Andrés Manuel López Obrador ha roto todos los moldes de la política nacional. Desde su tribuna presidencial interviene en la vida interna de los partidos políticos adversarios a su ideología, perdiendo toda la dimensión de demócrata que durante décadas enarboló: intenta limpiar casas ajenas, aunque la suya esté sucia.
El presidente de México muestra un papel convenenciero a más no poder. Un claro ejemplo de esa actitud se pudo apreciar una vez más este jueves, cuando –ahora sí- respaldó un informe que emitió la agrupación “Mexicanos Contra la Corrupción” el cual dio pie a un reportaje en contra de Alejandro Morena Cárdenas por triangulaciones financieras para hacerse de propiedades en Campeche en sus tiempos de gobernador de aquel Estado.
Desde la campaña que lo llevó al poder en 2018, el tabasqueño López Obrador lanzó todo su arsenal contra “Mexicanos Contra la Corrupción”, en más de una ocasión los acusó de ser parte de la mafia del poder, de ser parte del ala conservadora y neoliberal que tanto daño le provocó al país y además de ser una agrupación corrupta.
Ahora que esa agrupación sacó el informe en contra del dirigente nacional del PRI, al titular del poder Ejecutivo federal le da por celebrar y ensalzar el trabajo que realizan, haciéndolo desde su ring personal: la mañanera.
Ahí aprovechó Andrés Manuel López Obrador a enviar un mensaje al PRI y al PAN, para que regresen a su esencia y a sus inicios como partido, para poder volver a ganarse la confianza de la ciudadanía. Sinceramente algo fuera de toda lógica, porque el presidente dejó de ser líder una fuerza política desde el 1 de diciembre de 2018 y se convirtió en gobernante de todos los mexicanos, desafortunadamente y a más de tres años de gobierno parece no lo ha entendido y sigue con los guantes puestos.
Nos demuestra López Obrador que cuando algo le conviene no tiene el mayor empacho en celebrarlo, total hay un sector de la población que aplaude y asume sin pensar cada palabra emitida de la boca del presidente. Se olvidan que el mismo fundador de Morena ha repetido hasta el cansancio que México se acabaron los borregos, y que ahora los ciudadanos no actúan por adoctrinamiento.
El presidente está herrado, no debería actuar como pugilista en contra de ningún mexicano. Debe entender que el respeto a la investidura presidencial tiene que comenzar otorgándosela él mismo, y una forma eficaz de lograrlo es evitando toda clase de enfrentamientos con personajes que no tienen afinidad a su proyecto de nación.
Por desgracia para este país el titular del Ejecutivo federal actúa como como líder partidista y de un movimiento político, cuando no estaría de más recordar que cobra y vive como presidente de México, que él está para darle solución a los problemas de todos los mexicanos y no para entrar en confrontación con nadie.
Desafortunadamente el tiempo sigue transcurriendo y los mexicanos seguimos viendo la misma actitud: un presidente beligerante e irrespetuoso que solo actúa de acuerdo a su conveniencia y que quien no piensa igual que él es su enemigo.