Una advertencia similar dejó claro que los días de cuentos felices están contados.
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
Hay una lección que, aunque repetida, algunos no terminan de aprender: la impunidad no dura para siempre. En las últimas semanas, en Chiapas, el eco del Operativo Pakal ha resonado como una advertencia para quienes han jugado con fuego en el poder. Mientras algunos alcaldes intentan “acomodarse”, otros descubren que ni el corcel más veloz los salva de los alcances de la justicia.
El reciente arresto del presidente municipal de Frontera Comalapa es un claro ejemplo. Pensó que con su actitud servil y acomedida podría ganar indulgencia; una estrategia que quizá antes funcionaba, pero que hoy, bajo la lupa de una administración decidida a marcar distancia del pasado, ya no basta. En este juego de máscaras y simulacros, Pakal no perdona. El mensaje es claro: el tiempo de los acomodos terminó, y la justicia llegará, incluso para quienes se creen intocables.
EL MUNDO NO ES DEL COLOR QUE CREÍAS
En otro rincón del estado, una presidenta municipal aprendió por las malas que la política no es un cuento de hadas. A quienes se sienten protegidos por su entorno, Pakal les ha arrancado los filtros de colores y los ha obligado a ver una realidad más cruda. Se acabaron las zonas de confort. El problema no es solo la corrupción, sino el espejismo que envuelve a algunos líderes locales, quienes aún creen que sus privilegios y relaciones los blindan de cualquier tormenta.
Aunque sus nombres no figuren aún en titulares, las advertencias fueron claras: arreglen el desastre, limpien la casa y asuman el rol para el cual fueron electos. Pero, ¿lo harán? O, mejor dicho, ¿podrán? Porque, en muchos casos, el desorden que enfrentan no solo es el legado de otros, sino de sus propias decisiones o, peor aún, de sus omisiones.
ADVERTIDOS ESTABAN
El gobernador Eduardo Ramírez no se ha limitado a promesas. En este primer mes de su gestión, las acciones del Operativo Pakal han dejado en claro que el discurso de cambio no es solo retórica. Pero también ha enviado mensajes directos y sin rodeos a los alcaldes de Chiapas: Cero impunidad.
En Comitán, el alcalde entendió este mensaje después de que varios de sus funcionarios terminaran bajo investigación. Intentó mostrarse activo, hasta sonriente, durante eventos públicos, pero el susto ya estaba dado. Mientras tanto, en otro municipio, una advertencia similar dejó claro que los días de cuentos felices están contados. Ambos casos son un recordatorio de que este nuevo capítulo político en Chiapas no tiene espacio para quienes no asumen su responsabilidad.
EL DESAFÍO DEL PRIMER MES
Eduardo Ramírez cumple su primer mes al frente del estado. En este corto tiempo, ha lanzado un mensaje contundente: la reconstrucción de Chiapas será implacable. Sin embargo, queda por ver si este impulso inicial se mantendrá o si las sombras del pasado, esas que tanto han lacerado al estado, lograrán infiltrarse de nuevo.
El Operativo Pakal es, sin duda, una pieza clave en esta estrategia, pero también es un riesgo. Si bien sus resultados han sido aplaudidos por muchos, existe el peligro de que la población perciba estas acciones como espectáculos momentáneos. Los chiapanecos están hartos de promesas incumplidas y operativos que terminan siendo cortinas de humo. Si Ramírez quiere que su administración pase a la historia, debe demostrar que Pakal no es una excepción, sino el inicio de una transformación profunda.
UN CHIAPAS QUE MERECE MÁS
Aún con los primeros avances, Chiapas sigue siendo una tierra de contrastes. Por un lado, están los ciudadanos que día a día luchan por construir un futuro mejor, y por otro, los líderes que todavía creen que pueden jugar con las reglas de siempre. La corrupción y el crimen organizado no solo han desangrado al estado; también han alimentado una narrativa de desesperanza.
Sin embargo, el verdadero cambio no llegará solo desde los operativos o los discursos. Llegará cuando las instituciones se fortalezcan y cuando los líderes entiendan que el poder es un servicio, no un privilegio. Los alcaldes advertidos tienen ahora una elección: liderar con responsabilidad o enfrentar las consecuencias de su inacción.
En este Chiapas, donde Pakal ya no es solo un nombre, sino un símbolo de justicia, el mensaje es claro: advertidos estaban. Ahora, queda por ver quién escuchó y quién, como tantos otros, seguirá ignorando las señales.
Cordial saludo.