El nuevo gobierno propone cambiar la percepción que los chiapanecos tienen de ellos mismos, aseguró el escritor Carlos Román García.
✍🏽Eugenio Hernández Sasso
Los momentos culminantes de la cultura chiapaneca, en el siglo XX, tienen que ver con una voluntad que se origina desde el poder, o que se entiende a partir de comprender, en su amplitud, la virtud que tiene como una manera de cohesión social, diversidad y su valor, afirmó el escritor Carlos Román García en el programa Historia e Identidad que conduce Marco Antonio Besares.
En los estudios del diario Ultimátum, Román García agregó que la voluntad del poder no es la única condición o requisito para que los movimientos culturales crezcan y den frutos, sino tiene que haber también una voluntad ciudadana, y esta existió en el Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas.
Mencionó que en los años 40’s y principios de los 50’s, cuando llegó al gobierno el general Francisco J. Grajales, vinculado con José Emilio Grajales, su padre, se dio un impulso al movimiento cultural.
Recordó que Bernardo Reyes fue el fundador del primer Ateneo que se abrió en Tapachula, por lo que el Soconusco juega un papel importante en esta parte de la historia.
Luego, agregó, se hizo una réplica en Tuxtla Gutiérrez con personajes como Agripino Gutiérrez, Eliseo Mellanes Castellanos, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, además de personajes de talla internacional como Faustino Miranda, Miguel Álvarez del Toro, Andrés Fábregas, Carlos Navarrete y Fernando Castañón Gamboa.
Todos esos acontecimientos en 200 años de historia, generaron también una serie de acciones que llevaron al desarrollo de las vías de comunicación en la entidad.
Una de las determinaciones del gobernador electo Eduardo Ramírez Aguilar, señaló que establecer el concepto mediante el festival de la chiapanequidad, hacer que se recupere el sentido festivo, además del ritual y de las culturas que dan identidad a los habitantes del estado.
En Chiapas, indicó, hay 13 lenguas originarias, hay población afrodescendiente, chinos, japoneses, alemanes, norteamericanos, árabes y eso tiene no solo el derecho de expresarse, sino la necesidad de hacerlo.
“Una de las propuestas filosóficas del nuevo gobierno tiene que ver con cambiar la percepción que tenemos los chiapanecos de nosotros mismos, y la percepción que tienen de nosotros en el exterior”, recalcó.
Durante los diálogos que se llevaron a cabo, reveló, le correspondió organizar la parte cultural, sin embargo, “dijimos: el gobernador no tiene compromiso ni nosotros ambiciones”, porque ese equipo ganó un premio a la mejor investigación para una campaña política, que dio la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos.
El éxito, señaló, fue la originalidad porque la campaña de Eduardo Ramírez ha sido la única en la historia en la cual el lema viene de una lengua indígena como Jam Achulel (abre tu conciencia).
Afirmó que se tiene que rebasar la propuesta de las casas de cultura y recuperar algunas experiencias como aquella de las misiones culturales que no solo llevaban actividades artísticas, sino también enseñaban albañilería, carpintería y electricidad.
Las casas de cultura, dijo, se deben convertir en casas de los saberes.
Comentó también el proyecto del diccionario del español en Chiapas y mencionó como fuentes Nuestro modo, de Enrique García Cuéllar, para Tuxtla; los diccionarios que ha sacado La Rial Academia de la Lengua, para la región Frailesca; Susana Franz, para El habla popular coleta; y, en Tapachula, también hay un español muy original, Pichucalco, Palenque y toda la zona Norte.
Expuso que no se trata de solo tener recursos naturales, sino de organizar a la sociedad para que todos los proyectos que se impulsen, desde y fuera del gobierno, tengan como elemento vital transformar la realidad y aprovechar un enorme potencial que existe en el estado.
Recalcó que Chiapas es el cuarto productor de mango y maíz, primero mundial en café orgánico, segundo en cacao y ganado, pero a la producción chiapaneca se le debe agregar valor.
Habló de la voluntad del gobernador electo para recuperar la zona económica especial en el Soconusco, con el propósito de convertirla en una franja industrial que capture mano de obra local y también migrante.
Habló del mestizaje y precisó que en Villaflores, Villacorzo, Suchiapa, Jiquipilas, Arriaga, Pijijiapan y Tonalá, los vaqueros, en la época novohispana eran negros, porque tenían derecho a montar a caballo y podían portar armas de fuego, cosa que estaba negada a los indios.
“Cuando viene la independencia y se da la abolición de la esclavitud los vaqueros se convierten en rancheros, por eso te vas a dar cuenta que los vaqueros prósperos de esas regiones son negros o mulatos”, explicó.
Mencionó que recientemente tres chiapanecos obtuvieron lugares en el Sistema Nacional de Creadores y dos de ellos son de los pueblos originarios.
Eso, explicó, habla del florecimiento de la cultura indígena que enriquece la visión del mundo, la cual estaba silenciada y contenida, pero ahora se está expresando.