Un muy serio problema de corto plazo son las pensiones.
Lo lógico sería tener un abierto debate sobre el tema de las pensiones, pero se ha tomado un camino muy confuso que generará secuelas con un final problemático, confrontativo y seguramente también que tendrá en la Corte su destino final.
Un muy serio problema de corto plazo son las pensiones. Estamos al igual que otros países, aunque en el caso de EU y Europa estamos un paso atrás. El bono demográfico mexicano se va acabando para convertirnos en una nación de mayores de edad.
La cuestión está en que si bien tienen población joven, buena parte de ella está bajo el desempleo y en muchos casos son poco productivos. Los programas asistencialistas tienen su razón de ser, pero también acaban siendo un problema si no se tiene la capacidad de generar empleos que reciclen la economía de la sociedad en todos los sentidos.
La clave del asunto está en cómo tener pensiones que le permitan a una sociedad que se está avejentando tener una etapa final en su vida bajo condiciones económicas que le resulten justas y que respondan a la larga vida laboral.
Si algo tiene el sistema de pensiones mexicano es que es poco transparente, no se tienen datos precisos de cuántas personas están en el sistema, tanto en el sector público como privado, tiene reglas claras y operación. Tampoco es claro cómo se hacen las notificaciones de las pensiones a los ciudadanos afiliados al IMSS o al ISSSTE. Para que nos demos una idea de la situación que se vive existen en el país 100 diferentes esquemas de pensiones.
Otro dato importante es que no se conoce el monto de las pensiones de los mayores de 70 años. No está claro cuánta gente tenemos en este sistema y cuántas personas se ven beneficiadas de manera directa e indirecta. Uno de los temas que más confunden con las pensiones es que no está el proceso sistematizado y además no está claro cuáles son y cuáles serán las fuentes de financiamiento.
Para los cambios que propone el Gobierno para fondear las pensiones coloca a Mexicana de Aviación, la cual está materialmente atorada; el Tren Maya, que difícilmente tendrá ganancias reconocido por el propio Gobierno; el AIFA, que no ha logrado cumplir sus objetivos ni mínimamente en sus primeros años; el Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, al cual se le han invertido 11 mil mdp de los cuales hasta ahora ha recuperado 4 mil mdp; y como cierre, la enésima intención de desaparecer los institutos autónomos empezando por el Inai.
A esto se va a sumar lo que llaman “capital semilla” de cerca de 64 mil mdp, el cual también aparecerá una sola vez, por cierto, de ese capital no se ha vuelto a hablar. Todas estas propuestas podrían servir para el corto plazo, pero no son fuentes de financiamiento que puedan reciclar el proceso de las pensiones; como llegan, se van a ir.
El precario financiamiento durará poco, porque muchos de los dineros utilizados para alcanzar una pensión de 16,667.77 no se van a reproducir. Más bien servirán para poco, alcanzarán lo que podría servir únicamente para plazos de tres o cuatro meses; en cuanto se acaben de nuevo llega el vacío.
La otra parte de la ecuación, la cual es la que más le importa al Presidente, porque con ella va a la segura, pero con futuro incierto, está en las pensiones que, a pesar de que no han sido reclamadas, son el trabajo de miles de personas que por las razones que se quiera las tienen intocadas, es de ellas y sólo de ellas. El Presidente pasó de “son de los trabajadores” a no pueden estar “sudando”.
Con este apretado resumen quizá convengamos que reconociendo la importancia en todos los sentidos de las pensiones debemos debatir y no tratar de aprobarlas de carrera antes de que se acabe el periodo ordinario; tantas evidencias al tema le urge una actitud distinta.