Señalan simulación y favoritismo en Preparatoria Bivalente Ángel Albino Corzo; además, la institución sigue en instalaciones prestadas.
REALIDAD A SORBOS/Eric Ordóñez
En Chiapas, la educación media superior no solo carga con carencias estructurales y pedagógicas: también carga con lastres políticos. Uno de esos ejemplos es la Escuela Preparatoria Bivalente Ángel Albino Corzo, en donde el mérito, la formación y la experiencia docente parecen haber sido desplazados por un sistema de recomendaciones, favores personales y decisiones arbitrarias, bajo el amparo de lo que muchos reconocen como una de las peores herencias del sexenio rutilista: la simulación del cambio.
Quien dirige hoy la preparatoria —o al menos quien tiene el cargo formal— es Eli Durán Ruiz. Pero quienes realmente mandan son los hilos invisibles que mueven decisiones desde los pasillos del poder reciclado. Dicen los pasillos —y confirman las aulas— que Eli se deja manipular por la subdirectora, Yuliana Castellanos de la Cruz, quien no solo coloca a sus amigos personales en plazas docentes, sino que ha desplazado a profesores con trayectoria por imponer su círculo cercano.
LA SOMBRA DE LOS “RUTILISTAS”
El entramado se complica más cuando se escarba en los vínculos. Yuliana Castellanos fue una protegida del ingeniero Rafael Ovilla Álvarez, aquel exdirector de Educación Media señalado por haber utilizado el sistema como si fuera su finca privada. Un personaje que promovió el proyecto fallido de las escuelas militarizadas, una propuesta que solo sirvió como parapeto de control político y marketing gubernamental.
Ovilla, el mismo que quiso militarizar la educación sin bases académicas ni diagnósticos pedagógicos, dejó tras de sí una red de lealtades que hoy permanece activa en el subsistema. Yuliana es parte de esa red. Ahora, lejos de cualquier mérito docente, su única herramienta de gestión parece ser el tráfico de influencias: saca a quienes no son de su grupo, hostiga al resto y se escuda en el poder que le da tener a su hermana aún trabajando dentro del sistema.
No hay protocolos. No hay transparencia. Solo hay control, opacidad y miedo.
EL COSTO DEL SILENCIO INSTITUCIONAL
Mientras tanto, la escuela funciona como puede. Hay quienes resisten por vocación. Hay quienes callan por necesidad. Y hay quienes ya no están porque prefirieron renunciar antes de enfrentar el acoso laboral o la marginación profesional. El ambiente, según testimonios recogidos, es hostil. La norma es la discrecionalidad y el castigo a quien cuestiona. La comunidad escolar observa, aprende y reproduce lo que se siembra desde la dirección: que lo que importa no es enseñar, sino agradar al grupo en el poder.
¿Qué clase de educación es posible en un entorno donde el mérito no cuenta? ¿Cómo se puede hablar de formar ciudadanos críticos si desde la gestión se impone la sumisión como estrategia de sobrevivencia laboral?
Lo grave no es solo que existan estos casos. Lo grave es que no hay consecuencias. Que la impunidad opera como si fuera el reglamento interno.
VIEJOS VICIOS
Eduardo Ramírez Aguilar, gobernador de Chiapas, ha planteado que su administración marca el inicio de una Nueva ERA. En ese marco de renovación, resulta necesario mirar con aprecio y atención el modelo educativo que se construye desde instituciones como la Preparatoria Ángel Albino Corzo. Esta escuela, hoy por hoy, refleja los retos heredados de administraciones pasadas y pone sobre la mesa la urgencia de revisar estructuras, procesos y perfiles que, lejos de fortalecer el servicio público, lo mantienen atrapado en dinámicas poco transparentes.
El llamado no es a la ruptura por la ruptura, sino a una transformación genuina que priorice el mérito, la vocación y el compromiso educativo. Que entienda que una subdirección no debe ser un feudo ni una plaza un premio político, sino una responsabilidad con el futuro de Chiapas.
La Preparatoria Bivalente Ángel Albino Corzo podría convertirse en un ejemplo de dignificación del sistema, si las autoridades educativas deciden verla no como un foco de conflicto, sino como una oportunidad para demostrar que la Nueva ERA también se construye con justicia educativa.
¿Hasta cuándo tendrán -al menos- instalaciones propias?
Cordial saludo.
