Jovani Salazar Ruiz confirmó resguardo inmediato tras intrusión a Salud.
Eric Ordóñez/Ultimátum
Amet Samayoa Arce y Eric Ordóñez, director y subdirector de Diario Ultimátum, entrevistaron a Jovani Salazar Ruiz, director de la Agencia Digital Tecnológica de Chiapas, quien confirmó que personal especializado trasladó y protegió información prioritaria de la Secretaría de Salud después de un incidente de seguridad informática. El funcionario sostuvo que, aunque la intrusión no ocurrió en la infraestructura bajo su control, la Agencia actuó desde la mañana del día posterior para revisar instalaciones ajenas, identificar activos críticos y recibir “lo urgente” en sus propios equipos con el propósito de evitar mayores vulnerabilidades.
Salazar Ruiz explicó que la seguridad pública y la Secretaría de Salud operaron sus propios sistemas, mientras que la Agencia Digital fungió como repositorio interinstitucional de datos y como garante de la protección de la información que resguardó. “Tengo tres mil ataques diarios de manera cibernética”, afirmó, al señalar que los intentos provenían de múltiples orígenes y no necesariamente dirigidos de forma específica; sin embargo, subrayó que el riesgo era permanente y justificó la adopción de medidas de blindaje y monitoreo continuo.
De acuerdo con su relato, la decisión de concentrar los componentes más sensibles en el centro de datos de la Agencia obedeció a una evaluación inmediata que priorizó expedientes y sistemas con impacto operativo. El movimiento de información, comparado por él con un traslado de valores, se realizó para “no permitir” que se ocasionaran daños adicionales. “Hoy es mi responsabilidad”, dijo sobre los respaldos recibidos, y añadió que, si persistían afectaciones en equipos externos, “lo más crítico ya lo tengo”.
El entrevistado indicó que sostuvo comunicación con el gobernador y que se mantuvo una coordinación para fortalecer procedimientos, controles y recursos humanos. “La ciberseguridad no es un juego, no se ve ni se palpa”, dijo; por ello, aseguró que integró especialistas en la materia dentro de la Agencia Digital con el objetivo de elevar el nivel de resguardo de la información de las y los chiapanecos. Mencionó antecedentes públicos de ataques a otras instituciones en el país, como la SEDENA —caso conocido como Guacamaya Leaks— y fiscalías estatales, para dimensionar el contexto global de amenazas.
Sobre el estado de la información evaluada, señaló que el análisis técnico estaba en curso debido al volumen de gigabytes que debían revisarse. Afirmó que, por capacidad de almacenamiento disponible en su “site” y en su “rack”, podía albergar datos adicionales sin comprometer la operación. Detalló que la Agencia alojó páginas de algunos municipios, administró correos institucionales y brindó otros servicios de soporte, con cobros simbólicos o nulos para entidades públicas, mientras se completaban las verificaciones sobre la integridad de archivos y sistemas.
Durante la conversación, el director insistió en que “todos estamos expuestos” a intentos de intrusión, por lo que el papel del Estado consistió en “blindar bien la información”. Enfatizó que la Agencia Digital garantizó seguridad cibernética a aquellas dependencias que hospedaron sus activos con el organismo. El planteamiento, sostuvo, combinó prácticas de resguardo, segmentación de accesos y respuesta temprana, orientadas a reducir la superficie de ataque y a contener incidentes con potencial impacto en servicios públicos.
En materia de divulgación del conocimiento, Salazar Ruiz adelantó que se proyectaron “caravanas de ciencia y conocimiento” para el siguiente año, con actividades itinerantes en ciudades con afluencia turística. Mencionó la instalación de telescopios, un planetario móvil y propuestas de acceso con cuotas simbólicas para sufragar gastos operativos, además de la intención de establecer un convenio con la Secretaría de Pueblos Indígenas para que niñas y niños accedieran gratuitamente a ciertos contenidos de divulgación. Dijo que la indicación del titular del Ejecutivo estatal fue “sacar” el saber tecnológico y científico a colonias y municipios, y que, si no era posible cubrir todo el territorio, la prioridad sería Tuxtla Gutiérrez, sin excluir traslados a otras localidades que solicitaran actividades.
El director abordó también la relación entre seguridad digital, planeación urbana y operación cotidiana de servicios públicos. Sostuvo que la capital chiapaneca requería decisiones informadas por el conocimiento del territorio, debido a su dinámica metropolitana y a la presencia de población flotante. Recordó que el INEGI reportó una cifra inferior al millón de habitantes, pero señaló que la demanda real de servicios se incrementó por trabajadores y estudiantes que se desplazaron diariamente desde municipios cercanos. Bajo ese argumento, planteó que la programación de infraestructura debía considerar magnitudes superiores para agua, drenaje, movilidad, seguridad y atención administrativa.
En la entrevista citó ejemplos de colonias, barrios y fraccionamientos con rezagos o necesidades específicas, entre ellos Patria Nueva, Terán, magisterial y áreas de San Francisco; refirió problemáticas como drenajes colapsados por tuberías de cemento-asbesto, afectaciones a arroyos entubados —como el de San Roque— y la importancia de conocer cauces y microcuencas que desembocaron en el río Sabinal. Explicó que construir sin diagnósticos de suelo o sin reconocer humedades subterráneas generaba obras con baja durabilidad, lo cual, dijo, volvía imprescindible caminar la ciudad, ingresar a secciones entubadas y constatar in situ las condiciones antes de decidir trazos o pavimentaciones.
Salazar Ruiz aludió a diferencias socioespaciales dentro de la capital —por ejemplo, entre Copoya y El Jobo— para argumentar que la prestación de servicios debía organizarse por zonas con continuidad operativa y tiempos de respuesta realistas. Mencionó casos hipotéticos sobre traslados policiales que debían cubrir distancias largas hasta la zona de barandilla, con consumo de combustible y desatención temporal de la colonia de origen. A su juicio, esa realidad exigía esquemas de atención que se aproximaran a lógicas “de delegación”, similares a experiencias metropolitanas del Valle de México, con gestión y recursos dimensionados a la escala barrial y a los polos de crecimiento.
En materia de población de origen indígena, refirió datos de estudios del CONEVAL de 2020 sobre presencia de más de 50 mil personas provenientes de los Altos de Chiapas residiendo en la capital, muchas de ellas dedicadas al comercio con amplios horarios de atención. Según su exposición, ese tejido económico requería “empujones” para competir con cadenas de tiendas, con apoyo tecnológico y formalización. También mencionó historias locales sobre orígenes de barrios, procesos de regularización y crecimiento urbano acelerado, así como la persistencia de calles sin pavimentar en zonas céntricas, a fin de ilustrar que el conocimiento histórico y técnico de la ciudad era determinante para gobernar.
Al ser consultado sobre el calendario político, respondió que su plan hacia 2027 consistía en “seguir caminando Chiapas”, y sostuvo que procuró servir “con honestidad”, frase que repitió al recordar acciones sociales pasadas con colaboradores. Evitó detallar aspiraciones específicas y se concentró en describir trabajo territorial, proyectos científicos itinerantes y el reforzamiento de la ciberseguridad institucional. Cuando se le preguntó por nuevas organizaciones políticas, señaló que valoró positivamente los esfuerzos de grupos ciudadanos que se organizaron y expresó que la confianza pública “se gana con acciones concretas”. Afirmó que, en su opinión, el gobernador “sincroniza sus discursos con sus acciones”, y reiteró que ese tipo de consistencia era un referente para cualquier movimiento o partido.
En el cierre, el director de la Agencia Digital Tecnológica insistió en tres líneas de trabajo: fortalecer la protección de datos en la administración pública, escalar la divulgación científica mediante dispositivos móviles —telescopios, planetario y actividades en territorio— y promover una planificación urbana sustentada en diagnósticos precisos de colonias, servicios e infraestructura crítica. Subrayó que el análisis forense de la información trasladada desde Salud continuó para determinar afectaciones, que la custodia de los segmentos críticos ya residía en sus instalaciones y que los servicios hospedados para municipios y dependencias mantuvieron su operación con esquemas de respaldo. Recalcó que “nada es gratis” en términos operativos, pero que el objetivo no fue mercantilizar los servicios, sino acercar ciencia y tecnología, proteger activos públicos y atender prioridades con administración austera.

