Datos recientes muestran que la sequía extrema se incrementó en todo el país.
✍🏽Armando Ríos Piter
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece en su artículo cuarto, párrafo sexto que: “Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines”.
Para nuestra Carta Magna, el agua implica un derecho humano del cual todas las personas deben gozar. No obstante, como muchos planteamientos inscritos en nuestras leyes, desde que fue redactado este precepto constitucional, no estuvo acompañado de una gestión que nos permitiera cumplirlo a cabalidad. Debemos reconocer que, como nos ha pasado en la mayoría de los derechos fundamentales, carecemos de una adecuada planeación, de presupuestos suficientes y políticas públicas que inviertan en infraestructura estratégica. No contamos con leyes adecuadas a las exigencias de la realidad y no hemos definido con claridad, los mecanismos que permitan un adecuado financiamiento-público o incluso privado- en el sector. En síntesis, no contamos con una ruta crítica que garantice metas puntuales, para alcanzar objetivos específicos en tiempos determinados.
Datos recientes muestran que la sequía extrema se incrementó en todo el país. Mientras que en diciembre pasado abarcaba 20.81 % del territorio nacional, al corte del 15 de enero, ésta se incrementó a 28.79 %. Hoy un tercio del país sufre esta carencia. De acuerdo con el informe del Comité Técnico de Operación de Obras Hidráulicas de la Conagua, Sonora, Chihuahua, Durango y San Luis Potosí son las entidades con mayor grado de sequía extrema, aunque en al menos siente estados el problema está presente y se suple a través de pipas. El problema es grave. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, alertó que un 70 por ciento de los indicadores del Programa Nacional Hídrico 2019-2024 del actual gobierno, carece de resultados para su evaluación.
En la CDMX el desabasto crece semana tras semana. La escasez que se vive en el Valle de México, ha provocado que las pipas privadas eleven sus precios, los cuales van de mil 500 a 3 mil pesos por un camión cisterna de 10 mil litros. Se empiezan a presentar movilizaciones sociales de distinto tipo. A manera de ejemplo, vecinos de la alcaldía Miguel Hidalgo bloquearon vialidades durante tres días consecutivos. El gobierno capitalino presentó un listado de 284 colonias dristribuidas en 10 de las 16 alcaldías capitalinas, cuyos habitantes reciben un abasto de agua ocasional, solo por horarios y en unos días de la semana.
La directora del organismo de Cuenca Aguas del Valle de México informó que el Sistema Cutzamala está a 39.8 por ciento de su capacidad de almacenamiento, esto representa un nuevo histórico de los niveles más bajos en el Sistema. El Valle de México dispone de agua para 147 días, de acuerdo con cálculos de la Conagua, debido a la escasez de lluvias en la temporada pasada y la intensa sequía que azota la región. Con un gasto de 9 metros cúbicos por segundo, se estima que será el 26 de junio cuando el citado sistema, alcance su nivel más bajo.
Vivimos un momento crucial. La #SociedadHorizontal debe impulsar un compromiso de alto calado en esta materia. Tal y como se propuso recientemente en el foro Internacional del Agua, reliazado en el ITESM, se requiere de múltiples acciones: 1) Informar a las personas sore su consumo para crear conciencia; 2) Gestionar la presión del agua en las ciudades para disminuir el desperdicio; 3) Investigar los riesgos hídricos de cada ciudad; 4) Reducir la demanda; 5) Planear, mapear y tener disponibles diversas fuentes de agua; 6) Utilizar la crisis para crear resiliencia; 7) Crear programas de incentivos para reducir el consumo; 8) Educar a las nuevas generaciones; 9) Crear nuevos modelos de uso del agua; 10) Dar mantenimiento a la infraestructura; 11) Usar datos para crear modelos y simulaciones sobre el uso y distribución del agua. Ante estas y muchas otras propuestas, es fundamental que quienes hoy compiten por la presidencia de la República, presenten soluciones concretas a esta problemática.
Nos alcanzó el destino. Vivimos una emergencia. Debemos actuar en consecuencia.
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