El Presidente no ha dejado de ser el eje sobre el cual se mueve la política en México; el actual momento político le ha quitado capacidad de maniobra.
El Presidente no ha dejado de ser el eje sobre el cual se mueve la política en México, pero en recientes casos no necesariamente ha logrado conservar el control de la agenda como ha sido la constante a lo largo de muchos años.
El actual momento político le ha quitado capacidad de maniobra. A pesar de lo que digan las encuestas la oposición está apareciendo con mayor regularidad producto de la marcha, el proceso electoral y de los equilibrios informativos electorales por parte de los medios de comunicación y las redes.
A esto hay que sumar la filtración de información sobre la presunta relación de las campañas presidenciales de López Obrador y el narcotráfico. Se podrán sumar muchos artículos y especulaciones, pero hasta ahora no alcanzamos a apreciar ningún fundamento para referir al Presidente.
Algo que es cierto es que el entorno del Presidente en diferentes momentos ha sido señalado con razón por llevar a cabo actividades ilegales sin saberse si López Obrador estaba al tanto. Los sobres de dinero que recibieron sus hermanos, los movimientos bancarios de personal y las presuntas actividades de irregularidad de sus hijos han ido pasando aparentemente de largo, pero tarde que temprano quedará claro qué fue lo que pasó y, sobre todo, lo que, en caso de que haya sucedido, qué fue lo que se hizo con el dinero.
La presunción de que el entorno del Presidente pudo tener relación con el narcotráfico por ahora no tiene sustento. Son testimonios de personajes ligados a la delincuencia organizada, los cuales se sabe son capaces de dar cualquier tipo de testimonio con tal de poder reducir sus penas o ser considerados bajo la siempre figura alternativa de testigo protegido.
Lo que en este sentido se tiene también que considerar es que así como los señalamientos que está recibiendo el Presidente no tienen valor para fincar acusaciones legales, tampoco lo tiene para todos aquellos casos de diferentes personajes que han sido señalados por delincuentes, quienes hablan con tal de salvar el pellejo; lo que importa son las acusaciones fundamentadas y la decisión de los tribunales.
A pesar de que las acusaciones son de dichos no probatorios, al Presidente no le va quedando de otra que ir respondiendo para no dejar la plaza vacía. Es un hecho que el momento político lo coloca en el centro, lo cual crea acusaciones políticas en donde más presumimos le pega, la corrupción; las circunstancias están llevando a una maraña político-electoral y a una confrontación con medios de comunicación de prestigio, aunque los señale, estadounidenses.
Las reformas le dan un importante margen de maniobra al Presidente. Es una propuesta de enorme relevancia, pero también enfrenta el tiempo y sus claras intenciones electorales, como él mismo lo ha reconocido.
La agenda y la narrativa van a estar cambiando de dueño. Será un hecho, López Obrador no se elige, será muy interesante ver cómo reacciona cómo se comporta. La forma en que está actuando evidencia que no se va a hacer a un lado. Su candidata muy probablemente le agradecería que tome esta instancia, hoy Claudia Sheinbaum aparece como una extensión sin peso propio del Presidente.
Vamos a ver también en la campaña si la oposición tiene algo importante que decir más allá de pasársela señalando al Presidente y a la candidata del oficialismo. Algo así también tiene que hacer en el debate por las reformas, porque si se va contra ellas está perdiendo la oportunidad de un conjunto de propuestas que en un buen número de ellas son de enorme relevancia para la ciudadanía.
Estamos entrando en los terrenos en que el Presidente dejará de ser el personaje que tuvo la agenda bajo su pleno control.