Por: Crystiam Estrada Sánchez
Algunas personas no festejan la libertad de expresión, dicen que no hay nada qué festejar, pero yo sí, yo sí la festejo, la conmemoro y además la aplaudo, por dos razones, una, en casi todos los medios de comunicación de Tabasco he tenido la bendición de que las puertas se me han abierto y dos, trabajar en el aula universitaria con las nuevas generaciones, ha sido gratificante y constructivo, para alimentar la esperanza de un nuevo ejercicio de acción en el campo laboral del periodismo de investigación.
Estoy convencida de que en el caminar del profesional de la comunicación, te topas con altas y bajas, muchos han de creer que he tenido bajas, pero no, para mí han sido altas y grandes bendiciones, he trabajo de la mano de los grandes, mismos que me han impulsado y me han procurado el camino y la trayectoria, pero sobre todo la experiencia que ahora tengo. Yo sí celebro trabajando, haciendo el uso de mi voz y opinando sobre lo que sé, en el día de la libertad de expresión.
De esa libertad que no se vende, no se corrompe, no se prostituye y mucho menos se abarata por unos pesos o por la dignidad de las personas, de esa libertad que al ejercerla se te atribuye de manera intrínseca la obligación de comprobar lo que dices, de esa libertad que se puede someter al juicio de los otros y de la misma ley, de la libre expresión que depende ejercer como derecho universal y humano a cada uno de nosotros, no sólo en los medios de comunicación, sino partiendo de uno mismo para con los demás. De esa libre expresión que no se deja manipular, amedrentar o engañar con los espejos y el oro del mundo.
Bien vale la pena festejar desde la experiencia y vivencia de uno mismo, reconociendo que en las nuevas generaciones está la esperanza de que el quehacer periodístico se vea transformado por nuevas formas y prácticas de ejercerlo; no se trata de cambiar, sino de retomar lo que ya sabemos que es hacer periodismo, de aceptar que las formas y los métodos, deber ser usados para lo que son, de que los géneros periodísticos son la única manera de seguir ejerciendo y de que sólo a través de la investigación podremos argumentar y fundamentar nuestras investigaciones y lo que damos a nuestras audiencias.
La ética no se aprende ejerciendo el periodismo, la ética se aprende en casa y se aplica en el periodismo, es desde la ética y él temor a Dios, desde donde debemos hacer conciencia en el ejercicio ético de nuestra profesión. Los procesos de comunicación no deben ser cambiados, solo deben ser perfeccionados y adaptados a las nuevas tecnologías y formas de comunicar.
La sociedad en todos sus grupos sociales, está necesitada de mensajes que les permitan generar en las audiencias y mover en las audiencias, sus formas de vida, pero es desde el seno familiar, únicamente ahí, desde donde todos debemos lograr ponernos de acuerdo, partiendo de los valores y de que el ejemplo que demos como padres en casa a los hijos, ese será el reflejo y la verdadera herencia de la familia.
Con mucho gusto y dando gracias a Dios por ejercer esta mi noble profesión de comunicar, hoy festejo, por las nuevas generaciones, porque no todo está perdido, porque hay nichos y grupos en los que una semilla de lo bueno de Dios está, porque ser comunicóloga me invita a ser mejor cada día en lo que me gusta hacer, escribir y hablar en los medios de comunicación masivos. Feliz día de la libertad de expresión.
Gracias a Dios por el trabajo, la familia, los amigos, la salud; gracias a usted estimado lector y lectora por su tiempo de lectura.
P.D. ¿Hay algo tan significativo para ti que incluso podría costar un peso, pero no lo venderías por cantidad alguna?