Quien crea que esto es una casualidad, que observe las señales. Quien dude del respaldo, que analice los movimientos.
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
Cien días no son una eternidad, pero en política pueden definir el tono de un sexenio. Chiapas, un estado con cicatrices profundas y una geografía convulsa, ha atravesado un cambio de ritmo en la administración que, más allá de los discursos, se ha hecho sentir en la calle. A finales del año pasado, cuando aún no terminaba de asentarse el polvo de una elección que parecía más ritual que competencia, se tomó una decisión que marcaría el arranque de una nueva era. Y no fue una decisión menor.
Cuando se discutía la seguridad del estado, cuando la realidad apremiaba y las cifras se convertían en sombras que caminaban por los pasillos de la incertidumbre, la elección no dejó dudas. No hubo titubeos ni cálculos a medias. Se necesitaba a alguien que conociera la plaza, que entendiera las reglas del juego y que supiera moverse con precisión quirúrgica en un tablero donde el error se paga con sangre. Y así, sin más, quedó asentado el primer pilar del nuevo orden.
EL ARTE DE LA CONTINUIDAD
nombres que han estado antes, que han aprendido de los aciertos y que han sobrevivido a los errores. No es casualidad que, en un momento crítico, la mirada se haya vuelto a posar en quien ya conocía la responsabilidad de mantener el equilibrio.
Algunos lo vieron venir. Otros, aunque lo sospecharon, prefirieron mirar hacia otro lado. Pero lo cierto es que no hay casualidades cuando las decisiones se toman en los espacios donde realmente se decide el rumbo del país. Y en esas mesas, donde cada gesto cuenta más que las palabras, el consenso fue absoluto. A veces, la mejor elección es aquella que ya ha sido probada.
LAS HUELLAS DEL RESPALDO
El control del territorio es algo más que un desafío: es un mensaje. Y en estos primeros cien días, el mensaje ha sido claro. Lo que parecía un estado fragmentado, con fisuras que amenazaban con desbordarse, ha mostrado signos de disciplina. No es magia. No es improvisación. Es estrategia.
Porque cuando se avala un proyecto, no se hace a medias. Se respalda con todos los recursos, con todas las herramientas, con la fuerza que se requiere para que no queden dudas. Y en Chiapas, esa señal ha sido contundente. No se trata de lealtades personales ni de afinidades políticas. Se trata de resultados.
MÁS ALLÁ DEL SUR
El modelo que ha sido puesto en marcha aquí no es un experimento aislado. Ha cruzado fronteras estatales y ha demostrado que el conocimiento del territorio es tan importante como la capacidad de ejecutar acciones con precisión. Lo que funciona en un lugar se replica en otro. Y así, lo que antes parecía exclusivo de esta geografía, hoy se ha trasladado a otras latitudes, porque la seguridad, al final, no entiende de límites administrativos.
Algunos lo celebran. Otros, lo cuestionan en voz baja. Pero lo cierto es que cuando la realidad cambia, no hay argumento que resista la evidencia. En política, como en la vida, hay momentos en los que se puede resistir el cambio y otros en los que simplemente no queda más que aceptarlo. Y en este caso, la transformación ha sido demasiado visible como para ser ignorada.
CIEN DÍAS Y UN MENSAJE
El tiempo dirá si estos primeros pasos fueron el inicio de un camino sólido o solo una tregua en medio del caos. Pero por ahora, el balance es innegable: el estado ha ganado estabilidad y la nueva administración ha logrado lo que en otros momentos parecía impensable.
Quien crea que esto es una casualidad, que observe las señales. Quien dude del respaldo, que analice los movimientos. Porque cuando se construyen cimientos sólidos, no es solo el azar el que dicta el rumbo. Es la voluntad. Es la decisión. Es el respaldo que, sin ser dicho en voz alta, se hace evidente en los hechos.
Y si alguien aún tiene dudas sobre quién ha sido el eje de este reacomodo, basta con recordar que hay figuras que no necesitan presentación. Que ya han estado antes. Que conocen el peso de la responsabilidad y, sobre todo, que saben que en el tablero de la política la confianza se construye con resultados. Al final, no es cuestión de nombres, sino de certezas.
Cordial saludo.
