No le rasquen la panza al Jaguar, digo, al tigre, porque avizoramos que Eduardo Ramírez, es de una sola pieza, firme y contundente.
✍?DERECHO DE RÉPLICA | Víctor Manuel Cruz Roque
No entendieron o se hacen los desentendidos. En los últimos días, la opinión pública conoció que se han arreciado “ataques” sistemáticos entre quienes se auto ostentan como “cercanos” al gobernador electo Eduardo Ramírez Aguilar. Los más visibles, son hacia personajes identificados con áreas de educación, Fiscalía General del Estado y Poder judicial, principalmente.
Los promotores o protagonistas olvidan o simulan amnesia, que el llamado Jaguar Negro posee un discurso concordante con sus convicciones y determinaciones protegidas, sustentadas, avaladas y blindadas contra la grilla y las ambiciones, pues obtuvo a su favor la más alta votación jamás registrada en la historia contemporánea en Chiapas, con casi el 80% de sufragios a su favor, lo que en números son 1,866,190, de acuerdo a los conteos oficiales.
Esto le otorga potestad, legitimidad y capacidad decisiva, porque como él mismo lo reiteró en innumerables ocasiones durante el periodo constitucional de proselitismo político, él no le debe nada ni tiene compromisos con nadie, y solamente al pueblo de Chiapas.
Se acepta y es normal que el futuro mandatario posea sus afinidades, confianzas y lealtades—como todo en el quehacer político—y también es propio que posea un grupo de colaboradores en los tres círculos concéntricos del ejercicio del poder, esto no es nada novedoso y forma parte del engranaje de un proyecto político que, dicho sea de paso, no tiene precedentes.
Esto es una cosa, otra muy diferente es que aquellos que se auto-valoran, creen y sienten que son beneficiarios de la confianza ciudadana depositada hacia el personaje central, le es extensivo y crean que por ese hecho poseen derechos no concedidos ni por los votantes el pasado 2 de junio y menos por el beneficiario de este gran ejercicio democrático. En otras palabras: que nadie se abrogue derechos de patente ni picaportes y menos recurriendo a presiones o chantajes, porque esa es la vía más equivocada y con toda certeza los llevará al fracaso de sus pretensiones, vía ambiciones personales o de grupo.
Más específico: hemos conocido virulentas acusaciones de su vida pública y privada contra la profesora Magdalena Torres Abarca, de Juan Carlos Moreno Guillén y alusiones sobre quien deberá ocupar la titularidad de la Fiscalía General del Estado, entre otras posiciones relevantes. Estos “ataques” mediáticos obviamente tienen sello de emisión y son deleznables porque evidencian una traición de principios y de todo eso que ofertan hacia el proyecto que los cobija, y que, dicho sea de paso, se muestra benevolente con ese pasado nebuloso que los francotiradores tienen. No se especifican nombres, pero cada uno quien conocerá estas líneas, saben y sentirán los efectos de culpabilidad, si es que lo poseen.
No le rasquen la panza al Jaguar, digo, al tigre, porque avizoramos que Eduardo Ramírez, es de una sola pieza, firme y contundente; no le temblará mano para poner orden y ubicar a cada quien en su lugar; o sea, no hay espacios para los caníbales políticos que recurren a las obsoletas prácticas de descalificaciones, con acciones deplorables de “ataques” de quítate tu, para ser yo.
El gobernador electo no se deja chantajear. No le rasquen la panza al Jaguar.
Es todo, gracias.
vmcruzroque@hotmail.com