Con lluvias, transitar por el libramiento se vuelve una trampa peligrosa
Juan Manuel Blanco/Ultimátum
Desde hace varios años, las autoridades estatales han ignorado el problema de los baches que se multiplican sobre el libramiento sur, entre la comunidad de Sección Omoa, una vía clave para la conexión regional.
Con la actual temporada de lluvias, el riesgo se ha incrementado. Decenas de cráteres y hundimientos representan una amenaza para automovilistas, sobre todo por la escasa visibilidad que deja la lluvia constante en esta zona.
Este tramo forma parte de la única vía de comunicación terrestre que enlaza la frontera sur con la carretera federal 200, que llega a la Ciudad de México. Por él transitan diariamente unidades pesadas, transporte público, vehículos particulares y campesinos.
Doña Margarita García, una habitante de la región, relató su experiencia tras caer con su automóvil en uno de los baches. La avería en una de sus llantas la obligó a pedir ayuda a un familiar para poder continuar su camino.
“La lluvia es diaria, no se ve nada y con los baches, nadie puede circular”, lamentó. Como ella, son muchas las personas que enfrentan accidentes o retrasos por las condiciones de esta vía.
A pesar de las constantes denuncias, no se han destinado recursos ni acciones concretas para rehabilitar este tramo, cuyo deterioro afecta la movilidad y pone en riesgo vidas.

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