La agenda bilateral entre México y Estados Unidos, es amplia y llena de dificultades.
✍🏽Armando Ríos Piter
La agenda bilateral entre México y Estados Unidos, es amplia y llena de dificultades. Comercio, migración, armas, fentanilo, “nearshoring”, entre otros, son los temas que delinean una interacción de altibajos, sinsabores y alegrías compartidas. Muchos de los tradicionales arreglos institucionales, dedicados a atender estos temas, dejan ver su ineficiencia para resolver los problemas prevalecientes. Un vistazo a la semana pasada, permite dimensionar los enormes retos que crecen día con día.
En el rubro comercial, el gobierno de Estados Unidos presentó la primera queja laboral bajo el amparo del T-MEC de este 2024. El gobierno de México fue notificado sobre la necesidad de realizar una investigación en contra de la empresa Atento Servicios, S.A. de C.V., dado que habría violado los derechos de los trabajadores, al impedir su libertad sindical. Controversias como ésta, se suman a diferendos más complejos como el que aún no logra resolverse en materia energética, donde el riesgo de un panel en este rubro prevalece.
Por otro lado, el gobierno que en Texas encabeza Greg Abbott, ha mantenido la alambrada de púas que busca evitar el paso de los migrantes. Lo anterior, pese a que la Suprema Corte de Estados Unidos votó en favor de permitir que agentes federales de la Patrulla Fronteriza corten y retiren la cerca en las orillas del río Bravo. Ante estos señalamientos, el mandatario republicano dobló la apuesta y decidió emitir una declaración sobre el derecho constitucional del estado a la autodefensa, ante “el incumplimiento de los deberes” debido a la crisis migratoria de Joe Biden. El flujo ilegal de personas, no solo exhibe las disputas internas en nuestro vecino del norte, sino lo limitado de las actuales capacidades institucionales, para atender la problemática prevaleciente, más allá de las posiciones cortoplacistas de las fuerzas políticas.
Por último, en un “hecho sin precedentes”, la Corte de Apelaciones del Primer Circuito en Estados Unidos revivió la demanda civil que interpuso México contra armerías estadounidenses al ordenar que el caso regrese al tribunal de Boston, Massachusetts, para su revisión. La titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, celebró esta resolución, a la que consideró “una gran noticia” para México. En paralelo, la canciller mexicana Alicia Bárcena informó que la Secretaría de la Defensa Nacional alertó al gobierno de Estados Unidos que han entrado a México armas que son de uso exclusivo de su Ejército y lo urgió a investigar esta situación.
En este complejo escenario, avanza la contienda presidencial en aquella nación. El anuncio de que el gobernador del estado de Florida, Ron DeSantis, suspendió su campaña presidencial con la finalidad de apoyar a Donald Trump, causó gran revuelo. La decisión se comunicó, antes de las primarias en New Hampshire, donde Trump también derrotó a la ex Embajadora ante la ONU, Nikki Haley. Un sondeo de Reuters-Ipsos dio a conocer que el ex presidente aventaja a Joe Biden por seis puntos porcentuales, donde el republicano cuenta con 40 por ciento, frente a un 34 por ciento del demócrata.
Aún faltan nueve largos meses para que el 5 de noviembre sepamos si Trump logra o no regresar a la Casa Blanca. Lo cierto es que gane quien gane, ante la amplitud y el calado de la agenda que México tiene con los Estados Unidos, la pregunta relevante, realmente es: ¿Cómo podremos aprovechar la coyuntura electoral, para mejorar los mecanismos de atención a los problemas aquí descritos?
Desde la Universidad de San Diego, el “Foro México-EEUU 2025” ha planteado algunas ideas que podrían retomarse, tales como: 1) “Fortalecer la institucionalización de la relación entre México y Estados Unidos para que ésta dependa menos de los mandatarios (en turno) y más de grupos de trabajo y de consulta compuestos por varias dependencias, tales como el Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) o la Conferencia de Gobernadores Fronterizos”, y 2) “Mejorar la narrativa en Estados Unidos sobre México y viceversa, lo cual servirápara construir una asociación bilateral basada en la confianza, además de fomentar una apreciación de las oportunidades y posibilidades que representa la relación entre los países”.
Los procesos electorales de 2024, así como la creciente confrontación entre Washington y Beijing, abren una importante área de oportunidad, para profundizar la relación estratégica entre México y Estados Unidos. Se necesitan nuevos arreglos institucionales, pero sobre todo, una consciencia bilateral renovada. La #SociedadHorizontal debe asumir el liderazgo en esta materia.
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