La confiabilidad de las encuestas electorales depende de una variedad de factores, incluyendo las metodología utilizadas y la fuente de financiamiento de la propia encuesta.
✍🏽Amado Ríos Valdez
Los orígenes de las encuestas se remontan a tiempos inmemoriales, con ejemplos de su uso en la antigua Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. En estas primeras civilizaciones, las encuestas se utilizaban principalmente para recopilar información sobre la población, los impuestos y la opinión pública. Sin embargo, el desarrollo de las encuestas como método científico se atribuye generalmente a los siglos XIX y XX.
Las encuestas han seguido evolucionando en los últimos años, con el desarrollo de nuevas técnicas de muestreo, métodos de recopilación de datos y técnicas de análisis. Las encuestas en línea se han vuelto cada vez más populares, lo que permite recopilar datos de manera rápida y eficiente de grandes muestras de población. Hoy en día, las encuestas se utilizan en una amplia gama de campos, incluyendo la investigación de mercado, la investigación social, la política y la administración pública.
A esto hay que agregar los elementos de análisis que han agregado el los últimos años la Big Data, es decir el análisis de datos de comportamiento, consumo, opinión y preferencias político electorales a partir de la recopilación de esta información de las redes sociales, los correos electrónicos, las consultas en la WEB y las bases de datos oficiales, por ejemplo las del INE, el CONAPO, el INEGI y el CONEVAL en México.
¿DE QUÉ DEPENDE LA CONFIABILIDAD DE LAS ENCUESTAS?
Es fundamental entender que las encuestas son un ejercicio estadístico de estudio de opinión; que son científicamente sólidos y respaldados si son adecuadamente realizados; que son una fotografía de un momento de la realidad y tienen la finalidad de saber cómo es la opinión en el preciso tiempo y lugar en que se realiza la encuesta; que no son instrumentos de predicción y hay que tener en cuenta que como todo fenómeno multifactorial, están sujetas a cambios de variables que pueden modificar de un momento a otro la opinión de los electores y están sujetos a la teoría del caos, es decir que pueden ser predictibles hasta con un cierto margen de error.
La confiabilidad de las encuestas electorales depende de una variedad de factores, incluyendo las metodología utilizadas, el prestigio de la empresa o entidad que la desarrolla y la fuente de financiamiento de la propia encuesta. Analicemos por ahora el tema de las metodologías. Las más utilizadas por su alto nivel de confiabilidad son:
Muestreo aleatorio: Esta es una de las metodologías más confiables y fundamentales en la investigación de encuestas. En el muestreo aleatorio, cada miembro de la población tiene una probabilidad conocida y no nula de ser seleccionado para participar en la encuesta. Esto ayuda a garantizar que la muestra sea representativa de la población en general.
Muestreo estratificado: En el muestreo estratificado, la población se divide en subgrupos homogéneos o estratos, y luego se selecciona una muestra aleatoria de cada estrato. Esto puede ser útil cuando se desea asegurar que ciertos grupos demográficos estén representados adecuadamente en la muestra.
Encuestas telefónicas: Las encuestas telefónicas han sido una herramienta común en la investigación de encuestas, aunque su efectividad puede verse afectada por el aumento de llamadas no deseadas y la disminución de las tasas de respuesta.
Encuestas en línea: Las encuestas en línea están ganando popularidad, especialmente entre las poblaciones más jóvenes y conectadas a internet. Sin embargo, es importante utilizar técnicas de muestreo y ponderación adecuadas para garantizar la representatividad de la muestra y abordar posibles sesgos, como la exclusión de personas que no tienen acceso a internet.
Modelos de agregación de encuestas: En lugar de depender de una sola encuesta, algunos analistas utilizan modelos de agregación que combinan datos de múltiples encuestas para producir estimaciones más precisas de las preferencias electorales. Estos modelos pueden tener en cuenta el historial de precisión de las encuestas individuales, así como otros factores relevantes.
Es importante tener en cuenta que incluso las encuestas electorales más confiables no son perfectas y siempre existe cierto margen de error, este margen de error aceptable puede estar en un 2 a 3 %. Sin embargo, cuando se realizan y analizan adecuadamente, las encuestas electorales pueden proporcionar una herramienta valiosa para comprender las opiniones y preferencias del electorado.
ERRORES Y MANO NEGRA EN LAS ENCUESTAS
Aunque hay errores que pueden atribuirse a la metodología utilizada en una encuesta o a sesgos en el levantamiento de la información, también es muy común, y en los últimos años más, que las encuestas sean utilizadas como elemento de propaganda política y sean pagadas expresamente por un candidato o un partido para que sea directamente favorecido. Se trata de encuestas amañadas que no respetan la metodología, la veracidad científica y que se realizan por empresas sin experiencia probada y verificada en la materia.
Una vez concluida la elección presidencial de 2020, el New York Times publicó un artículo denominado “¿Por qué las encuestas fueron un desastre?”. En el artículo, firmado por Aquiles Esté, se afirma: “Los resultados de la votación en Estados Unidos confirman un futuro catastrófico para el negocio de las encuestas electorales en todo el mundo. Bajo el modelo actual, basado en llamadas telefónicas, es prácticamente imposible superar los obstáculos que impiden la interpretación precisa de la opinión política en campañas políticas determinadas por el uso de celulares, la polarización extrema y la presencia cada vez más frecuente de candidatos populistas en el mercado electoral.” En el artículo del NYT se pondera con un alto valor los factores introducidos en las elecciones de EU de un candidato populista y la polarización extrema como factores que modificaron lo que señalaban las encuestas previas a las elecciones por su capacidad de movilizar a sectores de población que antes no participaban. Son factores nuevos que no habían sido ponderados.
Los errores en las encuestas y la manipulación de las mismas son cada vez más frecuentes y eso las han transformado en un elemento más de la propaganda electoral. No obstante, siguen siendo un instrumento de medición confiable una vez desechadas y ponderadas las encuestas claramente manipuladas, así lo muestra un estudio publicado en la revista Nature en abril de 2018 “Election polling errors across time and space” (Errores en las encuestas electorales en el tiempo y el espacio”). Los autores realizaron un análisis de más de 30,000 encuestas nacionales de 351 elecciones generales en 45 países entre 1942 y 2017. Concluyeron que, eliminando el sesgo de las encuestas pagadas por los candidatos o sus partidos, los errores en las encuestas son mínimos y están dentro de los márgenes estadísticos aceptables.
Las encuestas serias, profesionales, realizadas por empresas o instituciones confiables, neutrales y con experiencia, con metodologías bien explicadas y aplicadas y con análisis estadístico estricto, son totalmente confiables. ¿Y en México? de eso platicaremos en la siguiente entrega de Ecología Humana.
amado.rios@gmail.com