Los cuentos y novelas navideñas son más que simples relatos; son vehículos que transmiten valores universales como la generosidad, la solidaridad y la esperanza.
ENTRE LETRAS | DidierGómez Trujillo
La Navidad es una época del año que ha inspirado a innumerables escritores como los hermanos Grimm (1812-1815-1857 “Tiempos difíciles, Grandes esperanzas, Oliver Twist, David Copperfield, La tienda de antigüedades”), Charles John Huffam Dickens (1812-1870 “Tiempos difíciles, Grandes esperanzas, Oliver Twist, David Copperfield, La tienda de antigüedades”) y Hans Christian Andersen (1805-1875 “El Abeto, El patito feo, El traje nuevo del emperador, La reina de las nieves, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo, El ruiseñor, La sirenita, Pulgarcita, La pequeña cerillera, El alforfón, El cofre volador, El yesquero, El ave Fénix, La sombra, La princesa y el guisante”) a crear cuentos y novelas que capturan su esencia mágica, sus tradiciones y el espíritu de solidaridad y amor. A lo largo de los años, varias obras se han convertido en clásicos que se leen y releen durante esta temporada, ofreciendo no solo entretenimiento, sino también reflexiones profundas sobre la humanidad. Uno de los cuentos más simbólicos es “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, publicado por primera vez en 1843 y llevó el título original de Christmas Carol (cántico de Navidad). Esta historia narra la transformación de Ebenezer Scrooge, un avaro que desprecia la Navidad, tras ser visitado por tres fantasmas que le muestran su pasado, presente y futuro. A través de esta narrativa, Dickens aborda temas como la redención, la importancia de la comunidad y el verdadero espíritu navideño, recordándonos que nunca es tarde para cambiar y hacer el bien.
Otro clásico publicado en 1816 es “El cascanueces” de E.T.A. Hoffmann, que, aunque originalmente es un cuento de hadas, ha sido adaptado en numerosas ocasiones, incluidas interpretaciones en ballet. La historia sigue a Clara, una joven que recibe un cascanueces de regalo y, a través de su imaginación, vive una aventura mágica en un mundo de fantasía. Este relato destaca la importancia de la imaginación y la inocencia infantil, elementos que son fundamentales en la celebración de la Navidad. Además de estos cuentos, las novelas también han capturado el espíritu navideño. Las obras muestran cómo los pequeños actos de bondad pueden tener un gran impacto en la vida de los demás, reforzando el mensaje de que la Navidad es una época de dar y compartir.
Publicada en 1871, “Navidad en las montañas” de Ignacio Manuel Altamirano es un relato que refleja las tradiciones navideñas en un entorno rural, mostrando cómo la simplicidad y la conexión con la naturaleza pueden enriquecer la celebración. Esta obra nos recuerda que, a menudo, las experiencias más significativas son aquellas que se viven en comunidad, rodeados de nuestros seres queridos.
Los cuentos y novelas navideñas son más que simples relatos; son vehículos que transmiten valores universales como la generosidad, la solidaridad y la esperanza. Al leer estas obras, no solo nos sumergimos en historias entrañables, sino que también nos inspiramos a vivir la Navidad con un corazón abierto y dispuesto a compartir. La literatura navideña nos invita a reflexionar sobre nuestro propio comportamiento y a recordar que, en el fondo, el verdadero espíritu de la Navidad reside en el amor, el perdón y la amistad.
“Flor de nochebuena: Como cada año / un solo día / el corazón del mundo se convierte / en una roja flor. /Destila su ternura, se alegra, canta. / Desde que el alba /-ojo luminoso de Dios- /descorre las cortinas de esa noche: / Nochecita / Nochebuena / Nocheamor / el alma de los hombres se convierte / en esa roja flor. / Es grande / amorosa / con olor a miel. / La embriaguez de su aroma se / esparce por el mundo / hay gozo / hay canto / hay amor / amor / amor. / Como una inmensa pira arde su / Flama / y derrama / unta con mano tersa su calor. / El corazón del mundo / -un solo día- / es un reflejo hermoso de esa flor (Socorro Trejo)”.
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