Por: Crystiam Estrada Sánchez
A los padres de familia les deberían fincar responsabilidades sobre los actos de sus hijos, por lo menos hasta que cumplan la mayoría de edad, pues ya siendo adultos, será su decisión y responsabilidad si toman malas decisiones y asumir las consecuencias de sus actos, pero mientras esa edad les llegue, debe ser responsabilidad de papá y de mamá sus valores, educación personal, cívica y en valores, sus decisiones, pero, sobre todo, su felicidad.
Es lamentable que cada vez hay más parejas y matrimonios que se separan, lo grave de esta situación es que la decisión de separarse está afectando a los niños y niñas, a sus propios hijos e hijas.
Formar una familia y tomar la decisión de tener una es responsabilidad de dos y asi debe ser cuando tomen la decisión de tener hijos, traer niños al mundo implica tolerancia, paciencia, pero sobre todo amor, amor así mismo, a los hijos y a la pareja, pero cuando las cosas se tornan difíciles, nunca, nunca, ni el padre, ni la madre, deberían dejar de pensar en los hijos, ellos, los menores, deben ser la prioridad.
Buenos hijos e hijas si se pueden tener, solo es cosa de que el ejemplo que se les dé sea el mejor, ya que todo, hasta la forma de ser y de tomar decisiones, son aprendidas en el seno del hogar, es ahí donde nace el decir malas palabras, es ahí donde se forjan los buenos hábitos, es ahí donde podemos ganar la batalla los padres y madres de familia, Dios nos ha bendecido a muchos hombres y mujeres con la fortuna de ser padres, formarlos y educarlos es responsabilidad de cada hombre y mujer en el planeta, pero hacerlos felices, es más nuestra meta.
Cortar o acabar una relación de pareja o un matrimonio debe ser afrontado con la misma madurez que requiere el haber dicho si y estar juntos para toda la vida, en esas decisiones no debe intervenir nadie, sin embargo, el tener hijos e hijas felices, esa si debe ser la principal prioridad de los padres de familia. Niños y niñas que amen vivir, disfrutar, ayudar, ser solidarios, empáticos para ayudar a su comunidad y disfrutar su vida. No tiene nada de malo que los padres se separen, lo malo es no preocuparse por ellos y dejarlos solos con sus miedos, angustias, sus fantasmas y sobre todo, sin un padre o una madre que, no pueden estar juntos, pero que si pueden, estar acompañándolos en sus metas, logros, fracasos, en todas sus necesidades.
No traigamos niños y niñas al mundo si no es para hacerlos felices, debemos tomar conciencia de lo que hacemos con ellos, debemos en verdad, si queremos cambiar y cumplir con la misión que Dios nos dio, esa es nuestra misión.
Si eres padre o madre de familia, no permitas que el odio, el coraje, el enojo, lo que sea que sientas por tu pareja, afecte a tus hijos. Los más pequeños, son seres humanos que imitan todo lo que escuchan y hacen los adultos, los más pequeños necesitan del amor, la compañía, el acompañamiento de sus padres, si no se puede juntos, por lo menos a la distancia que, el amor, el buen ejemplo, la compañía y sobre todo los valores universales, sean lo que más reciban de ustedes, sus padres. Podemos formar niños felices, siempre y cuando ustedes sus padres, en verdad, así lo deseen.
Posiblemente no sean los padres responsables de todo lo que hacen sus hijos, pero de cómo son y de cómo actúan, sí.
Gracias a Dios por el trabajo, la familia, los amigos, la salud; gracias a usted estimado lector y lectora por su tiempo de lectura.
P.D. ¿Hay algo tan significativo para ti que incluso podría costar un peso, pero no lo venderías por cantidad alguna?