa, crecimiento económico y nuevas inversiones, pero también, reducir los niveles de desigualdad y mejorar los de educación que tanto se requieren si queremos transformar al país. Es urgente capacitar y educar a los jóvenes para este cambio tecnológico y para aprovechar las ventajas de nuestra localización.
México, al ser parte de América del Norte y del T-MEC, tiene enfrente una gran oportunidad de revertir la precariedad y la difícil situación mencionada líneas arriba si asume los retos que implican
Cada proceso electoral y el inicio de una nueva administración de gobierno, representan una oportunidad de corregir errores y la posibilidad de construir un mejor país. Si bien, se habla de dos modelos diferentes de país, considero que las diferencias no son irreconciliables, en ambos bandos, por llamarlos de algún modo, coexiste el interés de un mejor México, lo que si necesitamos es una ciudadanía empoderada , participativa, con capacidad de dialogo con el nuevo gobierno, para construir soluciones en los diversos rubros de la vida cotidiana de la nación e implantar un sistema de desarrollo sostenible, incluyente y más justo, con mayor confianza en su futuro.
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