El ingeniero Alfredo Aisa advirtió que urge inversión, sanciones y conciencia ciudadana para evitar el colapso ecológico.
Eric Ordóñez/Ultimátum
En entrevista con Diario Ultimátum, el ingeniero Alfredo Aisa, gerente de la empresa C&J Global Connect S.A. de C.V. y miembro del colectivo Unidad Ciudadana, advirtió que Tapachula atraviesa una emergencia ambiental crítica derivada del colapso en la recolección de basura y el manejo de aguas residuales, agravada por omisiones administrativas, impunidad y falta de cultura ciudadana.
En diálogo con el subdirector de este medio, Eric Ordóñez, Aisa denunció que el parque vehicular de recolección de basura está reducido a menos de la mitad, con apenas 12 o 13 camiones operativos para una población que rebasa los 600 mil habitantes. Señaló que más de 22 unidades están abandonadas en un predio rumbo a Viva México, mientras Tapachula también recibe residuos de municipios aledaños como Huixtla, Cacahoatán y Tuxtla Chico, sin contar con un relleno sanitario funcional.
“La migración masiva también ha elevado los volúmenes de basura. Se calcula que se generan al menos 500 toneladas diarias”, apuntó. A esto se suma la mala disposición de residuos por parte de la ciudadanía y el aumento de personas —algunas migrantes— que hurgan en los desechos para sobrevivir.
Respecto al agua potable, Aisa aseguró que Tapachula está al borde del colapso: “tenemos muchos ríos, pero no tenemos potabilización ni plantas de tratamiento funcionales”.Enfatizó que la ciudad necesita más de mil 200 millones de pesos en inversión para modernizar sus sistemas hídricos y detener la descarga de aguas negras sin control a ríos y mantos freáticos, situación que se repite en todo el estado. “Chiapas tiene más de 500 plantas de tratamiento y casi ninguna funciona”, alertó.
El ingeniero también denunció el uso clientelar de recursos de sistemas de agua en administraciones pasadas. “Se usaron fondos para campañas políticas y se mantuvo a personal improductivo; no hay castigo para los responsables”, dijo, al tiempo de respaldar la postura del gobernador Eduardo Ramírez de castigar a quien sea sorprendido en actos de corrupción. “El escarmiento es la mejor herramienta contra la impunidad”, afirmó.
Aisa consideró como positivos los recientes foros ambientales encabezados por especialistas y autoridades estatales, y destacó la intención de la actual administración de Tapachula de aplicar nuevas normas urbanas que obliguen a instalar plantas residuales en nuevas construcciones. También propuso el uso de tecnologías modulares, automatizadas y de bajo costo, como las que su empresa ha implementado en el Instituto Politécnico Nacional de Tapachula.
“La solución existe si se tiene voluntad política, dinero aterrizado —no que se pierda— y conciencia ciudadana”, sentenció. Llamó además a evitar la simulación política y a construir una agenda ambiental realista. “El ciclo del agua es el ciclo de la vida. Si seguimos contaminando y tirando basura sin control, el entorno nos va a cobrar la factura”, concluyó.
Tapachula, como otros municipios de Chiapas, está al borde del colapso ambiental. Sin relleno sanitario, con un sistema de agua potable rebasado y con un aumento alarmante de residuos, el reto exige una coordinación urgente entre autoridades, ciudadanía y sector privado para revertir años de abandono e impunidad.
