GUILLERMO HÜBNER DÍAZ
Se sabía que era un desvergonzado, pero hacía falta que él lo confirmara desde su cargo. Y lo hizo. Fue una expresión indiscutible de su descaro, inadmisible en quien se dice líder, dirigente, comprometido con quienes lo eligieron para presidir un Comité Ejecutivo Nacional que, conforme pasan los días, las semanas, los meses, se desvanece por su falta de operatividad y eficacia. Poco le queda por perder.
El martes pasado, en la sede nacional del PRI, tuvo lugar un “cónclave” –así fue definida la reunión- en el que un buen grupo de sus expresidentes, exgobernadores, exsenadores, exsecretarios, etc., motivados por las escandalosas derrotas electorales sufridas por el partido en los últimos dos años, hicieron algunas recomendaciones a su presidente: Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, entre estas –trascendió- que reflexionara responsablemente sobre la posibilidad de pasarle la estafeta a una persona capaz de dignificar al instituto.
Dos días antes, el domingo, en la ciudad de Toluca, MORENA efectuó una reunión multitudinaria a la que asistieron, entre dirigentes actuales, gobernadores, alcaldes, legisladores, etcétera, los tres principales mencionados como probables para alcanzar la candidatura a la Presidencia de la república, Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores, Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Muy significativo el evento, pues MORENA viene de sumar a su cuenta cuatro de seis gubernaturas en disputa, para un total de 21, y se prepara para arrebatarle, precisamente al PRI, las dos que aún mantiene bajo su bandera, una la del Estado de México, en cuya capital se efectuó esta reunión masiva, y otra, Coahuila, en el norte del país.
Hay que precisar que el Estado de México –gobernado por el PRI al igual que Coahuila, desde hace 93 años- es la entidad que junto con la Ciudad de México, aporta el mayor número de votos en cada elección presidencial, además de ser la cuna y sede de uno de los grupos políticos y económicos más poderosos de México, como es el de Atlacomulco, que no sólo ha impulsado a los últimos seis gobernadores de la entidad sino cuando menos a tres o cuatro presidentes de la república, además de secretarios de Estado, senadores, etcétera, etcétera.
Fue pues, esta reunión de MORENA, en Toluca, capital de Edomex, prácticamente una declaración de guerra y el aviso determinante de que el año próximo, llegados “los tiempos del Señor” –que son perfectos-, irá con todo a la elección de la que saldrá el sucesor de Alfredo del Mazo Maza, reunión y mensaje que, sin lugar a dudas, fueron el detonante y el switch que prendió la alarma en las filas tricolores, guiando a los jerarcas a dicha reunión con “Alito”, quien se mostró inconmoviblemente insolente.
Al término de ella, rodeado de un séquito fulgurante, declaró que nunca le fue propuesto renunciar al cargo, que ya pasaron los tiempos en los que los presidentes de la república ponían y quitaban al presidente del partido –claro, hoy no hay presidente priista-, que él fue electo por cuatro años y que se quedará hasta cumplir su ejercicio en agosto del año próximo, o sea que permanecerá allí para asistir al sepelio y al levantamiento de sombra del partido, pues se estima que ese bastión tricolor pasará a la suma de entidades actualmente gobernadas por MORENA.
¿Y si como dice, su cargo no se lo debe a ningún presidente sino a su partido, a la militancia, después de haberlo perdido casi todo durante su gestión, por qué no se va motu proprio sin esperar a que se lo soliciten o se lo exijan? Desvergonzado, es.
Desvergonzado, además de desgastado, pues a raíz de la revelación de grabaciones por parte de la gobernadora de su estado natal, Campeche, Layda Sansores, la poca dignidad que pudiera haber conservado hasta antes de ello, rodó por los suelos, pues dan cuenta de operaciones, declaraciones, acuerdos, etcétera, que rayan en el delito y que finalmente serán las autoridades las encargadas de darles el trato que conforme a las leyes merezcan.
Pocos dudas que el propósito de MORENA de ganar la gubernatura del Estado de México en junio de 2023, cristalice en la realidad y el PRI se despida del ánimo popular con una derrota, una derrota más, que al parecer y dadas las evidencias, es la especialidad del tal “Alito”.