Un outsider es alguien que vive en la periferia de las normas sociales, alguien que vive aparte de la sociedad común, Trump no solo es Trump, es un ganador que ha querido aprovecharse de un contexto ideológico, social e institucional muy especial.
✍?Enriqueta Burelo
Ante la campaña que ha emprendido Donald Trump, para ser el candidato a la presidencia de Estados Unidos por el partido republicano, me he puesto a pensar que diría el abogado y aristócrata francés Alexis-Charles-Henri Clérel de Tocqueville, autor de La Democracia en América.
Tocqueville, señala en su texto la fascinación que sintió por esa interesante conjunción que había de igualdad y libertad en la naciente nación estadounidense.
En el sendero a la construcción de la nueva nación, estuvieron presentes, determinados principios, ausentes en las estructuras de gobierno de los países europeos: el voto libre, la responsabilidad de los agentes del poder, la libertad individual y el juicio por tribunal de jurados. Tocqueville resalta en su estudio, que si, por un lado, la libertad dirigía los destino civiles y políticos; la religión servía como elemento catalizador de la moral y las buenas costumbres que reflejaban sus leyes.
La educación fue también un punto importante, ya que aseguraba todo ciudadano posea un nivel de conocimientos que les asegurara el buen juicio. Así rehuían de los excesos del poder, como el absolutismo europeo que concentraba los poderes en una sola persona, sino como una instancia que necesariamente debía ser dividida, a fin de que su acción se mitigase.
Con respecto al poder judicial, Tocqueville observaba que ocupaba un lugar de relieve dentro de la sociedad americana. El ejercicio del control de este poder sobre los otros, se basaba fundamentalmente en una interpretación de la constitución, más que de las leyes. La unidad política estaba garantizada por las atribuciones soberanas de la Unión Americana. La corte suprema se encargaba de regular las diferencias entre los Estados. Por otro lado, el Senado podía legislar, por lo que también cumplía el deber de juzgar en casos políticos.
Hoy ese edén democrático está en juego, ante la embestida Trump, un outsider, entendiendo este concepto como alguien que vive en la periferia de las normas sociales, alguien que vive aparte de la sociedad común, Trump no solo es Trump, es un ganador que ha querido aprovecharse de un contexto ideológico, social e institucional muy especial, que ha hecho posible que su natural liderazgo haya adquirido una magnitud inesperada para los expertos. El éxito de Trump como un outsider de la política se explica en gran parte por una tendencia creciente de la población que rechaza la política tradicional, y por su excelente capacidad comunicativa, que ha cautivado a los medios. Frente a sus cualidades, están los defectos que se podrían resumir en un ego muy alto y el bajo nivel de autocontrol que puede llevar a toma de decisiones impulsivas.
La gente puede rechazar o indignarse con el fenómeno Trump. Pero una cosa es clara: el magnate es sólo la punta del iceberg, un síntoma de una crisis más profunda: del sistema democrático, con una institucionalidad cada vez menos eficiente; de la política tradicional, con dinámicas cada vez más corruptas que cercenan la soberanía del pueblo con impunidad de una crisis que ha acentuado el lado negativo de la globalización: cada vez será más difícil ser grandes y mantener los valores identitarios del pasado. Negar esta realidad es querer vivir un sueño.
Donald Trump ha sido acusado penalmente 4 veces y durante 2024 tendrá que asistir a una serie de juicios en 2024, Tiene una demanda en Nueva York y ha sido acusado formalmente en Georgia, Florida, Manhattan y Washington, mientras los fiscales federales y estatales de otros lugares han abierto una serie de investigaciones.
En lo particular, a mí me preocuparía en que fue el autor intelectual de la insurrección durante los disturbios en el Capitolio de Estados Unidos hace tres años
Si bien se podría esperar que los casos judiciales pendientes desanimen a sus partidarios, el veterano encuestador Frank Lance le dijo a la BBC que en realidad eso lo que hace es ayudar a la causa de Trump: “Pudo presentar el caso de que él es la víctima, que está siendo perseguido y no sólo procesado, y que todo esto es una caza de brujas”, dijo.
El expresidente Donald Trump no enfrenta restricciones de campaña. Aunque ha sido acusado de decenas de delitos graves en tres casos, dos federales y uno en Nueva York, aún falta mucho para que haya veredictos
Desde que Eugene Debs hizo campaña desde una celda de prisión hace más de un siglo, en Estados Unidos no se había visto lo que podría ocurrir ahora: un candidato importante condenado por un delito grave que contiende a la presidencia. Y nunca antes ese candidato había sido alguien con posibilidades reales de ganar.
Como pacifista declarado que era, Debs se opuso en todo momento a la entrada de los EEUU en la Primera Guerra Mundial, realizando duras críticas contra el conflicto bélico y el entonces presidente Woodrow Wilson. Esto le valió para ser acusado de traición a la patria y que incluso se le aplicara la ‘Ley de Espionaje de 1917’, una ley federal que se aplicó indiscriminadamente a todos aquellos ciudadanos estadounidenses que se opusieron a la guerra. Eugene V. Debs fue juzgado y condenado a pasar diez años en prisión. Con todos los elementos en contra, desde Penitenciaría Federal de Atlanta realizó su campaña electoral.
En el 2024 va solo en la carrera a la presidencia o por lo menos esos parece, me sorprende que en un país donde la religión tiene una influencia enorme sobre la política, hoy Trump les ha dado la vuelta, para mi no deja de ser un fenómeno con lo que ello implica y un mal ejemplo de lo que debe ser el ejercicio de la política, hoy me diría un amigo muy querido, Cesar Augusto Santiago, tú quieres santos y esos están las iglesias.
enriquetaburelomelgar@gmail.com
