Casi la mitad se encuentra en regiones tropicales, las más diversas y ricas en vida, pero también las más amenazadas por la tala, los incendios y la expansión agrícola.
ECOLOGÍA HUMANA/Amado Ríos Valdez
El nuevo informe de la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2025 (FRA 2025), elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ofrece una radiografía alarmante del estado de los bosques del planeta. Según el estudio, el mundo conserva 4, 140 millones de hectáreas de bosques, lo que equivale a aproximadamente un tercio de la superficie terrestre. Sin embargo, esta cifra esconde una realidad preocupante: desde 1990 el planeta ha perdido 489 millones de hectáreas debido a la deforestación. Esto representa una pérdida de ecosistemas vitales equivalentes a la superficie de toda la Unión Europea.
Casi la mitad de los bosques del planeta (45 %) se encuentra en regiones tropicales, las más diversas y ricas en vida, pero también las más amenazadas por la tala, los incendios y la expansión agrícola. Solo cinco países concentran más de la mitad de los bosques del mundo: Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos y China. En América Latina, la Amazonia continúa siendo el pulmón verde más extenso, pero también el más presionado por la deforestación y la minería ilegal.
MENOS DEFORESTACIÓN ¿DEMASIADO TARDE?
Aunque el informe revela que la tasa de deforestación mundial ha disminuido, pasando de 17.6 millones de hectáreas por año en la década de 1990 a 10.9 millones entre 2015 y 2025, la FAO advierte que el daño sigue siendo enorme y las pérdidas son irreparables. La deforestación no solo destruye árboles: con ellos desaparecen especies, fuentes de agua, suelos fértiles y comunidades enteras.
La pérdida neta de superficie forestal —es decir, la diferencia entre lo que se destruye y lo que se recupera— se mantiene en 4.12 millones de hectáreas por año, una cifra que, aunque menor que hace treinta años, sigue siendo incompatible con la estabilidad del clima y la conservación de la biodiversidad. África y América del Sur son las regiones más afectadas: entre ambas concentran más del 70 % de la pérdida total de bosques. La expansión agrícola, la ganadería intensiva, los incendios forestales y la extracción ilegal de madera siguen siendo las principales causas.
LOS PULMONES DEL PLANETA SE TRANSFORMAN
Los bosques primarios, que son los más antiguos, intactos y ricos en biodiversidad, abarcan 1,180 millones de hectáreas, cerca del 29 % de la superficie forestal mundial. Estos bosques son esenciales porque almacenan grandes cantidades de carbono y mantienen ciclos naturales que no pueden reproducirse artificialmente. No obstante, entre 1990 y 2025 el planeta perdió 110 millones de hectáreas de bosques primarios, una herida ambiental que tardará siglos en sanar.
Frente a esta pérdida, los bosques plantados han crecido. En 2025 se estiman 312 millones de hectáreas de estos ecosistemas, equivalentes al 8 % del total forestal. Asia lidera con 146 millones de hectáreas, la mayoría plantadas con especies introducidas para la producción de madera, papel o caucho. Sin embargo, la FAO aclara que estas plantaciones no sustituyen la función ecológica de un bosque natural: suelen tener menor biodiversidad, menor capacidad para almacenar carbono y menor resiliencia ante incendios o plagas.
LOS BOSQUES: GUARDIANES INVISIBLES DEL CLIMA Y DEL AGUA
Los bosques del mundo almacenan 714 gigatoneladas de carbono, cantidad que ayuda a estabilizar el clima global. Cerca del 46 % de ese carbono está en el suelo, el 44 % en la biomasa viva y el resto en la madera muerta y la hojarasca. Además, los bosques producen oxígeno, purifican el aire, regulan la lluvia y protegen las cuencas de agua dulce de las que dependen millones de personas.
A pesar de su valor, los incendios, las plagas y los fenómenos meteorológicos extremos amenazan su salud. Entre 2007 y 2019, 261 millones de hectáreas de tierras se quemaron cada año, y casi la mitad eran bosques. En 2019, 123 millones de hectáreas de bosques fueron afectadas por incendios, la mayoría en regiones subtropicales. A ello se suman 41 millones de hectáreas dañadas por insectos, enfermedades o tormentas, un recordatorio de que el cambio climático agrava las vulnerabilidades de los ecosistemas.
UN ESFUERZO GLOBAL TODAVÍA INSUFICIENTE
La FAO reconoce que 91 países se han comprometido a restaurar 190 millones de hectáreas de bosques degradados en las próximas décadas, una meta ambiciosa pero insuficiente frente a la magnitud del problema. Actualmente, solo el 20 % de los bosques del planeta se encuentran dentro de áreas protegidas legalmente establecidas, y apenas la mitad tiene planes de manejo a largo plazo.
Europa es la región con mayor nivel de gestión sostenible, con el 94 % de sus bosques bajo planes de manejo, mientras que África y América del Sur, pese a su enorme riqueza forestal, carecen de mecanismos de protección y restauración adecuados. Además, el 71 % de los bosques del mundo son de propiedad pública, pero en muchos países los recursos económicos y técnicos son limitados para garantizar su conservación.
TODAVÍA HAY ESPERANZA: UN LLAMADO URGENTE A LA ACCIÓN
El informe de la FAO deja claro que la humanidad aún está a tiempo de cambiar el rumbo, pero el margen se estrecha rápidamente. La protección de los bosques no es solo una tarea de gobiernos o científicos: es una responsabilidad compartida. Cada árbol que se planta, cada producto sostenible que se elige y cada política que prioriza la restauración forestal cuenta.
Cuidar los bosques significa cuidar el agua, el clima y la vida. La reforestación, la educación ambiental, la reducción del consumo excesivo de madera y papel, y la vigilancia ciudadana ante la tala ilegal son acciones que todos podemos emprender. Los bosques son los pulmones, el corazón y la piel del planeta: sin ellos, la Tierra pierde su equilibrio y la humanidad su futuro.
Proteger los bosques no es una opción. Es la única manera de asegurar que aún tengamos aire que respirar, agua que beber y un planeta donde vivir.

			
			