La explicación es bastante convincente, ya que los órganos electorales se han ciudadanizado a través de los años, con el propósito de evitar aquellas elecciones de Estado que no le daban oportunidad a la oposición de llegar al poder.
✍🏽Eugenio Hernández Sasso
En el proceso electoral del 2 de junio habría que ver el tamaño de la victoria y la dimensión de la derrota, la humildad de los triunfadores y la sumisión de los derrotados, pues a estas alturas, sostienen los que saben del tema, los fraudes electorales son inexistentes.
La explicación es bastante convincente, ya que los órganos electorales se han ciudadanizado a través de los años, con el propósito de evitar aquellas elecciones de Estado que no le daban oportunidad a la oposición de llegar al poder.
El conteo de los votos el día de la elección, actualmente, es a la vista de autoridades, representantes de partidos y observadores, además, se recuentan en los consejos distritales y, si por alguna razón hay inconformidad de alguno de los contendientes, pueden impugnar hasta llegar al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y reclamar el “voto por voto, casilla por casilla”.
Digamos que hasta ahí está más que garantizada la transparencia y se exime a los árbitros electorales de urdir un fraude en el que se favorezca a un partido u otro, o a tal o cual candidato.
El problema más bien estriba en la compra del voto, las amenazas a los ciudadanos y el descarado desvío de recursos del gobierno para favorecer al partido en el poder, sea cual sea el instituto político que lo ostente.
Para llegar a este punto, también se tiene que reconocer que debe haber responsabilidad mutua de partidos y ciudadanos, porque los líderes de las diferentes organizaciones pueden ofrecer dinero o dádivas a cambio del sufragio, pero falta que la gente los acepte bajo condición de llevar al poder a cualquier inmoral que más tarde les cobrará con creces lo invertido.
Por ejemplo, en la elección recién pasada quedó muy claro que el partido preponderante, Morena, y su propietario desde el Poder Ejecutivo, embriagaron previamente a los electores con la entrega de dinero constante y sonante.
También, desde el púlpito mañanero es innegable que el presidente adoctrinó al pueblo con una manipulación tan certera, que ahora todo mundo odia al PRI y al PAN como partidos, pero adora a sus cuadros más corruptos que renunciaron a esas organizaciones y se adhirieron a las filas del “Movimiento de Transformación”. De ese tamaño es la ignorancia.
Esta estrategia ha sido tan efectiva, pero además válida, que algunos alcaldes, diputados locales y diputados federales que se postularon para ser reelectos lograron la victoria, aún por encima del rechazo personal porque no fueron capaces de hacer absolutamente nada en los tres años que gobernaron.
Ahora el pueblo por completo tendrá que sufrir las consecuencias, haya votado o no por el partido que los hizo candidatos, y deberán aguantarlos otros tres años sumidos en la pobreza y el retroceso, porque no hay duda que tampoco harán nada, más que hinchar sus cuentas bancarias mediante negocios al amparo del presupuesto público.
Todos aquellos que fueron reelectos el 2 de junio, aprovecharán como nunca la oportunidad de obtener onerosas ganancias y posiblemente jubilarse, porque saben que en el sexenio de Claudia Sheinbaum se dará reversa a la ley que les permite ratificarse en el cargo.
Así es como se observan las cosas. Por eso no hay nada que se pueda hacer para asegurar que hubo fraude electoral, y, aunque pudiera documentarse la intervención presidencial, no existe norma alguna que pudiera poner en riesgo la legitimidad y legalidad de la elección.
Por ello, en los 233 medios de impugnación que presentaron partidos de oposición, así como el recurso que planteó Xóchitl Gálvez, candidata de la coalición integrada por el PRI, PAN y PRD, es casi seguro que no lograrán cambiar el curso de la historia.
Seguramente presentaron sus inconformidades para no perder la simpatía de sus seguidores, pero de antemano saben que el resultado de la jornada los supera por más de 20 millones de votos y sería imposible reemplazarlos.
SASSÓN
Lo verdaderamente importante para Andrés Manuel López Obrador se cumplió el 2 de junio. Con su relevo asegurado sabe que él y su familia pueden retirarse tranquilos a su rancho. Las reformas del Plan C ya serán problema de Claudia Sheinbaum. Si la economía revienta, también será responsabilidad de los entrantes.
Sasso89@hotmail.com