A la fecha, el gobierno de Eduardo Ramírez ha logrado la detención de casi dos mil personas por diversos delitos, una cifra récord que resalta su capacidad operativa y el trabajo conjunto de fuerzas federales, estatales y locales.
MÁS ALLÁ DEL DISCURSO/Carlos Serrano
El próximo 15 de marzo se cumplen 100 días del inicio de la gestión de Eduardo Ramírez Aguilar como gobernador de Chiapas. A menos de una semana, la percepción pública sobre su administración, tanto a nivel local como nacional, es notablemente positiva. Y no es para menos: el gobierno del doctor Ramírez ha logrado posicionarse como el mejor mandatario del país, gracias a sus decisiones acertadas y a las acciones concretas emprendidas en diversos rubros clave, siendo la seguridad y el desarrollo social los más destacados hasta la fecha.
Uno de los hechos más emblemáticos de estos primeros meses de gobierno fue el lanzamiento de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) el 9 de diciembre pasado, la cual desplegó operativos contra la delincuencia organizada, el narcotráfico y la violencia en varias zonas del estado. Los resultados obtenidos desde entonces han sido contundentes: la desarticulación de redes de corrupción que mantenían nexos entre servidores públicos y grupos criminales, la detención de personajes como los presidentes municipales de Frontera Comalapa y Bellavista, involucrados en actividades ilícitas y la aprehensión de más de 250 policías municipales en municipios como Chiapa de Corzo, Tuxtla Gutiérrez, Villaflores, Villacorzo, Bochil, Comitán y San Cristóbal de las Casas, es muestra de un compromiso decidido en erradicar la impunidad y la corrupción en las instituciones encargadas de velar por la seguridad.
A la fecha, el gobierno de Eduardo Ramírez ha logrado la detención de casi dos mil personas por diversos delitos, una cifra récord que resalta su capacidad operativa y el trabajo conjunto de fuerzas federales, estatales y locales. Este esfuerzo no solo se enmarca en un contexto de seguridad, sino también como parte de una promesa cumplida: transformar a Chiapas en uno de los estados más seguros para vivir. Sin duda, este es uno de los mayores logros en lo que va de su gestión, y el impacto positivo se empieza a notar en la vida cotidiana de los chiapanecos.
Sin embargo, la transformación que el gobierno de Eduardo Ramírez está llevando a cabo no se limita a cuestiones de seguridad. Desde el inicio de su mandato, se ha demostrado que la atención a problemas estructurales como la pobreza, el analfabetismo y el desarrollo económico han sido prioritarios. En cuanto a la pobreza, se han implementado diversos programas para mejorar las condiciones de vida de las comunidades más vulnerables, con especial énfasis en las zonas rurales y marginadas. Además, se ha impulsado como política pública el programa Chiapas Puede para combatir el analfabetismo, lo que refleja un compromiso con la educación como pilar fundamental del progreso social.
El gobierno de Eduardo Ramírez también ha demostrado una gran preocupación por el medio ambiente, un tema que, en muchos casos, se ha visto relegado por administraciones anteriores. En este sentido, uno de los puntos más destacados de su gestión es la atención inmediata en al menos 30 microcuencas del estado. Chiapas, como uno de los estados más biodiversos de México, enfrenta retos serios en cuanto al manejo sostenible de sus recursos naturales. Para hacer frente a estos desafíos, el gobernador ha dispuesto un plan integral de restauración y conservación, que incluye el trabajo con comunidades locales para garantizar la protección de las fuentes de agua. Esta medida, además de contribuir al cuidado ambiental, tiene un impacto directo en el bienestar de las familias chiapanecas, ya que muchas de estas microcuencas son vitales para el suministro de agua potable.
El desarrollo económico de Chiapas también ha sido prioritario en la agenda de Eduardo Ramírez. Su gobierno ha impulsado diversas iniciativas para fomentar la inversión, apoyar a las pequeñas y medianas empresas, así como mejorar las infraestructuras en sectores clave como el turismo y la agricultura. La creación de nuevas fuentes de empleo, especialmente en el sur del estado, ha sido un paso fundamental para reducir las altas tasas de pobreza y marginación que caracterizan a la región. El crecimiento económico que se espera en los próximos años promete sentar las bases para un Chiapas más próspero y equitativo.
El gran reto ahora, a medida que se acercan los primeros 100 días en la gestión de Eduardo Ramírez, es mantener estos logros a largo plazo. La seguridad es un tema que siempre será una prioridad, pero también lo es la necesidad de que los avances en desarrollo social, educación y medio ambiente se traduzcan en una transformación sostenible para el estado. Es fundamental que las acciones que hoy están dando frutos sigan siendo sostenibles y evolucionen conforme a las nuevas demandas de la sociedad.
La clave del éxito a largo plazo radica en la capacidad del gobierno para seguir consolidando estos avances y, sobre todo, en que los funcionarios que acompañan al mandatario dentro del gabinete no desvirtúen los logros alcanzados a la fecha. La sociedad chiapaneca necesita seguir viendo resultados tangibles, pero también necesita una estructura de gobernanza sólida que permita continuar con el desarrollo, sin caer en prácticas que entorpezcan el progreso.
El liderazgo de Eduardo Ramírez ha demostrado que es posible transformar Chiapas, un estado históricamente afectado por la violencia, la pobreza y la marginación, en un lugar de oportunidades y bienestar para su población, lo que lo coloca como una figura clave en la política nacional, no solo por sus logros en seguridad y desarrollo social, sino también por su capacidad de gestión y su compromiso con la justicia social, virtudes que le han valido el reconocimiento y respaldo de la Presidenta Claudia Sheimbaum.
Si algo ha quedado claro en estos primeros meses de su administración es que Eduardo Ramírez Aguilar tiene un profundo conocimiento de las necesidades de Chiapas y está dispuesto a enfrentar los retos que ello implica. A pesar de que el camino aún es largo, los cimientos de un gobierno transformador ya están puestos, y el futuro de Chiapas parece más prometedor que nunca.
