El gobierno que encabeza Carlos Manuel Merino Campos a parte de inoperante es cómplice de actos que atentan contra miles de tabasqueños. Actitudes criminales se gestan a diario en una de las dependencias que deberían de actuar con humanidad: la Secretaría de Salud,
Hace casi un mes se dio a conocer que más de cien mil 100 cajas de medicamentos se caducaron al interior de una bodega. Por este atroz y lamentable suceso nadie ha sido castigado, es como si nada hubiera pasado y sobre están protegiendo la irresponsabilidad de servidores públicos que, por este hecho, ya deberían de estar sentados en el patíbulo.
No es un asunto menor que nuestras flamantes autoridades hayan permitido que un lote de medicamentos caducaran. Maxime cuando allí se encontraban medicinas para hacer frente al Covid, diabetes y el cáncer.
Que desgracia para miles de tabasqueños este tipo de acciones, mientras en los hospitales y centros de salud les argumentan que no cuentan con medicinas para atender sus enfermedades, la dependencia a cargo de Silvia Roldán Fernández permitió que un lote se echara a perder, privando del derecho a la salud a miles de ciudadanos.
Lo grave de todo este asunto es que los ciudadanos, como usted y como yo, somos testigos de parsimoniosidad de Carlos Manuel Merino Campos, ese personaje que le fue heredado a los tabasqueños como gobernante, sin más merito que ser amigo de toda la vida de Adán Augusto López Hernández.
Si Merino Campos quisiera pasar a la historia de Tabasco, en este tema tuvo su oportunidad: desde el principio debió cesar sin miramientos a la secretaria de Salud y presentar las denuncias penales correspondientes, pero no, eso es pedirle peras al olmo, es como decirle a la estatua de Tabscoob se mueva por si sola.
Carlos Manuel Merino ha callado, ese silencio lo convierte en cómplice de un acto de corrupción, se olvida que una de las banderas que más enarbola el movimiento político que gobierna Tabasco y México es el combate a la corrupción.
Han sido millones de pesos los que se han perdido de las arcas, porque el dinero que costaron esos medicamentos no salió del bolsillo del gobernador y mucho menos del de Silvia Roldán Fernández, es por eso que, aunque no le guste el gobernador está en la necesidad de denunciar, además de ir pensando en relevar a la titular del ramo, sin importarle que eso incomode o moleste a su amigo del alma Adán Augusto López Hernández.
Muchos ciudadanos quizá olvidan la historia de nuestra entidad, pero, no pueden dejar pasar por alto que en el pasado reciente, este tipo de situaciones eran aprovechadas por Morena para catapultar a sus miembros. Si algún gobierno cometía una pifia no había el menor de los reparos para acusarlos de ladrones, corruptos y demás linduras, pero, además, pedían renuncias en cascadas.
Aquí en Tabasco, cuna de la lucha democrática de Andrés Manuel López Obrador, el Estado donde surgió la industria de la reclamación, este gobierno emanado de la izquierda mexicana está permitiendo situaciones como el que se caduquen medicamentos y nadie, ningún ciudadano ha levantado la voz.
En ese tema no hay índole partidista, por el contrario, es algo que a todos los ciudadanos deberían de exigirle a sus autoridades que haya castigo y que caiga quien tenga que caer, por muy parado que se sienta. Tabasco ya no merece ser gobernado por gente que no tiene la menor idea de lo que significa el servicio público.