“En tiempos de engaño universal decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”.
✍🏽José Antonio Molina Farro
Es desgarrador. Ya resulta insostenible. El poder periclitado abdica, no de hoy, de tiempo atrás de sus responsabilidades esenciales. Normaliza la aberración. Frivoliza el salvajismo. Indiferencia y desdén a los acontecimientos violentos, a la voz de los angustiados. Ahora culpa a “algunos medios de comunicación que inventan información negativa de Chiapas”. Quiere victimizarse, ocultar lo inocultable. Hay disonancia cognitiva. Los ideales, si alguna vez existieron, se agostan y la dignidad se ausenta. Habla con solemnidad de paz social, del clima, no político sino del tiempo. No fue así en un comienzo, lo recuerdo como un hombre mesurado y sensato. Aún más, fortaleció legitimidad durante varios meses, por la simpatía popular a las medidas que tomó como gobernador en funciones, al aplicar la ley y desalojar invasiones a todas luces ilegales y abrió carpetas de investigación contra el líder magisterial Gómez Bahamaca por supuestas o reales irregularidades. AMLO medió y nada pasó.
En reciente reunión con el Gabinete legal y ampliado destacó, cierto, sin sustento de referencias autorizadas, “que la mejor obra que vamos a heredar es que fuimos el primer lugar nacional en disminuir la pobreza”. Y es muy factible que así sea y se trate de la disminución de la pobreza por ingresos. Hubo para Chiapas decenas de miles de millones de pesos en programas sociales. También reconocer otros logros no menores como terminar con los añejos conflictos en Aldama y Venustiano Carranza, no así en Chenalhó, donde existen familias que quieren regresar y otras que buscan un lugar seguro y digno. Por supuesto no se refiera a la brutal ola de violencia en muchos otros municipios, carreteras, desplazamientos forzados, tráfico de drogas y migrantes, extorsiones a granel, etc.
No descalificar ad hominem y guardar equidistancia de los extremos es un deber cívico hacia nosotros mismos y con nuestros amables lectores. Hubo otros logros significativos que no se mencionaron: amortizó la deuda, intereses y capital correspondientes a su periodo, pagó adeudos a los sectores salud y magisterial, mejoró la calificación de la calidad crediticia y mantuvo balances financieros positivos.
Del reconocimiento a la burla y la execración. En paralelo mantuvo frentes débiles, personajes nefandos, ayunos de compromiso social en importantes ámbitos decisorios que marcaron a su gobierno. Atendió y privilegió a sus leales, aquéllos que lo acompañaron en viejas responsabilidades sin ser necesariamente aptos para las nuevas exigencias. También lo cercenaron compromisos, tal vez complicidades con personajes de sobra conocidos que dañaron mucho el erario de Chiapas y contribuyeron a desacreditarlo a él y a las instituciones. La Bruyere escribió una máxima imperdible, imperecedera: {En la amistad desinteresada hay placeres que no puede alcanzar el hombre mediano}. Y Michelle Obama: “el poder no te cambia te revela”.
Los tratadistas del Pacto Social (Locke, Hobbes, Rousseau, con diferencias, coinciden en la necesidad de un acuerdo, real o hipotético, pero cargado de racionalidad y vigencia, en que el Estado y los ciudadanos establecen responsabilidades mutuas. Simplifico: el hombre es violento por naturaleza, y para no desaparecer delegan parte de su soberanía a un ente superior, el Estado, con la condición de cumplir cuatro funciones básicas: proteger el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad y a la propiedad. Si un Estado, cualquiera Estado, es incapaz de cumplir con alguna de estas responsabilidades pierde su razón de ser y de existir.
Tartufos de honradez. Hay dipsómanos de la moral, tartufos que asaltan sin pudor cuentas públicas y auditorías, tránsfugas de la honestidad diría José Ingenieros en su célebre obra El Hombre Mediocre, donde resuenan ecos de grandes pensadores que describieron la escoria en la condición humana, y advierten de los peligros de la mediocridad. Dice el autor que mediocres siempre hay, los habrá, “el peligro real es cuando la mediocridad se convierte en mediocracia”. Sus consecuencias, lo hemos vivido, son devastadoras.
En Chiapas el bienestar está pendiente; la pobreza extrema, la exclusión, la marginación y la injusticia, la violencia, siguen ahí, delante de nosotros, desafiando imaginación y voluntad política del gobernador electo para impulsar el desarrollo económico y social y avanzar en el fortalecimiento democrático de la entidad. No solo no crecemos en términos del PIB y PIB per cápita sino decrecemos de manera consistente en estos y otros rubros, como facilidad para hacer negocios, permisos de construcción, registro de propiedades, cumplimiento de contratos. En el Índice de Competitividad Estatal que mide el IMCO para atraer inversiones y retener talento, Chiapas ocupa el antepenúltimo lugar, solo por encima de Guerrero y Oaxaca. En cuanto al empleo informal, en la entidad es de 74.8 %, siete de cada diez empleos. El ambulantaje y puestos de calle o portón, donde se vende comida, mercancía, ropa, entre otros, sin prestaciones laborales como lo establece la Constitución y la legislación laboral vigente.
Humanismo que transforma. No es un slogan o propaganda política, es una filosofía de la vida democrática y ética, que afirma que los seres humanos tienen el derecho y la responsabilidad de dar sentido a sus propias vidas. Ante esta esta desgarradora radiografía se requiere del concurso inteligente, renovado y decidido del próximo gobierno, escuchar y volver a escuchar la diversidad de opiniones y aprovechar la voluntad de grupos sociales que legítimamente buscan mejorar su bienestar y participar en las decisiones que directamente les afectan. Una nueva visión de gobierno. Los programas sociales, per se, no permiten la vigencia plena de la justicia social y la equidad. Promover una nueva generación de reformas, construir consensos que respalden las decisiones que se necesitan. Una visión estratégica y una administración eficiente. Reconocer con realismo las limitaciones financieras y la ilimitada capacidad de crecimiento de las necesidades. Una inteligente planeación del desarrollo, integral y focalizada. Esta nueva visión no admite improvisaciones, duplicidades irresponsables ni desperdicio de los recursos escasos. Las políticas de desarrollo serán más legítimas por sus atributos incluyentes, más eficientes porque contemplan distintas perspectivas y más estables debido a sus fortalezas de participación comunitaria en la instrumentación y ejecución de los proyectos. Abramos las ventanas de la imaginación y la inteligencia. Usemos nuestras fallas para rectificar con genuino ánimo patriótico. Seamos protagonistas activos de nuestra historia y aprendamos las lecciones de pasado.
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