Este alimento se ha encarecido tanto que los consumidores han dejado de comprarlo y los vendedores han sentido la baja en sus bolsillos.
Viviann Garpe/Ultimátum
VILLAHERMOSA
Consumir pollo o gallina ya no está al alcance de muchas personas, pues los precios han subido desproporcionadamente y las familias han tenido que sustituir esa fuente de proteína por huevos, frijoles, arroz u otros alimentos menos caros.
Desde principio del año 2022 los precios eran hasta de 150 pesos los más caros. Sin embargo, ahora en los puestos que se dedican a la venta de este producto oscilan entre los 170 y 185 pesos para el pollo, y entre 270 y 280 pesos la gallina.
A falta de posibilidades de comprar aves para su alimentación, los consumidores han optado por equilibrar sus gastos con otros productos. Esto afecta también los bolsillos de los comerciantes, quienes señalaron que las baja ventas no cesan.
“Hay días que se me queda casi toda la venta y lo que hago es refrigerarlo y sacarlo al siguiente día, pero los clientes buscan fresco y casi no vendo el del día anterior y lógicamente se me convierte en merma”, explicó Isabel López, locataria del mercado de Tamulté de las Barrancas.
Las amas de casa que surten sus despensas en ese lugar comentaron que, en caso de tener la oportunidad de comprar pollo, no lo guisan porque eso sube el costo de la comida hasta a 500 pesos, eligen el método “sancochado”, que consiste en hervir el pollo junto con unos dientes de ajo.
“Solo lo compro una vez por semana, y los otros días como fideo, huevos o frijol con arroz, sin carne porque ya no alcanza para comer tan bien como antes”, explicó María Peña, madre de familia que acude al mercado en busca de precios accesibles a su bolsillo.