A través del Instituto del Café de Chiapas (INCAFECH), que dirige Jorge Utrilla Robles, se está materializando el compromiso del gobernador con este sector estratégico.
MÁS ALLÁ DEL DISCURSO/Carlos Serrano
A pesar de ser una de las actividades económicas y culturales más emblemáticas del estado, la cafeticultura estuvo sumida en el olvido y los productores fueron dejados a su suerte durante los últimos años. La falta de apoyo institucional, la ausencia de políticas públicas eficaces y la vulnerabilidad frente a los intermediarios -léase coyotes- nacionales e internacionales, provocaron una crisis en un sector que, paradójicamente, es vital para el desarrollo de más de un millón de chiapanecos.
Con la llegada de Eduardo Ramírez Aguilar a la gubernatura, la cafeticultura de Chiapas vive una Nueva ERA, en la que no solo se reconoce su importancia, sino que se está poniendo en marcha un ambicioso plan para su fortalecimiento. A través del Instituto del Café de Chiapas (INCAFECH), que dirige Jorge Utrilla Robles, se está materializando el compromiso del gobernador con este sector estratégico, que contempla la siembra de al menos 10 millones de plantas anuales en viveros regionales y municipales.
Este no es un simple programa de reforestación cafetalera. Se trata de una estrategia integral que apuesta por la mejora genética de las plantas para garantizar una mayor productividad y resistencia a las condiciones climáticas y a las enfermedades propias de cada microrregión, como la roya, que afecta principalmente a los pequeños productores, por lo que esta nueva visión no solo permitirá recuperar la producción, sino que también asegurará un futuro sostenible para los caficultores.
Más allá de la siembra
Pero la transformación de la cafeticultura en Chiapas no se queda solo en la siembra de nuevas plantas. Eduardo Ramírez entiende perfectamente que la transformación de este sector se logrará mediante un acompañamiento continuo a los productores. Por ello, instruyó desde el primer momento al titular del INCAFECH para que se incluya la capacitación permanente en todas las fases del proceso: desde la recolección y fermentación hasta el secado, almacenamiento y comercialización del grano.
Este esfuerzo busca que los caficultores no solo aumenten su productividad, sino que también logren mejorar la calidad de su producto, abriendo así nuevas oportunidades de mercado y obteniendo mejores precios. Aquí, la participación de las y los presidentes municipales será crucial para articular esfuerzos y llevar el desarrollo del café a cada rincón del estado.
Promoción internacional
Además de fortalecer la producción y la calidad del café, el gobernador Eduardo Ramírez ha asumido un rol clave en la promoción del café chiapaneco en los mercados nacionales e internacionales. Un ejemplo claro de ello fue la reunión que sostuvo el año pasado, aún como gobernador electo, con directivos de Nestlé, con el objetivo de garantizar mejores ingresos para los productores chiapanecos.
Este tipo de gestiones son fundamentales para revalorar el trabajo de quienes hacen posible que el café de Chiapas siga conquistando paladares en todo el mundo. No es casualidad que el estado sea el principal productor de café en México, aportando 41% del total nacional y exportando a mercados tan exigentes como Estados Unidos, Alemania, Francia, Japón y Bélgica.
No habrá más abusos comerciales
El impulso que Eduardo Ramírez le ha dado a la cafeticultura chiapaneca parece estar alineado con un creciente reconocimiento a nivel nacional sobre la necesidad de proteger a los productores de café. Prueba de ello es el exhorto reciente de la Comisión de Agricultura del Senado de la República a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), solicitando acciones para frenar las prácticas comerciales abusivas de grandes cadenas de cafeterías y empresas transnacionales.
Por años, estas corporaciones han obtenido márgenes de ganancia exorbitantes a costa del esfuerzo de los productores, quienes apenas reciben una fracción mínima del valor real de su trabajo. La lucha por precios justos es una causa que el gobierno de Chiapas está dispuesto a abanderar, para que el café deje de ser un producto de explotación y se convierta en un motor de bienestar y progreso para las comunidades cafetaleras.
El renacer de un gigante
Las regiones de Ocozocoautla, San Cristóbal de Las Casas, Copainalá, Comitán, Ángel Albino Corzo, Pichucalco, Bochil, Palenque, Ocosingo, Yajalón, Motozintla y Tapachula son las principales zonas productoras de café en Chiapas. Desde estos territorios, y con el respaldo del gobierno estatal, la cafeticultura chiapaneca está lista para recuperar su esplendor ya que, como lo ha dicho el propio mandatario, el café no solo es un cultivo, sino un patrimonio chiapaneco que debe ser protegido y potenciado.
De ahí que la gran apuesta, además de inyectar recursos y atraer inversiones, finque sus esfuerzos en la capacitación constante, la mejora genética y el despliegue de una estrategia comercial sólida, con lo que en esta Nueva ERA el café de Chiapas dejará de ser un sector olvidado para convertirse en símbolo de desarrollo, identidad y orgullo para todos los chiapanecos.
