La ciudadanía mexicana mantiene la expectativa ante el arribo de la nueva presidenta, si quedará atrás, las ocurrencias y resentimientos, la narrativa de los otros datos.
✍🏽BALANZA LEGAL | Rodolfo L. Chanona
Desafortunadamente existen varios elementos para afirmar que la gestión de AMLO pasaba de las ocurrencias a los hechos, sin ninguna planeación y coordinación, centralizando las decisiones en la figura presidencial; por lo que, la agenda de seguridad no fue la excepción, acomodándose y adaptándose esta, de manera pragmática a las condiciones de inseguridad preexistentes en el país, siendo un claro ejemplo, el caso de la Guardia Nacional que empezó con la promesa de constituirse en una institución civil y terminó siendo militar.
Una de las promesas de AMLO en la campaña en materia de seguridad, fue la afirmación de que los homicidios se reducirían entre 30 y 50% en un lapso de tres años, afirmando que, los militares regresarían a los cuarteles, una vez que, los planes de la nueva administración se concretaran al profesionalizar a las policías y pacificar al país.
Desde el periodo de transición y durante toda su gestión, mantuvo la retórica del compromiso de pacificación del país, incluyendo un paquete de políticas sociales enfocado especialmente en los jóvenes y generando un cambio en las políticas de regulación de las drogas, y una batería de penas alternativas y amnistías; teniendo como objetivo que, el programa social de gran calado orientado a los jóvenes, pusiera un alto al reclutamiento a manos de las organizaciones criminales.
Comprometiéndose a dar prioridad a las tareas de inteligencia, a la coordinación y a la incautación de los recursos financieros de las organizaciones criminales, sobre el uso ofensivo de la fuerza; así mismo, se comprometió a la creación de una Guardia Nacional de carácter civil y el regreso a los cuarteles del ejército. No cumpliendo con nada de esto, al contrario, durante su sexenio, se evidenció su cercanía con estas organizaciones y se incrementó el índice de homicidios dolosos en el país, recrudeciéndose los enfrentamientos entre los grupos criminales, tal y como, actualmente esta sucediendo en Chiapas y Sinaloa.
De conformidad al reporte “MX: La Guerra en Números”, de T-ResearchMX, el registro de homicidios dolosos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del 1 de diciembre de 2018 al 27 de septiembre de 2024, tiempo que lleva la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, las fiscalías estatales y federales han registrado 199 mil 368 homicidios dolosos en México, apuntando en este reporte que, en la última jornada de este gobierno vienen ocurriendo un promedio de 72 asesinatos por día en el país.
Si realizamos una comparativa de muertes, en el mismo periodo en otros sexenios, el actual gobierno obradorista, encabeza el registro superior de dicho delito, tal es el caso, que la administración pasada de Enrique Peña Nieto, registró 130 mil 626 homicidios; el de Felipe Calderón que tanto criticó, registró 102 mil 812 asesinatos y el gobierno del expresidente Vicente Fox, documentó 53 mil 275 homicidios.
Por lo que, el reto en seguridad de Claudia Sheinbaum, será el mismo reto planteado los últimos 25 años, consistente en lograr la pacificación, el control territorial y la integración de una Guardia Nacional efectiva, en lo cual, han fracasado los últimos cuatro periodos sexenales; por lo que, ahora esta centrada la esperanza en la primera mujer que gobernará el país, toda vez que, sin seguridad no puede haber desarrollo.
Sin embargo, la nueva presidenta no la tiene fácil, por que primero tendrá que enfrentarse al reto de la desaceleración económica que viene presentando la economía mexicana, derivado a la existencia de unas finanzas públicas débiles, por la carga presupuestal que tiene el Estado con los programas sociales y el subsidio que se le viene otorgando a PEMEX, el cual, viene operando con números rojos.
Según datos del FMI se ha reducido la perspectiva de crecimiento a 2.2% y ha caído la producción y el consumo; además, en el último año se ha duplicado el déficit fiscal, situado ahora en el 6% del PIB, teniéndose un desbalance público de un billón de pesos (unos 45,5 millones de euros), la cifra más alta de la que se tiene registro en la Hacienda mexicana. Este agujero récord, estrecha el margen de maniobra de Claudia Sheinbaum y tendrá que hacer malabares, desde el primer día de su gestión, para apretar la cartera que soltó López Obrador durante la última parte de su Gobierno, para lograr su avasallador triunfo electoral.
Según los expertos, la presidenta no tiene muchas opciones, toda vez que, tendrá que emitir más deuda o aumentar los impuestos, o bien recortar el presupuesto público, lo cual no consideramos que vaya realizar. Tarea titánica que tendrán, el excanciller Marcelo Ebrard quién estará acargo de la Secretaría de Economía y Rogelio Ramírez de la O, el cual, se mantendrá en la Secretaría de Hacienda; de quienes se espera que su experiencia y compromiso, los lleve a tomar las mejores decisiones.
La ciudadanía mexicana mantiene la expectativa ante el arribo de la nueva presidenta, si quedará atrás, las ocurrencias y resentimientos, la narrativa de los otros datos, el insulto como herramienta de trabajo, la descalificación como reacción y la mentira como la solución a los problemas; y se optará mejor, por retomar el liderazgo presidencial, a través de la empatía, la cooperación, la resolución de problemas, la comunicación asertiva, la versatilidad, la planeación y la coordinación con los diferentes sectores de la población.