El diputado federal Guillermo Santiago Rodríguez convocó a su primer informe legislativo, calificado como un «despliegue de ego y oportunismo descarado».
TAROT POLÍTICO/Amet Samayoa Arce
Este viernes, sin pudor alguno porque no lo tiene, Guillermo Santiago Rodríguez ha convocado a su primer informe de actividades legislativas. Un acto que, más que una rendición de cuentas, se perfila como un despliegue de ego, cálculo político y oportunismo descarado. En su mundo, este evento no es para informar, sino para proyectarse. Este diputado está convencido- o al menos actúa como si lo estuviera- de que Tuxtla Gutiérrez lo espera para que sea su próximo alcalde. Qué manera de subestimar a la capital y no se duda una proclama si ya fue un Tabasqueño, ¿por qué no un coleto? Guillermo no sería nadie en política si no fuera por la tómbola de Andrés Manuel López Obrador, ese mecanismo de insólita ocurrencia que lanzó al escenario nacional a más de un desconocido, entre ellos este joven con huellas imborrables en la Universidad que llegó a la Vamara de Diputados Federales sin estructura, sin trabajo previo, sin méritos. Aquel boleto premiado de 2015 lo sentó en una curul; no por los votos, sino por la suerte. ¿Qué agradece ahora, en su informe? La tómbola le dio su primera diputación, y luego el carro completo de Morena le dio la segunda. Lo hizo la ola lopezobradorista que arrasó en Chiapas en 2024, compartiendo destino con otros oportunistas como Ángel Torres, El Caído, hoy alcalde fallido de Tuxtla. A Guillermo Santiago lo ayudó el viento nacional, no la presencia ni liderazgo local.
Juega a ser de “Jaguar”
Hoy, ya envalentonado por sus espléndidas relaciones políticas -convenientemente alardeadas-, Memo Santiago el “quiere llorar” se presenta como parte del “primer círculo” de la presidenta Claudia Sheinbaum. Pero su verdadera madrina política es Citlaly Hernández, actual secretaria de la Mujer, exsecretaria general de Morena, quien lo ha arropado con fuerza dentro del aparato partidista nacional. No hay que equivocarse: si hoy presume interlocución en la cúpula, es por esa conexión, no por arrastre propio en Tuxtla Gutiérrez. Al tal “memociona” mejor conocido por sus escándalo y desenfrenos muy de su estilo, le ha dado ahora por jugar a ser de “Jaguar”. En redes y en eventos se muestra como parte de la nueva ERA, sin embargo, la memoria de no pocos, recuerdan cómo en los días clave de la candidatura de Morena al gobierno del estado, Guillermo juraba y perjuraba que con ERA “ni a la esquina”, con tono y gesto pestilente. Y ahora, para cerrar el círculo de que pertenece a otro grupo político, en su invitación pública al informe ignora olímpicamente al gobernador. A quien reconoce con vehemencia es a la presidenta Sheinbaum. Se trata de ¿Mensaje velado o abierta descortesía? No hay que ser adivinos porque sus seguidores ya lo esperan garbosos -Guillermo no le debe nada al Jaguar”- como si eso fuera mérito y no ingratitud. Este informe no es para rendir cuentas evidentemente es un juego de vanidad, una pasarela para intentar imponerse como opción rumbo a la alcaldía de Tuxtla. El problema es que no es de aquí. Es coleto, no tuxtleco. Y aunque la Constitución no exige origen, ahora el tuxtleco sabe reconocer cuando lo están viendo como botín político, ahí está el tabasqueño “caído”. En resumen Guillermo Santiago no informa. Se autopromueve, y lo hace sin pudor, sin memoria y sin respeto a los capitalinos.
De Tarot y Adivinanza
“Memito” dice que quiere agradecer y escuchar. ¿Agradecer qué, ¿escuchar qué? No tiene nada que agradecer porque no llegó por votos ni por trabajo de territorio. Nació en la tómbola y por la suerte política. Todos sabemos que no tiene resultados en el Imjuve, bueno ni el la carrera fue buen estudiante… Servidos.

