Con hechos, oficio institucional y temple político, Ramírez Guzmán ha confirmado que su nombramiento responde a la lógica de un gobierno que privilegia la estabilidad, la conciliación y el respeto hacia el magisterio federalado.
Panorama Chiapas/Javier Guízar Ovando
A un año de haber iniciado su mandato, el gobernador Dr. Eduardo Ramírez Aguilar ha consolidado un estilo de gobierno marcado por la construcción de puentes, la política de acuerdos y el diálogo permanente como instrumentos centrales de conducción pública. En ese marco, la designación del Mtro. José Alfredo Ramírez Guzmán como titular de la Subsecretaría de Educación Federalizada no fue un movimiento menor, sino una decisión estratégica alineada con la visión del Ejecutivo estatal. Con hechos, oficio institucional y temple político, Ramírez Guzmán ha confirmado que su nombramiento responde a la lógica de un gobierno que privilegia la estabilidad, la conciliación y el respeto hacia el magisterio federalado. Su presencia, lejos de ser decorativa, ha sido determinante para entender por qué la gobernabilidad educativa de Chiapas vive hoy uno de sus periodos más estables en décadas.
En un contexto históricamente complejo como el del magisterio federal, donde la Sección VII del SNTE – CNTE ha protagonizado capítulos fundamentales del movimiento docente a nivel nacional, el liderazgo del gobernador Ramírez Aguilar ha sido clave para encauzar el rumbo. La ruta de diálogo que hoy da frutos comenzó en una mesa de alto nivel celebrada en marzo pasado en la Ciudad de México (CDMX), encabezada por la presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, acompañada por el mandatario chiapaneco y por el secretario de Educación Pública, Mtro. Mario Delgado Carrillo. Aquella reunión no fue un acto meramente protocolario, sino un punto de inflexión que abrió la puerta a un modelo de relación distinto: cercano, transparente y profundamente respetuoso de la identidad histórica del magisterio. Chiapas se reposicionó así como un actor responsable y comprometido con la estabilidad educativa nacional, gracias a la intervención directa del gobernador Ramírez Aguilar.
En ese escenario, el subsecretario Ramírez Guzmán se convirtió en el operador político de confianza del Ejecutivo. Su papel ha sido comprender, atender y traducir las necesidades del magisterio en soluciones concretas. Por instrucciones claras del gobernador, asumió la tarea de corregir rezagos históricos, restituir derechos vulnerados y reconstruir la relación institucional con maestras y maestros. La reincorporación de trabajadores separados injustificadamente, la devolución de cajas de ahorro, la restitución de más de 780 plazas no reconocidas y el restablecimiento de una ruta bilateral de acuerdos no surgieron por inercia: respondieron a una visión precisa del mandatario, quien instruyó devolver dignidad y certidumbre laboral al personal docente. Cada uno de estos actos refrenda el sello de la Nueva Era: justicia, diálogo y resultados.
Los beneficios de esta política no tardaron en reflejarse. Hoy Chiapas vive un periodo de estabilidad educativa sin precedentes recientes. Las escuelas funcionan sin interrupciones, los procesos administrativos avanzan con regularidad y existe un clima de entendimiento que permea toda la estructura docente. Ese ambiente de paz no se explica sin el liderazgo del gobernador Ramírez Aguilar, quien ha demostrado que gobernar implica escuchar, conciliar y reconocer a quienes sostienen la educación pública. Esta estabilidad es consecuencia directa de una estrategia política trazada desde la oficina del Ejecutivo estatal y ejecutada con eficacia por su equipo, particularmente desde la Subsecretaría de Educación Federalizada.
El magisterio lo reconoce: existe un gobierno que escucha y cumple, un gobernador que abraza la política de acuerdos como columna vertebral de su administración y una ruta institucional que privilegia el entendimiento sobre la confrontación. En esta Nueva Era, la educación pública avanza con paso firme porque Chiapas tiene un gobernador que entiende la importancia de la conciliación y porque colocó en posiciones estratégicas a perfiles con experiencia y disciplina política, como el subsecretario Ramírez Guzmán, encargado de convertir esa visión en acciones cotidianas.
A ello se suma el liderazgo académico y político del secretario de Educación, Dr. Roger Mandujano Ayala, un hombre de absoluta confianza del gobernador Ramírez Aguilar. Su conducción, seria y articulada, fortalece la coordinación institucional y garantiza que las decisiones se traduzcan en gobernabilidad educativa. La mancuerna estratégica entre Mandujano Ayala y Ramírez Guzmán es hoy un factor clave para explicar los resultados que registra Chiapas en su agenda educativa.
Finalmente, el sello de esta etapa es claro: política con resultados, diálogo con rumbo y gobernabilidad construida desde la voluntad de un mandatario que decidió que en Chiapas el magisterio es aliado, no adversario. En esa narrativa, el nombre de Alfredo Ramírez Guzmán ocupa un lugar relevante, pero el liderazgo rector es, sin duda, el del gobernador Eduardo Ramírez Aguilar.
Palabra cumplida con el magisterio chiapaneco.
¡Es cuanto, Chiapas!
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