Porrista de lujo; pero, demasiado caro
Mario Gómez y González/Ultimátum
El porrismo es una actividad en la que los o las participantes (llamado(a)s porristas) animan y apoyan a su equipo o competidor favorito como una forma de aliento. Puede ir desde cantar consignas (porras, propiamente dicho), hasta actividad física intensa. Se puede realizar para motivar a los equipos deportivos o a determinado atleta, para entretener a la audiencia o para competir. La NFL es una de las organizaciones deportivas con mayores ingresos anuales en Estados Unidos, aunque las ganancias de sus porristas, las bellezas del emparrillado, quedan por debajo de los estándares del salario mínimo. Las cheerleaders, como se les llama, se encargan de animar a los atletas y a los aficionados en cada uno de los juegos, para que así puedan ganar cada uno de los juegos de temporada hasta llegar al Super Bowl. A parte de cubrir sólo los partidos, las bellezas de la NFL también asisten a las conferencias de prensa, firma de autógrafos, viajan a promocionar a sus respectivas franquicias a otros países e, incluso, llegan a asistir a las tiendas oficiales de los equipos para trabajar como promotoras de ventas.
Las porristas llegan al estadio tres horas antes de que asistieran los mismos jugadores, ya sea por entrevistas con el equipo o sólo preparación para sus rutinas. Definitivamente no; el gobernador Carlos Manuel Merino Campos, no posee (desgraciadamente), la belleza, los encantos físicos, la sensualidad, el “sex-appeal” ni la exquisitez de las porristas de la NFL o de la NBA; pero eso sí, está mejor pagado que cualquiera de todas ellas juntas (tengan para que aprendan, dijera “ya saben quién”). Vaya, lo puede presumir y creemos que lo hace.
El gobierno tabasqueño de la Cuarta Transformación (4T), dispone de cuantiosos recursos económicos y materiales para eso y para más; no en balde, el mandatario estatal, sale los fines de semana a diferentes partes del país, acompañando al secretario de gobernación (su jefe), Adán Augusto López Hernández, en los diferentes eventos políticos-partidistas, donde promueve su candidatura a la presidencia de México, en el 2024, bajo las siglas de Morena.
Para muchos de la clase política local y miembros de la sociedad tabasqueña pensante (que todavía los hay), la asistencia y aparición en todas las fotos de los eventos de Adán Augusto López Hernández, en diferentes entidades del país, evidencia que Carlos Manuel Merino Campos, todavía no pierde la costumbre de cargarles las maletas al jefe Adán.
Él no puede ni sabe aportar más; por eso el menosprecio y la burla para el pueblo tabasqueño (que no le queda otra que doblar o empinar la cervical y bajarse los pantalones); Carlos Manuel Merino Campos, seguirá siendo el segundo de Adán; su eterno suplente; no le interesa ni Tabasco, ni los tabasqueños, pues tiene claro que no votaron por él; que fue impuesto por el actual “2” del país (su patrón) y de ahí su falta y carencia de compromiso personal e institucional. Evidentemente que en todo esto, Adán Augusto, está más que de acuerdo (y si usted nos hace “manita de puerco”, le diremos que también AMLO, lo aprueba); es partícipe de la burla y el menosprecio por la entidad y su gente; todo ello, de cara a un pueblo tabasqueño apático, amorfo, displicente, valemadrista, indiferente, indolente, dejado, desidioso, impasible, flemático, abandonado, negligente y desganado.
A pesar de que todavía no son los oficiales tiempos electorales, el gobernador de Tabasco, Carlos Manuel Merino Campos, seguirá salamereando q Adán Augusto; continuará desatendiendo sus funciones como mandatario y la solución de los problemas de la entidad; desenfocado por completo de la administración pública estatal y del gobierno “flotante” que encabeza y donde los funcionarios hacen lo que quieren; total, no hay nadie que les llame la atención. Tabasco está a la buena de Dios. * hasta mañana Dios mediante. chayogomezg@hotmail.com