“La humildad intelectual constituye la esencia del verdadero liberalismo”. Fernando Savater
José Antonio Molina Farro/Ultimátum
La implacable persecución a la respetada intelectual mexicana María Amparo Casar Doctora en Ciencia política por la Universidad de Cambridge, y Presidenta de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, por parte de la Fiscal Ernestina Godoy, es un signo ominoso y perverso de persecución y revanchismo, con un tufo de intolerancia hacia quienes se atreven a disentir y decir su verdad. En este caso, después de la publicación de su libro “Los Puntos Sobre las Íes: el legado de un gobierno que robó, mintió y traicionó”. La persecución ha despertado una justa indignación en la comunidad intelectual internacional y nacional no alineada al oficialismo. Disciplinar al que incomoda, investiga y documenta. Es, por decir lo menos, impropio de un gobierno de izquierda progresista, una traición a principios que históricamente defendió como oposición. Tengo para mí que a la presidenta no la han asesorado sobre las terribles consecuencias que esta decisión arbitraria de Ernestina Godoy tendrá sobre su gobierno. Sería una mácula difícil de borrar en el tiempo.
Un poco de historia personal. Lo tengo muy presente, el tema era, es de rabiosa actualidad. Ya siendo AMLO presidente electo en 2018, había sido propuesta para ocupar la Secretaría de Gobernación. Estuvo en Tuxtla Gutiérrez y ofreció dos conferencias. Asistí en mi calidad de Coordinador del Plan de gobierno 2018-2024 de Rutilio Escandón Cadenas. Inicié con una sentencia de Luis Cabrera, “No se puede servir simultáneamente al poder y a la justicia”, Agregué: En este país las fiscalías, teóricamente autónomas, han sido instrumentos de intimidación, advertencia, hostigamiento, persecución y cárcel para los opositores. Me respondió con énfasis que AMLO no utilizaría el poder con criterios facciosos o de pandilla y que ceñiría su actuación como Presidente de la República a lo que mandata la Constitución: “Nada al margen de la ley, nadie por encima de la ley”. Vaya, que alentadora respuesta. A Juárez se le atribuye: “A los amigos justicia y gracia, a los enemigos justicia a secas”. Hoy vemos que fueron patrañas, una mentira repetida mil veces en campaña. Un mensaje a los que se atreven a disentir. A Casar la persiguen en lo civil, lo administrativo y lo penal. Su caso se escenifica, en una democracia funcional el asunto se litiga, habría una discusión técnica, pero como bien apunta Denise Dresser.”Lo absurdo salta a la vista, {a Fiscalía la acusa del delito de “uso ilícito de atribuciones y facultades” una figura típicamente diseñada para castigar a servidores públicos que abusan de su cargo y Casar no era funcionaria de Pemex cuando se otorgó el beneficio. El aparato penal como herramienta para ajustar cuentas con críticos. La justicia operando con dedicatoria, ariete económico para quebrar resistencias. Lo dice Silva Herzog: “ante la intimidación, el insulto y la persecución ella ha respondido con su trabajo. Investigaciones que se defienden solas, pruebas irrebatibles, que se muestran al público. Sus investigaciones fueron cruciales para exhibir los abusos del último régimen priísta. No hubiéramos conocido “la estafa maestra”, los fraudes de Odebrech, los desvíos multimillonarios de Segalmex bajo el gobierno de AMLO., nepotismos, sobreprecios, desvíos y desfalcos, etc. Quieren triturarla, amenazan no solamente su patrimonio sino su libertad”.
Dicho esto, vamos al tema. Las inexorables reglas de la globalización y la regionalización imponen un reto enorme para los mexicanos, en particular para los chiapanecos. El futuro se gana construyendo acuerdos que nos hagan ver hacia delante, forjar nuevos entendimientos y romper con la propensión a la confrontación y la intolerancia que hoy nos consumen. La tarea es apasionante, ardua y compleja. La legitimidad es el combustible político por excelencia y la reforma de las instituciones que frenan el desarrollo es inaplazable.
Lo anterior viene a cuento por un estudio publicado por el Banco Mundial,”De los recursos naturales a la economía del conocimiento”, lo suscriben De Ferranti, Perry, Lederman y Maloney. La conclusión es contundente: los recursos naturales pueden liderar el proceso de desarrollo de largo plazo de un país. Es importante subrayarlo porque representa de unos pocos años a la fecha, un cambio de tuerca en el pensamiento económico dominante y por la relevancia del Banco Mundial como uno de los complejos de poder financiero que determinan la arquitectura de la sociedad global y el destino de millones de seres humanos. Veamos.
Es una utopía de mal gusto pretender que México alcance niveles superiores de desarrollo en las condiciones actuales de globalización, atraso tecnológico, rezagos estructurales y marcadas desigualdades regionales y sociales, orientando prioritariamente inversiones y recursos hacia sectores y mercados muy competidos, de alta intensidad de capital y conocimiento técnico especializado; así también, reducir los esfuerzos a potenciar nuestros escasos recursos financieros a la promoción de textiles y manufactura, tiendas departamentales, restaurantes y distribuidoras automotrices, pues sin negar la importancia de todos ellos como vehículos de movilidad social, individual y grupal, no constituyen sectores clave para salir del subdesarrollo colectivo.
Lo primero que tenemos que considerar es que no hay contradicción entre el aprovechamiento racional de los recursos naturales y la economía del conocimiento. La racionalidad capitalista sí puede ser compatible con el aprovechamiento racional y sustentable de los recursos naturales. El estudio de marras enfatiza en que no se trata tanto de qué producimos sino de cómo producimos. Los autores afirman que los recursos naturales pueden convertirse en “industrias de conocimiento” si somos capaces de complementarlos con nuevas dotaciones de capital humano, instituciones sólidas, infraestructura, conocimiento, redes tecnológicas, sistemas de innovación e incentivos en investigación y desarrollo. Sabemos que los determinantes tradicionales del desarrollo en la teoría clásica son la mano de obra, la tierra, el capital y los recursos naturales. Hoy se consideran como determinantes no tradicionales a la calidad del capital humano, economías de escala, costos de transporte y de comunicaciones, economías de aglomeración, y tratados comerciales con impacto en la especialización regional, entre otros.
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