Avándaro 1971: Rock & Ruedas Fest
El Duque de Santo Ton/Ultimátum
En 1971, El Festival “Rock y Ruedas” de Avándaro, Estado de México, tuvo un impacto tan grande en la juventud mexicana de aquella época, que se considera un espejo del Festival de Woodstock (Nueva York, 1969). También causó gran conmoción en el gobierno, que consideró este evento como un impulso hacia la subversión, poniendo en marcha entonces mecanismos de represión y censura.
Los principales organizadores del Festival de Avándaro fueron la compañía Promotora Go, de los hermanos Eduardo y Alfonso López Negrete; Justino Compeán, de McCann Erickson; y Luis de Llano Macedo, de Telesistema Mexicano y el empresario Alfredo Elías Calles. Además, Armando Molina Solís, fue el coordinador musical que seleccionó al elenco. Involucrados estuvieron también personajes como Jacobo Zabludowsky, colaborador de Luis De Llano, y hasta el mismo ex presidente Vicente Fox, quien en ese entonces era un joven ejecutivo de Cocacola, marca que entregó algunos patrocinios.
El festival se realizó en septiembre de 1971. En esos años, la juventud de todo el mundo había tomado las calles para manifestar sus posturas políticas. No a la guerra, a la violencia, represión, pobreza, entre otras, fueron sus consignas y exigencias a los grupos de poder. Lamentablemente, en muchos sitios, como nuestro país, la respuesta fue sumamente agresiva.
Fueron varios movimientos los que tomaron fuerza en México de aquel entonces, pero el movimiento estudiantil es el más emblemático. Las marchas y mítines fueron detenidas con fuerza brutal, especialmente en 1968 y el mismo 1971. Avándaro se convirtió en un foro juvenil para intercambiar ideas y sentimientos de forma pacífica y libre.
Lo que iba a ser una principalmente carrera de coches y se convirtió en un festival musical que mucha gente compara con el mundialmente famoso Festival de Música y Arte de Woodstock. Se contabiliza que originalmente asistirían 15 mil personas, pero al final la cifra superó las 300 mil. Las bandas que se presentaron también superaron lo planeado, incluyendo grupos como Los Dug Dugs, La División del Norte, Peace and Love, Three Souls in my Mind, El Ritual, Bandida, El Amor y varias otras.
La carrea finalmente se canceló, ya que la música terminó por opacar al automovilismo. A pesar de la intensa lluvia, durante los dos días que duró el evento la gente disfrutaba al máximo el momento. Fue transmitido a nivel nacional por radio en vivo, aunque tuvo varios cortes debido a la censura de groserías y frases polémicas.
Si bien hubo drogas, alcohol y seguramente actos sexuales, quienes asistieron mostraron que en realidad no hubo consecuencias negativas entre quienes fueron. Los datos de la policía mostraron saldo prácticamente blanco y el festival fue un espacio de diversión y expresión como no se había visto en México.
A pesar de lo que realmente ocurrió, hubo gran polémica por la reunión de tantas personas actuando de forma desenfrenada. Se aludió al evento con frases como “orgía hippie”, “infierno” y “encueramiento”, “mariguaniza”, “degenere sexual”, “mugre, “pelos, sangre y muerte”. Las autoridades políticas, prensa y otros grupos mencionaron que quienes organizaron el festival actuaron con dolo y contra la moral y buenas costumbres. Surgieron mitos como en de “La encuerada de Avándaro”, en referencia a una joven que se quitó la blusa durante unos minutos y cuyas fotografías contribuyeron a reforzar la idea del degenere.
El grupo Peace and Love cantó Marihuana y We got the Power, que fue coreada por los asistentes con gran ánimo. Precisamente, este momento fue de gran importancia para alimentar los miedos del gobierno, pues consideraban que era una incitación a la subversión y revolución. A partir de ahí, se cortó la transmisión en radio. Por su parte, Three Souls in my Mind tocaron Street Fighting Man en clara alusión a la Matanza de Tlatelolco y el Halconazo.
Después de este festival, durante toda la década se censuró esta música en México. Los temores del Estado mexicano se convirtieron en persecución, pues intentaron borrar cualquier rastro del rock mexicano. Las radiodifusoras, televisoras, disqueras y cualquier otro medio negaron espacios a las bandas y cantantes que fueran parte de esta corriente musical. Como consecuencia, muchos grupos desaparecieron, otros migraron a otros países y fueron muy pocos los que permanecieron en la clandestinidad. Obviamente, los conciertos estuvieron totalmente prohibidos, especialmente en la Ciudad de México, por temor a la insurrección.
La década de los 70 fue un tiempo perdido en la escena musical mexicana para el rock. Una ola musical que venía avanzando fuertemente fue cortada de tajo, sin embargo, consiguió revivir en los 80 para llegar hasta nuestros días. Avándaro es un ejemplo de lo importante que es la música para la juventud, especialmente en una que busca cambiar radicalmente su entorno.

