Indietro fotografías en las que puede advertirse una secuencia, si bien cada obra de arte goza de autonomía, con un carácter más sincrónico que diacrónico, más lírico que narrativo.
✍🏼José Natarén
Cuando se anunció la reciente exposición de Pascual Borzelli, Indietro, me entusiasmó de inmediato que coincidiría con mi última breve estancia en la capital del país para celebrar la poesía. Ahora también para gozar de otro de los “privilegios de la vista”, como Octavio Paz consideró a la pintura en clara apropiación del verso gongorino. En este caso, la fotografía. Disciplina y campo de creación en el que Borzelli ha cimentado su prestigio como uno de los mejores de nuestra época. Fotoperiodista de origen panameño, mas mexicano por elección, ha conformado, al paso de las décadas, uno de los más importantes acervos de su tipo -retratos de artistas e intelectuales- junto a las imágenes de Rogelio Cuéllar y Flor Garduño, también especializados en rostros de escritores.
Sobre la calle Salvador Díaz Mirón, No. 128, en la colonia Santa María la Rivera, a unas cuadras de la estación del metro San Cosme, se encuentra la galería SAQ en la que podemos apreciar, la exposición Indietro, del reconocido Pascual Borzelli Iglesias. Desde su inauguración, el 06 de enero a la 1:00 PM y durante el mes de enero, diversos visitantes -locales y extranjeros- amigos y público interesado en el arte y la cultura se han dado cita para conocerla en una especie de correspondencia al “personaje infaltable en presentaciones de libros, exposiciones y actos culturales de toda índole”, como apunta el poeta José María Espinasa, que, asimismo comenta: “Se ha vuelto ya una broma del medio, decir que si algo no lo fotografía él, es que no ha ocurrido”. El hombre por cuya lente han sido sucesos significativos de la vida cultural de México, nos convoca a acompañarlo como él lo ha hecho, en la captación de instantes memorables.
Acudir a la galería SAQ para recorrer la colección de semidesnudos femeninos de espaldas, cubiertos parcialmente alrededor de la cadera por lienzos, pallas o rebozos de múltiples texturas. De aquí el nombre de la exposición, Indietro: hacia atrás, –in de retro- ir de vuelta, en el sentido de volver la vista, detenerse a contemplar antes de avanzar, en una indagación a los sentidos interiores para ponderar mejor la realidad. Y solo el arte puede ser la causa de esta suspensión de la ordinaria temporalidad.
La composición -fija en el espacio- y el perpetuo movimiento -el tiempo-, se concilian en la imagen, el instante en el que Borzelli elige en cada toma, cada fotografía es una configuración de espacio-tiempo compacta, puntual pero abierta a un cúmulo de significaciones y sensaciones; pero también de evocaciones, puesto que toda imagen -poética o fotográfica, da lo mismo- es memoria y pone en operación la maquinaria del recuerdo -voluntario o no- cuando no la del deseo, incide en la imaginación o suscita una captación fortuita de lo real, detonante de nuestros múltiples modos de relacionarnos, interpretar y vivir la experiencia del mundo.
Una imagen y cada una de ellas. La mujer, universal, y cada una de ellas en su particular modo de existir y ser; ser frente a la cámara y existir en este particular universo borzelliano. Un “reconocimiento a la mujer y a las que participaron y creyeron en mi propuesta”, al decir del propio artista. Y es un reconocimiento al cuerpo, primera y última frontera, como motivo estético desde los antiguos. La anatomía y lo femenino como punto de partida y puerto de arribo para algunas de las más afortunadas incursiones creadoras en la historia de la humanidad.
Esta exposición no es ajena a ello. Indietro fotografías en las que puede advertirse una secuencia, si bien cada obra de arte goza de autonomía, con un carácter más sincrónico que diacrónico, más lírico que narrativo. En ella observamos cuerpos más o menos similares, comunes, reales, sin poses ni teatralidad. Es el envés del cuerpo femenino en sí, su interacción con las telas o alguno que otro animal simbólico, lo que a Borzelli le interesa poner ante sí y frente a nosotros para inducir la experiencia estética. Lo que no podríamos ver: la espalda. La propia, la de otro, lo otro, la otra. La fotografía, cuando es realizada por un artista, señala hacia el misterio de lo propiamente humano, libertad y apertura, nos permite reconocernos, ya sea cara a cara o espalda a cara, dejando ver lo que, si no fuera por el juego de la luz y los espejos, no sería posible.
Cerca de 30 fotografías en las paredes de dos salas y casi 70 en una vitrina en el subsuelo, inducen la contemplación a la vez que estimulan la sensibilidad e inteligencia. Concilio del reposo y la impermanencia, la luz en discontinua fuga instaura a las mujeres que permanecieron de espaldas a la mirada de Borzelli. No es posible no acudir y que no persistan a través de la mirada nuestra; en virtud del punctum -en términos de Roland Barthes-que cada uno pueda captar en estas imágenes, el elemento que irrumpe más allá de los dispositivos culturales de los que dispongamos: que advenga el asombro frente a las espaldas.
Pascual Borzelli Iglesias está activo en revistas de literatura desde 1968. Ha colaborado también con los órganos de difusión cultural de la UNAM y de la UAM; con La Razón; Laberinto y Vuela pluma. Dirige la página de información cultural Abartraba. Desde hace tres décadas, a la par de la fotografía, dirige su energía hacia la investigación, edición y organización de exposiciones. Un artista pleno que está en la búsqueda de otros lenguajes, otros gestos y señas y símbolos, además de transitar con dominio, pero también con un afán ensayístico, los ya conocidos senderos en los que su talento, oficio, disciplina y experiencia se han mostrado con creces.
Fotografías de Miguel Borzelli Arenas, 2024.