En el ámbito político el país se encuentra en un ring de boxeo, teniendo como su principal pugilista al presidente Andrés Manuel López Obrador, enfrentando diariamente a un sparring que no le aguanta ni los rounds de sombra. Así en medio de la confrontación ha transcurrido más de la mitad del actual régimen que gobierna a México, en el que la diatriba, el insulto, las descalificaciones y los señalamientos mutuos han sido el pan nuestro de cada día.
Ahora, en ese toma y daca, en el estira y afloja en el que se ha convertido la arena política, surge una afrenta que puede poner a México en medio de una crisis política, mayor a la que se ha enfrentado por la testarudez de unos y la resistencia de otros desde que en 2018 ganó las presidencial Morena.
Durante los últimos días hemos escuchado en voz de los líderes de la alianza “Va por México” que encabezan el PAN, PRI y PRD el emplazamiento a una moratoria constitucional, sin embargo, muchos se preguntarán ¿y eso con qué se come? Porque la mayoría no conoce ni siquiera para que servirá dicho plan de acción.
La declaración de moratoria constitucional no representa más que bajar la cortina legislativa, con este tipo de acciones la oposición a López Obrador busca ponerle un freno a sus ocurrencias y exabruptos que están llevando a México a enviar una pésima imagen hacia el exterior.
Mientras que existe un grupo no mayor a 270 legisladores identificados con Andrés Manuel que todo lo que envía al Congreso de la Unión aprueban sin leer ni analizar si es lo que necesita México para salir del estancamiento en el que se encuentra, existe otro sector de representantes populares que ya se cansaron de las ocurrencias y las ofensas presidenciales, son estos últimos, aglutinados en la oposición quienes declararon la moratoria constitucional.
En lenguaje tabasqueño harán ver su suerte al presidente los diputados opositores, porque mientras que, los legisladores emanados de su movimiento aprueban todo con un chasquido de dedos sin cambiarle una sola coma a ninguna iniciativa, los de la oposición han encontrado la forma de hacer derramar la bilis al jefe del Ejecutivo.
Lo malo de todo esto es que, ninguna de las dos partes cede. Andrés Manuel López Obrador continúa con la política que tantos dividendos le ha producido: dividir y segmentar a la población. En tanto que la oposición está pensando únicamente en la manera de hacer morder el polvo al presidente.
Ninguna de las partes inmersas en el conflicto están pensando en el bienestar del país. No se están deteniendo a analizar que es necesario promover leyes que generen mayores beneficios a los ciudadanos para que puedan sortear la crisis económica, sanitaria, médica, inseguridad y violencia que requieren la atención de quienes representan a los mexicanos.
Aquí no debería de ser una cuestión de partidos o movimientos, por el contrario, debería de moverlos el bienestar colectivo, sin embargo, los únicos que salen perdiendo son los ciudadanos, quienes padecerán en carne propia la ineficacia de sus legisladores y sobre todo el protagonismo de los líderes políticos de México. A pocos les está importando lo que pueda venir con esta moratoria constitucional.